Capítulo 8

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Lena

Cuando me despierto, miro extrañada la habitación, enfoco y es cuando me doy cuenta de que estoy en la cabaña que tiene la madre de Kara en la campo. Salgo de la cama y me dirijo a la ventana, las habitaciones están en una segunda planta, tiene unas vistas espectaculares, sería un lujo vivir aquí si no estuviera tan lejos de la civilización. Pero para venir los fines de semana es ideal.
Kara me ha respetado como ha prometido, cuando llegamos le dije que necesitaba descansar, así que, me enseñó la que sería mi habitación para que dejara mis cosas. Primero comimos y después me acosté a dormir hasta que me despertó por si quería cenar algo, cenamos y volví a la habitación para seguir durmiendo hasta ahora.

Miro el reloj y son las nueve de la mañana. Me meto en el baño y me doy una ducha antes de bajar.
Cuando bajo las escaleras que conducen al salón de la casa, me quedo mirando a mí alrededor impresionada por lo bonito y acogedor que resulta que todo sea de madera.

Buenos días, bella durmiente —me dice con una sonrisa en los labios.

Buenos días.

Veo que tiene un portátil sobre las piernas y lleva puestas unas gafas, Kara lleva gafas. Me quedo mirándola con agrado, las gafas le dan un punto bastante interesante. Mierda tengo que dejar de pensar en Kara de esa forma, recuerda Lena, es solo una niña. Estoy con ese pensamiento cuando veo que Kara está ya a mi lado.

¿Cómo te encuentras hoy? —pregunta acariciando mi cara con su mano.

Estoy de maravilla, este sitio es increíble.

—No tanto como tú—lo dice en voz tan baja que casi no lo percibo, así que hago como si no la hubiera oído.

—¿Qué?

—¿Qué quieres desayunar? —me lo dice dejando un beso en mis labios.

Kara…

—Ha sido un besito de buenos días, nada más—me dice eso con una sonrisa y veo que entra en la cocina, yo la sigo.
Cuando entro veo que agarra la tetera y la pone en el fuego.

—¿Quieres café? ¿o prefieres otra cosa?

—Café con leche calentita estará bien, gracias.

—Marchando un café con leche para la señorita. ¿Tostadas, croissant, magdalenas? —pregunta sacando dos tazas del mueble y señalándome el lugar donde tiene todo lo que me acaba de decir.

—¿Pretendes engordarme? —pregunto poniendo los ojos pequeñitos.

Pretendo que estés bien y a gusto—dice encogiéndose de hombros.
No le digo nada, tengo la cabeza echa un lío y que Kara esté tan cariñosa conmigo ahora mismo no me ayuda en nada.

Jack ha seguido llamándote, dejaste el teléfono ayer en el sala— me indica sirviendo el café en las tazas.

Creo que lo apagaré, no se dará por vencido.

Voy al salón donde dejé el teléfono y veo que también tengo WhatsApp, pero lo más curioso es que tengo un WhatsApp de Kara y solo pone Hola. Entro en la cocina y le señalo el móvil y le pregunto:

—¿Me has mandado un WhatsApp?

He de confesarte algo—me dice—desde que vi que en el móvil, a tu novio, bueno exnovio ahora, lo tenías con su nombre: Jack.

La interrumpo y le digo:

—¿Y cómo quieres que le ponga? ¿Albert? es que a veces eres...

—Lena, normalmente la gente pone cursilerías, y tú tienes su nombre—dice encogiéndose de hombros.

Pequeña Moscosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora