Capítulo 2

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Lena

Me besa con desesperación y yo le respondo del mismo modo, desabrocha mis pantalones, mete sus manos por debajo de mi blusa y con una habilidad que me asombra desabrocha mi sujetador y tira de ella soltando unos cuantos botones. No pienso, solo me dejo llevar por el huracán que supone estar con Kara, me besa, me acaricia y mi excitación crece y crece como jamás pensé que lo haría.

Vamos a la cama—me dice y tira de mí arrastrándome con ella.

Me miro y solo me quedan las bragas. Cuando llegamos me da un pequeño empujón y me quedo sentada en los pies de la cama. Ella se coloca justo delante de mí y deja caer la bata dejándome ver lo que esconde debajo, veo con asombro que está completamente desnuda.
Se acerca más y se pone encima de mí.

Si quieres parar, solo tienes que decirlo—me dice.

No respondo, ella se vuelve a acercar y continúa besándome, me dejo llevar por sus besos y sus caricias. Me atrevo casi con miedo a tocarla como ella lo hace, me gusta sentir su piel y ver que con mis caricias ella también termina suspirando y pidiendo más.
Estoy demasiado excitada, o pone fin a esta dulce tortura de caricias y besos o voy a explotar de la excitación. Sigue con el ritual, cuando parece que va a tocar mi clítoris y que voy a llegar al orgasmo que tanto deseo tener, vuelve a subir y hace que me desespere cada vez un poco más.

Por favor, no puedo más Kara—logro decir.

Me da un beso en los labios, después baja dando pequeños besos por mi cuerpo hasta llegar a mi pubis, saca su lengua y lame mis pliegues haciendo que me estremezca. Cuando veo su intención de seguir torturándome, la agarro del pelo y la pego más a mi sexo, saca la lengua de nuevo, la pone encima de mi clítoris haciéndome retorcer de placer, agarra mis caderas y comienza una danza con su lengua que hace que me vuelva loca.
No tardo ni un minuto y llego al orgasmo que hace que ella agarre más fuerte mis caderas mientras yo me retuerzo del placer que me ha producido. Me suelta, sube hacía mí, me mira, me da un tierno beso y veo que intenta rozarse con mi muslo.

Espera—le digo tocando su muslo.

Lena, no tienes que hacer nada que no quieras.

Quiero hacerlo—le digo sentándome en la cama y apoyando la espalda en el cabezal—pero tengo miedo de no saber cómo…

Déjame tu mano.

Me dice esto colocándose nuevamente encima de mí y dejando un espacio entre mis muslos y su sexo, por donde cuelo la mano llegando hasta su mojado e hinchado sexo. Me guía y hace que introduzca dos dedos, ella se mueve haciendo que entre y salga de su vagina.
Sentir el ruido que hace cuando sube y baja no hace más que volver a excitarme, hago que se acerque a mí y la beso, cada vez se mueve más rápido, veo que coloca una de sus manos en su sexo y empieza a tocarse el clítoris mientras sube y baja a un ritmo ya casi frenético. Arqueo los dedos para tocar mejor su interior y escucho como los jadeos son más intensos hasta que llega al clímax.
Apoya la cabeza en mi hombro mientras se recupera y me dice:

Joder, ha sido increíble.

Una vez dice esto se deja caer en la cama con los ojos cerrados. Por un momento no me reconozco y me agarro las piernas, sigo apoyada en el cabezal de la cama, mi cabeza solo puede pensar en Jack y en cómo he llegado a esta situación de estar con una niña en la cama, teniendo el mejor sexo que he llegado a tener hasta el momento.
Tengo miedo de sentir lo que siento, mejor dicho, tengo miedo de lo que me hace sentir Kara, cuando me toca, me besa… Mi cabeza va a mil y lo único que quiero es salir corriendo, me pongo de pie, recojo mis bragas que las veo tiradas por el suelo y me las pongo, cuando estoy a punto de salir por la puerta Kara me dice:

Pequeña Moscosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora