Capítulo 32

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- ¿De qué está hablando? - le preguntó, asustado. 

- Puedes confiar en mí, Jimin. - le respondió ella, acercándose a él, tratando de tranquilizarlo. Pero el rubio se alejó más.

- No se acerque, señora, no sé quien es.

- Sí lo sabes, Jimin, solo no lo recuerdas, déjame contártelo. - insistió ella con desesperación. - Sé que estás confundido, que no sabes quien eres, ni de donde vienes, pero yo puedo explicártelo, yo puedo mostrártelo, venimos del mismo lugar. - el corazón del muchacho latía con fuerza, nervioso y preocupado por lo que estaba sucediendo. ¿Y si esa mujer estaba loca?  ¿Y si estaba obsesionada con él?

- Déjeme en paz, por favor, o llamaré a la policia. - los ojos de Minji se abrieron asustados al escuchar esas palabras.

- Sólo quiero ayudarte, por favor. No tengo tiempo. - Jimin negó con la cabeza y, asustado, echó a correr.

Llegó a casa sudando, con el corazón a mil por hora y confundido. Gureum, como siempre, salió corriendo en su búsqueda en cuanto lo oyó entrar y Jimin al verlo, lo levantó en brazos para achucharlo con fuerza.

- Te he echado tanto de menos, mi pequeña nube. - le dijo, besuqueando toda su cara. Luego lo volvió a dejar en el suelo y se dirigió a su habitación para quitarse la ropa sudada que llevaba desde la noche anterior.

Se metió en la ducha, abrió el grifo y esa vez, sin música, dejó que el agua se llevara todos los sentimientos negativos. 

Pero no iba a ser tan fácil, la voz de esa mujer se había metido en su cabeza y podía oirla cada vez que cerraba los ojos. 

"Sé quien eres y de donde vienes" le repetía una y otra vez. Y, aunque Jimin pensó desde el primer momento que estaba zumbada, comenzaba a cuestionarse algunas cosas.

¿Cómo sabía de sus dudas y sus temores? ¿Cómo era consciente de que no sabía de donde venía? Y su cara... ¿por qué su cara le resultaba tan familiar? Quizás la conocía... Quizás le estaba diciendo la verdad.

Recuerdos que no sabía si eran ciertos aparecían en su mente. Veía a esa mujer haciéndole el desayuno, veía su sonrisa, veía una tienda de comestibles. ¿Qué estaba pasando? ¿Lo había drogado? ¿Se estaba volviendo loco de verdad? 

El sonido del teléfono lo hizo volver a la realidad. Se enjuagó rápido el jabón del cuerpo y salió de la ducha. 

Cogió el móvil, aún con las manos mojadas, y vio el nombre de Hyejin en la pantalla.

- Lo que me faltaba... - susurró, justo antes de descolgar la llamada.

- ¿Jimin? ¿Estás bien? - le preguntó ella en el momento en que la conexión se estableció.

- Hola, Hye. - la saludó el, tratando de fingir normalidad. - Me estaba duchando.

- ¿Estás bien? ¿Va todo bien? Te has ido sin decir nada. Cuando me he levantado y no te he visto, me he preocupado.

- Eh... Sí, estoy bien. - mintió Jimin. - Es solo que me he agobiado un poco...

- ¿Agobiado? ¿Por qué? - el rubio tragó saliva.

- Hyejin, eres preciosa y te juro que me lo paso genial contigo, pero... - la risa de la pelinegra cortó su frase. - ¿De qué te ries?

- ¿Piensas que ha pasado algo entre nosotros? ¿Por eso te has ido corriendo? 

- Bueno, estabamos los dos en tu cama y...

- ¡Vivo en un apartamento de veinte metros cuadrados, Jimin! ¡No hay más camas! - le respondió ella entre carcajadas. - Además somos amigos y sabes que yo...

Como caído del cielo [JIKOOK/KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora