Capítulo 37

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Le daba vueltas una y otra vez a la historia que Minji le había contado. Aunque de primeras le había parecido una locura, todo lo que ella le había explicado tenía sentido y concordaba con las cosas que soñaba y con los recuerdos que, de vez en cuando, brotaban de su mente.

Pero había algo que no llegaba a entender...

- ¿Por qué te han desterrado a ti? - le preguntó, con una mezcla de enfado y curiosidad.

- Porque te he ayudado. Yo también he roto las reglas y por tanto, debo vivir como una humana el resto de mi vida. - le explicó ella con normalidad.

- Pero... ¡Eso no tiene sentido! ¿Cómo puede Dios ser tan cruel? - Minji sonrió sutilmente.

- Las cosas no son blancas o negras, Jimin, todo en la vida tiene matices y que tú no los conozcas no significa que no existan.

- ¿Quieres decir que hay más motivos por los que estás aquí? - la rubia se encogió de hombros.

- El creador decidió no alterar mi memoria.

- Y... ¿Por qué haría eso? - preguntó él, confundido.

- No creo que tuviera intención de dejarnos aquí desamparados. Ahora... Podríamos cuidar uno del otro.

- ¿Cómo una familia real? - la mujer asintió con timidez.

- He fingido ser tu madre durante un tiempo, y, en el Viento del Este, el lugar del que procedemos, siempre me he encargado de cuidarte.

- Nunca podremos volver a ese lugar, ¿verdad? - Minji agachó la cabeza y negó con tristeza.

- No... Me temo que eso ya no es posible. - en un ataque de empatía y compasión, Jimin se levantó del sillón y se acercó a ella.

- Siento mucho que hayas vivido esto por mi culpa, que te hayas sacrificado por mí. - la rubia sonrió, mirándolo a los ojos, y negó de nuevo con la cabeza.

- Lo hice porque quise, Jimin, porque te quiero. - el muchacho, conmovido por sus palabras, la abrazó con timidez.

- ¿Podrías contarme más sobre el Viento del Este? - Minji sonrió con más amplitud y asintió con la cabeza.

- Es un lugar precioso, el sol brilla siempre con fuerza y las luces de todos los ángeles juntas son espectaculares. Nuestras moradas, nuestros hogares, están formados de nubes y vosotros, los ángeles guardianes, podéis seguir los pasos de vuestros asignados solo mirando hacia abajo.

- ¿En serio? - preguntó incrédulo, haciendo reír a Minji.

- Nosotros, los arcángeles, podemos seguir a cualquier persona a la que hayamos conocido y visto por nosotros mismos al menos una vez.

- Así que... Sois seres superiores. - la rubia sonrió avergonzada.

- Bueno, algo así... Pero al final todos existimos con el mismo objetivo, todos ayudamos al creador con las diferentes facetas del mundo.

- ¿Cómo era yo antes?

- Eras el ángel con más luz de todo el Viento, todo el mundo se sorprendió cuando llegó tu creación. normalmente los ángeles no desprenden tanta luz durante sus primeros meses de existencia.

- Y... ¿Por qué yo sí? - Minji se encogió de hombros.

- A veces pasa, esos ángeles terminan siendo muy especiales, superando grandes retos o consiguiendo increíbles logros.

- Pero yo... Yo no he hecho nada de eso.

- Bueno... Te enamoraste como un humano, decidiste convertirte en uno y lo conseguiste.

Como caído del cielo [JIKOOK/KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora