Capítulo 9

113 21 40
                                    

Caminaron en silencio durante un rato, con el ruido de los coches inundando las calles de Seúl. Jimin sabía que su simple compañía lo hacía sentir mejor, podía notarlo. No sabía qué le pasaba, al bajar de la morada y convertirse en humano, había perdido la capacidad de ver las cosas que le sucedían a su asignado, pero supo que algo no estaba bien cuando sintió el dolor en su pecho.

Estaba charlando tranquilamente con Minji, apenas una hora atrás. Le hablaba sobre Taehyung, el chico de la tienda de informática que había irrumpido, sorpresivamente, en su tienda ese mismo día. Le estaba contando sobre su aura, lo pura que la sentía y lo difícil que era ver eso en un ser humano y, de repente, de un momento a otro y sin previo aviso, lo notó.

Sintió cómo su pecho ardía, la cabeza le daba vueltas y las náuseas se hicieron presentes. Su madre se asustó al verlo así, pues cayó al suelo sin control, cosa que, cuando eran ellos mismos, no sucedía. Jimin sabía que algo no andaba bien con Jungkook, por eso le pidió a Minji que, haciendo uso de sus poderes de arcángel, le indicase donde podía encontrarlo.

Aunque no era su trabajo principal, Minji podía ubicar en tiempo y espacio a cualquier ser de cuya existencia tuviera constancia y hubiera visto, al menos, una vez. Así que dejó que su luz celestial invadiera su cuerpo humano y, en cuestión de segundos, lo visualizó.

Está en la puerta del parque Namsan, date prisa” - le indicó. Y ni siquiera había terminado la frase, cuando Jimin echó a correr escaleras abajo.

No podía permitir que Jungkook perdiera el rumbo. Desde el momento en que lo vio por primera vez, supo que estaba destinado a grandes cosas, que sería una persona amada y exitosa. Sólo tenía que hacer que él se sintiera así.

- ¿Cómo has sabido que estaba aquí? - se atrevió a preguntarle el pelinegro, rompiendo el silencio, tras unos minutos.

- No lo sabía, había salido a dar un paseo. - mintió Jimin, sintiendo sus axilas empapadas, bajo su chaqueta, por la carrera que se había pegado. No le gustaba mentirle, pero, ¿qué más podía hacer? Si Jungkook se enteraba de quién era realmente, ambos tendrían consecuencias fatales. - ¿Qué hacías tú tan lejos de casa?

- He discutido con mi familia. - le respondió Jungkook, en un susurro. Caminaba cabizbajo con las manos en los bolsillos del pantalón.

- ¿Tienes frío? - el pelinegro asintió con la cabeza. - ¿Quieres que vayamos a algún sitio a comer y charlamos?

- Vale, ¿te apetece Lotteria? - Jimin se quedó en silencio unos segundos, conocía la cadena de restaurantes, pero, evidentemente, no había pisado uno jamás.

- ¡Claro!

•••

La comida rápida era lo más desagradable y a la vez delicioso que había probado en el tiempo que llevaba en la tierra. Con tan solo el primer mordisco, sus pupilas se dilataron, sorprendido por la mezcla de sabores, y, aunque trató de disimular lo mejor posible, Jungkook se dió cuenta de que algo sucedía.

- ¿Hace mucho que no comías aquí? - le preguntó, con curiosidad, al ver su cara de fascinación. Jimin asintió con la cabeza y se limpió los restos de kétchup de la comisura del labio.

- Sí… - le respondió avergonzado. Cada vez que le preguntaba algo sobre su vida y tenía que mentirle, se sentía peor. Pero, con un poco de suerte, no tardaría demasiado en cumplir su tarea, volvería a su morada y Jungkook se olvidaría de que él, una vez, estuvo en su vida.

- Yo suelo venir con Hoseok y Jin algunos fines de semana… - le comentó el chico, con la boca rebosando hamburguesa y pepinillos. - Podrías venirte algún día si quieres. ¿Tienes amigos aquí?

Como caído del cielo [JIKOOK/KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora