Veintitrés.

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—Lu.

—Luz.

—¡Noceda!

Luz se despertó sobresaltada cuando la manta fue jalada, lo que hizo que ella que estaba enredada volara fuera de la cama y cayera al suelo con un fuerte ruido. Se quejó, todavía medio dormida, y miró a Hunter y Gus de pie encima de ella.

—Tú tienes la culpa de que te cayeras —Hunter tiró la manta en el suelo—. Hoy es el día, vístete y lleva tu culo abajo para el desayuno.

La chica de ojos marrones esperó hasta que sus compañeros se fueran para desenredarse a sí misma de las mantas, tropezando sobre sus pies.

Hoy era el día. El juicio de Amity. El día en que las cosas podrían llegar a ser 100% más reales.

Diciéndose a sí misma en no pensar en ello, Luz colocó música en sus altavoces para mantener su mente ocupada. Se cambió en unos leggins y una camiseta de una banda, poniéndose su chaqueta de cuero encima ya que la temperatura decrecía. Se miró en el espejo, dándose cuenta de lo agotada que estaba. Coincidía con la forma en que se sentía. Suspirando, se echó agua fría en la cara para tratar de despertar, pero no ayudó mucho.

En el momento en que puso un pie en la cocina, un tazón de cereales se posó en sus manos. Willow le dio una suave sonrisa y apuntó con la cabeza hacia sus otros compañeros en la sala de estar. Luz se sentó en la alfombra ya que el sofá estaba lleno, dándose cuenta de que estaba sentada en el lugar habitual de Amity. Se tragó el nudo en la garganta y miró a sus compañeros.

—¿Nerviosa? —Gus le preguntó. Luz asintió, tomando un bocado de su comida y jugando nerviosamente con un mechón de la alfombra—. No eres la única —el chico de piel oscura respondió, señalando a los otros dos chicos en el sofá y a él mismo—. Ninguno de nosotros sabe qué esperar.

Luz se mordió el labio. Al menos ella no estaba sola en esto. No sabía qué hubiera hecho si hubiera manejado todo esto sola.

—Gracias chicos —susurró, asintiendo con la cabeza una vez—. No sé qué haría sin ustedes.

—Nos metimos en esto juntos, es justo que lo resolvamos juntos —Willow asintió, dando a la chica en el suelo una suave sonrisa. Luz le devolvió el gesto y terminó el resto de su desayuno en silencio. Sin embargo esto fue una mala idea, ya que sólo permitía que sus pensamientos empezarán a correr.

Independientemente de lo que pasará ese día, ella estaría en la misma habitación que Amity. Ella iba a ver su cara, y seguiría tratando de aferrarse a esa simple bendición. Y tal vez, sólo tal vez, ella conseguiría abrazarla. El viaje hasta el tribunal fue en total silencio, aparte de las quejas ocasionales de Hunter sobre el tráfico. Los cuatro chicos estaban extremadamente nerviosos. Luz empezó a morder ansiosamente sus uñas, un hábito que había tenido desde que era una niña.

—Aquí estamos —Hunter exhaló. Aparcando el coche, el  rubio contempló el edificio en frente de ellos y respiró hondo.

Al minuto de que Luz vió el nombre del edificio, se sintió mal del estómago. Esto realmente estaba sucediendo, no era sólo un sueño.

Los otros tres chicos salieron del coche, pero Luz permaneció congelada en su asiento, teniendo toda clase de pensamientos en su mente.

Esto era real.

Se sobresaltó cuando sintió una mano en su hombro, volviéndose y encontrándose con la mano tendida de Hunter para ayudarla a salir del coche. Tragándose el nudo de la garganta, Luz permitió que el chico la llevara fuera del coche para así subir las escaleras de la corte.
Diez minutos más tarde, los cuatro amigos estaban sentados en un banco de madera incómodo, escaneando la habitación nerviosamente. Luz se mordió el labio.

Yellow [Lumity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora