Veintiséis. Final.

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—¿Qué hay ahí afuera? —Amity murmuró, girando ligeramente su cara a Luz.

Habían pasado el día juntas, y justo ahora estaban tiradas sobre sus espaldas, mirando hacia el cielo. Luz había extendido una manta en la esquina del parque para que pudieran ver el atardecer. Que con el tiempo se convirtió en observar las estrellas que lentamente llenaban el cielo.

—¿Afuera? ¿Dónde? —preguntó Luz, sin dejar de mirar al cielo. Amity señaló hacia arriba.

—En el cielo. Tiene que haber más, ¿no? —la chica más alta estudió la cara de Luz una vez más. Encontraba a la chica mayor mucho más interesante que las estrellas.

—Nadie sabe —Luz finalmente se volvió para mirar a Amity, ganando una suave sonrisa de la chica—. Creo que eso es lo que hace que mirar las estrellas sea tan mágico. Hay tantas cosas por ahí de las que no sabemos acerca todavía.

—Da miedo —Amity se acercó más a Luz y apoyó la cabeza en su hombro.

—No —Luz negó con la cabeza—. Estamos a salvo aquí abajo, Mity —ella deslizó un brazo alrededor de los hombros de Amity y devolvió la vista al cielo—. Las estrellas sólo nos recuerdan que no estamos solos.

—Yo no estoy sola —Amity asintió una vez—. Te tengo.

—Me tienes —dijo Luz confirmando, y sonriendo suavemente a Amity.

—Y tú me tienes —Amity sonrió ampliamente y se volvió hacia un lado, apoyándose con el codo para que pudiera estudiar el rostro de Luz—. Tú y yo, ¿no?

—Tú y yo —Luz asintió una vez y guiñó a Amity. La más alta rió y dejó que su cabello cayera suelto sobre su cara.

—Oye, no hagas eso —Luz se rió suavemente y se acercó para meter el cabello de Amity detrás de su oreja—. No escondas tu hermoso rostro.

—¿Soy bonita? —Amity inclinó la cabeza hacia un lado, como si la belleza fuera un concepto extraño para ella. Luz levantó una ceja y se volvió a un lado para verla también.

—Creo que todo el mundo es hermoso —ella comenzó, extendiendo la mano y jugando con un mechón de cabello de Amity alrededor de su dedo—. Pero hay algo en ti que te hace especial —Luz sonrió suavemente—. Especial para mí.

—Estoy feliz aquí —Amity suspiró suavemente, volviendo a recostarse sobre su espalda y mirando hacia el cielo—. Es una nueva sensación, pero sí me gusta.

—¿Una nueva sensación? —Luz se mordió el labio, pensando en los escritos del diario viejo de Amity.

La chica tenía constantemente deseos para tener felicidad, teniendo la esperanza de que algún día en el futuro la pudiera encontrar.

—Sí —Amity asintió, sin dejar de mirar a las estrellas—. Antes de que hubiera... cosas malas. Y malas personas. Era difícil ser feliz —ella miró a Luz y frunció los labios—. Pero aquí está la felicidad, la he encontrado.

La respiración de Luz quedó atrapada en su garganta cuando Amity colocó su mano encima del corazón de Luz.

—Hay felicidad aquí. Contigo —Amity sonrió contenta—. Estoy en mi hogar.

—¿Hogar? —preguntó Luz, resultando difícil formar una frase coherente. Estaba agradecida de que había oscurecido, así la chica de cabellos lila no podría ver el rubor en sus mejillas.

—Sí, hogar —Amity asintió—. Busqué un hogar antes —se sentó y se volteó viendo a Luz—. Pero yo no podía encontrarlo. Porque incluso en los hogares felices hay personas tristes, ¿sabías eso?

Yellow [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora