—Sí, mamá —Luz rodó los ojos, mirando a la chica en el asiento del pasajero—. Nosotros acabamos de salir del aeropuerto. Estaremos allí pronto. Ya verás, mamá, te lo dije —Luz se mordió el labio y miró a Amity. La chica en el asiento del pasajero sonrió suavemente—. Está bien mamá, tengo que conducir. Nos vemos pronto.
Luz se rió en voz baja una vez que ella colgó, dejando su teléfono en el portavasos y entrelazando su mano libre con la de Amity.
—Te ves nerviosa —Amity inclinó la cabeza ligeramente, dejando que su cabello suelto cayera por encima del hombro—. ¿Estás nerviosa?
Luz se encogió de hombros y volvió su atención de nuevo a la carretera, siguiendo la ruta familiar a su casa de la infancia.
—Un poco, sí. No tengo ninguna razón de estarlo, de todas formas.
—Va a ser divertido, ¿verdad? —Amity acarició con sus dedos la muñeca de Luz distraídamente.
—Por supuesto —Luz sonrió—. Vas a conocer a mi loca familia —Amity se rió y giró la mano de Luz, trazando círculos en su palma.
Semanas habían pasado desde la absolución de Amity. Las estaciones habían cambiado, dejando una manta ligera de nieve en las calles de Nueva York. En Bonesburgh, sin embargo, era prácticamente la temperatura perfecta. Era cómodo afuera, no importa lo que llevaran puesto.
Después de ser liberada, Amity estaba obligada a iniciar sesiones de terapia de rutina. Al principio, la chica había dudado. Pero con ayuda de Luz, y el tiempo, las visitas quincenales comenzaron a mostrar progreso. Ella nunca estaría de vuelta al 100%. Pero cómo su médico le había dicho, siempre había espacio para mejorar.
Una de las principales preocupaciones de Luz había sido la relación entre ella y Amity. Habló con el terapeuta de Amity directamente, disparando preguntas, una tras otra a la mujer de mediana edad.
Ella había estado saliendo con una lista interminable de términos médicos, pero básicamente explicó a Luz que sí, Amity era capaz de amar. Y una relación estaba bien, siempre y cuando tomaran las cosas a un ritmo lento, y que Amity fuera muy consciente de a dónde iban las cosas.
Amity era consciente. Definitivamente consciente.
Cuando Luz había discutido el futuro con ella, se encontró con una Amity muy animada, hablando y hablando sobre cómo iban a nombrar a sus hijos, y de qué color pintarían su casa. (Amarillo, obviamente).
La idea de pasar el resto de su vida con Amity le causaba mariposas a Luz cada vez que pensaba en ello. Pero ella podía esperar. Cuanta más gente conocía diariamente, más se daba cuenta de lo mucho que necesitaba a Amity. Y ahora, aquí estaban. Semanas más tarde, de la mano en el coche de camino a casa de Luz.
La madre de Luz había invitado a su hija y a "su misteriosa novia" para pasar la Navidad con ellos.
Así que sí, Luz estaba nerviosa. Extremadamente nerviosa.
No tenía idea de cómo sus padres reaccionarían cuando se enteraran de quien en realidad era la misteriosa chica. Porque hasta donde sabían, Luz todavía odiaba a Amity con todo su ser.
—Aquí estamos —Luz sonrió nerviosamente.
Ella apretó la mano de Amity y apuntó con la cabeza hacia la casa en la esquina de la calle. Un grupo de niños pequeños se reunieron en el jardín delantero, pateando una pelota de playa inflable.
—Me gusta —Amity sonrió ampliamente, sentada más derecha para tener una mejor vista de la casa. Luz aparcó el coche y respiró hondo, mirando a Amity.
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Yellow [Lumity]
FanfictionLuz Noceda odiaba a Amity Blight, simple y llanamente. Por supuesto, ¿quién podría culparla? Amity había sido la que leyó los textos privados de Luz frente a toda la cafetería, obligándola a salir del armario. Luz se fue a Nueva York con sus tres m...