Capítulo 11

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Observaba con detenimiento todo su alrededor, sentado en la silla tras el mostrador. Aunque no era más que una simple tienda de comestibles, se sentía extremadamente a gusto y es que, ver al castaño pasearse de aquí para allá, era una auténtica bendición para sus ojos.

Esa noche apenas había dormido. Pensar que tenía a Jimin a escasos metros, durmiendo en el sofá, lo había tenido en vela casi toda la noche. 

- ¿Cansado? - le pregunto Jimin, con una sonrisa, al pasar por delante y verlo bostezar. Jungkook se encogió de hombros, tapándose la boca.

- Bastante. - le respondió. -  Luego dormiré un poco cuando llegue a casa.

- ¿Ya viene tu amigo a buscarte? - el pelinegro asintió con la cabeza, levantándose de la silla. 

- Debe estar conduciendo. - tras unos segundos de silencio, Jimin se giró, haciendo un leve contacto visual con él. 

- No hace falta que te vayas, eh... - el corazón de Jungkook latió con fuerza al escuchar esa frase, él tampoco quería irse, pero no pretendía ser un estorbo.

- Te lo agradezco, hyung,  pero tú tienes que trabajar y yo... No sé que voy a hacer aún.

- ¿Vas a hablar con tus padres? - el pelinegro se encogió de hombros una vez más. 

- ¿Para qué? Si no van a entrar en razón.

- Pero.. .tienes claro lo que quieres, ¿no?

- Besarte. - pensó Jungkook instintivamente, pero silenció su mente y respondió en voz alta. - Le diré a Jin hyung que me acerque a la universidad, voy a darme de baja.

- ¿Y después? 

- Después... ¡qué sea lo que Dios quiera! - exclamó el pelinegro, y Jimin no pudo evitar soltar  una carcajada.

•••

No dejaría que sus padres, ni Yongsun, ni nadie más, coartase su libertad, y acababa de dar el primer paso para demostrarlo. 

Jin lo había llevado a la universidad, para acompañarlo a solicitar la baja de la carrera y unos documentos que acreditaran todas sus asignaturas aprobadas. No había vuelta atrás, aunque eso significara terminar trabajando en cualquier sitio, para poder ganar su propio dinero y perseguir su sueño. Esa no era la vida que quería, y su familia tendría que aceptarlo, por las buenas o por las malas.

- ¿Qué te parecería que me comprase una guitarra con mis ahorros, hyung? - le preguntó a su amigo mientras se abrochaba el cinturón.

- Me parece bien, Kook, pero también creo que deberías ahorrar, sabes que vienen momentos difíciles. - Jungkook asintió entristecido y se quedó mirando el paisaje por la ventana. Al ver su semblante triste, Jin se sintió enternecido y continuó hablando. - Pero, ahora que lo pienso... no te regalé nada el año pasado por tu cumpleaños y...

- No es verdad, me regalaste una sudadera muy bonita. - lo interrumpió el pelinegro, sin darse cuenta de su verdadera intención.

- ¡Qué no! No te regalé nada. - Jungkook giró la cabeza, confundido, y cuando vió sus ojos abiertos de par en par, mirándolo muy fijamente, no pudo evitar soltar una carcajada.

- Lo siento, hyung, estoy medio dormido.

- ¿Qué has hecho con ese tal Jimin toda la noche para estar tan cansado? - las mejillas del pelinegro se volvieron de un rojo fuego en cuestión de segundos.

- ¡Nada! - al escuchar su grito, fue Jin quien se echó a reír esa vez. 

- ¿Te entró el pánico? - Jungkook no pudo evitar golpear a su hyung en el brazo con el puño cerrado.

Como caído del cielo [JIKOOK/KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora