Capítulo 1

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Lena

Llevo una semana de locos y mi novio Jack para colmo, este fin de semana no estará en la ciudad, no me ha quedado otra que cancelar la reserva que había realizado para una cabaña.
Llevaba demasiado tiempo esperando a que llegara este día para que después me llame el jueves y me diga que no puede ir, que le ha surgido algo de trabajo y que tiene que salir de viaje ese mismo día por la tarde.  ¿Qué si me parece extraño? Pues un poco, no lo vamos a negar, pero llevamos juntos siete años, no creo que tire por la borda tantos años de relación por una noche loca, yo al menos no lo haría.

Cuando llego a casa veo que la mocosa que se mudó hace dos semanas sigue con sus fiestas, no son ni las seis de la tarde y ya tiene gente en casa, es la típica niña con padres que tienen dinero, y que cansados de ella le han alquilado un apartamento para sus fiestas, porque es llegar el fin de semana y el horror. Todos los viernes y sábados termino llamando a la policía cuando ya son las tantas de la madrugada y la chica no da tregua entre gritos y música.
Compré este apartamento carísimo porque pensaba que quien se lo pudiera permitir sería alguien con dinero o trabajador sin tiempo para fiestas, pero jamás se me ocurrió este giro inesperado de los acontecimientos, que tuviera de vecina a una mocosa de no más de veintidós años que se dedica hacer fiestas viernes y sábado, por suerte el domingo hay paz y eso se agradece.
Veo que me suena el teléfono y es Jack.

—Sí.

—Hola cariño, era para decirte que la reunión ha salido bien, creo que puedo cerrar ese contrato que tanto he querido.

—Que bien Jack—digo contenta—si vienes hoy, mañana podemos ir a esa cabaña y pasar allí lo que queda de fin de semana.

—Lena, no vuelvo hasta el domingo, es cuando he reservado el vuelo, esta noche tendré cena con mi jefe y mañana hemos quedado para comer con ellos y si todo sale bien cerraré el contrato.

—Vale Jack, suerte con todo—digo contenta.

—No te enfades cariño, te lo recompensaré, te lo aseguro.

—Eso espero.

—Te quiero preciosa, voy a darme una ducha y a descansar para después ir a la cena.

—Te quiero Jack.

Esa llamada me ha dejado con una sensación rara, pero será mi humor de esta semana, en la oficina que ha sido un no parar de casos y de aguantar a idiotas, parecía que todos los idiotas de esta ciudad se habían puesto de acuerdo para venir a joderme los días.
Me meto en la bañera y estoy dispuesta a relajarme cuando siento que la mocosa sube la música más de la cuenta y yo solo puedo ponerme las manos en la cara.

Ya empieza mi tortura, pero que he hecho yo para merecer a semejante vecina—digo en voz baja, harta de la situación que últimamente pasa cada fin de semana.
Ya no aguanto ni un día más esta mierda. Me pongo la bata y salgo a la terraza esperando que esté en ella, pero no siento a nadie, solo la música más alta de lo que debería, joder debe de estar sorda, porque no es normal que la música esté a ese volumen.
De repente la música deja de sonar y como una chismosa, salgo corriendo hacia la puerta y veo salir gente de su casa, son dos chicas y se están riendo, no sé qué les hará tanta gracia, la verdad.
Bueno, parece que pasaré por fin un fin de semana tranquila y sin que la niña haga escándalo, las cuatro veces que he llamado a la policía deben de haberle servido para dejar sus fiestas, al menos a altas horas de la noche, eso espero.

El fin de semana pasa mejor de lo esperado, la mocosa no ha dado molestia alguna, salvo que creo que se lío con alguien en la terraza y terminaron entrando porque dejé de escuchar.
De Jack sé que al final vendrá el miércoles, según me dijo tuvieron que modificar el contrato y hacer otras gestiones allí.

Pequeña Moscosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora