CAPÍTULO 3

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La gota que derramó el vaso...

—Hola, Molly... Acabo de aterrizar. ¿Puedes decirme en qué hospital están? Quiero decir si es la misma clínica donde...
—Camila... —La voz, por otro lado, solo susurró—... Clara ya no está —dijo Molly haciendo que los pies de Camila se detuvieran.

Todos en casa estaban en shock. Nadie podía comprender la realidad. Clara era una buena vecina y tenía muchos amigos.
Camila no se apartó del lado de Taylor hasta que su novio Jeff vino a rescatarla. Todo el mundo buscaba a Lauren, pero no aparecía por ninguna parte. Y, cada vez que alguien la miraba solo tenía una cosa que preguntar.
—¿Camila? ¿Dónde está Laure? —Preguntó esta vez Gloria, la amiga de Camila, y esta tragó saliva.
—Yo... realmente no lo sé... —Y, antes de que pudiera decir más, Taylor salió de su habitación.
—¿Qué quieres decir con que no lo sabes? Por qué no vino contigo cuando supo que ella no estaba bien —El cuerpo de Clara seguía en el ataúd y Camila no quería que nadie oyera la verdad, y solo podía susurrar.
—Ella... ella estará aquí en cualquier momento —Por supuesto, Camila lo sabía. Ya había llamado a George para comunicarle la noticia.
Taylor la miró con decepción. Y, Camila sabía que era porque a sus ojos, Lauren y ella seguían siendo algo. Con los hombros pesados, Camila se dio la vuelta solo para notar que un coche Porsche se detenía frente a su casa. Lauren se bajó con el pelo revuelto y corrió hacia su casa. La miró, pero fue como si mirara a través de ella antes de que sus ojos localizaran a la gente reunida en el salón.
Taylor también se dio cuenta rápidamente y corrió a abrazarla. Lauren abrazó a su hermana mientras Camila se mordía el labio con fuerza.
Siempre había visto a estas dos como su familia. Y, ahora, cuando más quería abrazarlas, ella no sabía dónde estaba parada. Y, antes de que pudiera romper demasiado en los sollozos, encontró la mano de alguien en su hombro.
Girando a su derecha encontró a su madre y en un abrir y cerrar de ojos, ella la abrazó con fuerza.
—¡Mamá! —Ella gimió llorando.
Por supuesto, únicamente podía imaginar el dolor de las hermanas. Si se trataba de su propia madre, no quería ni suponerlo. Pero eso no significaba que no estuviera triste por la muerte de Clara. Ella solía llamarla todos los días, y esa misma mujer era la que le daba los secretos para ganar el corazón de Lauren.

—Todo va a estar bien, cariño. Todo irá bien... —La madre de Camila, Sinuhe, le susurró al oído y ella se preguntó si sabría la confusión por la que estaba pasando, porque no había manera de que pudiera decir con su propia boca a nadie, que Lauren y ella ya no eran nada.
Por la noche, el ataúd de Clara fue bajado a tierra y todo lo que Camila podía recordar, era su cara de felicidad. O cómo llamaba a ella la mejor parte de su familia.
Todo el mundo comenzó a dispersarse poco después de que el pastor se fuera dejando a Lauren, Taylor, Camila y algunos de sus amigos cercanos.
—¿Camila? —ella miró a su izquierda para ver a su madre—. Creo que deberías ir con Lauren... —Y, antes de que su madre pudiera decir algo más, sollozó.
—Contrólate, Camila. Te necesitan —Oyó decir a su madre y no pudo evitar abrazarla con fuerza mientras escuchó como el novio de Taylor se apresuró a decir.
—Vamos, Taylor... sé fuerte... puedes hacerlo.
—No puedo... no puedo... —Taylor sollozó mientras se levantaba y Lauren se apresuró a abrazarla con fuerza.
Todos empezaron a marcharse dado que ahora la oscuridad era inminente y era demasiado tarde.
Sinuhe se dirigió a su coche con Camila y le abrió la puerta del pasajero, pero en el momento en que se acomodó tras el volante se puso en marcha.
—Camila, sé que estabas cerca de Clara. Pero Lauren te necesita, cariño. No puedo ir a buscarte. ¿Qué estás haciendo? La familia te necesita. Y parece que no eres parte de ellos ahora...
—Lo sé, mamá... lo sé... —Su voz se quebró y eso hizo que Sinuhe la sujetara del brazo.
—Ven aquí... —Sinuhe la abrazó más cerca y le susurró—. Lo siento cariño, sé que ustedes eran muy unidas... Nadie puede estar preparado para ello. Pero... si Clara estuviera aquí, se sentiría muy triste de verte en esta condición. ¿Camila? —Su madre estaba sorprendida. Normalmente, nunca tenía que animar a Camila.
Ella siempre fue una cabeza fuerte y veía lo positivo en los momentos más oscuros.
Por la noche, Sinuhe le dio unas pastillas para hacerla dormir, porque esta era la primera vez que a Sinuhe se le estaba dificultando para tratar con Camila.
La mujer cruzó la calle hasta la casa de Lauren y preparó la cena para Taylor y su novio. Una de las otras amigas comunes de Sinuhe y Clara, Sandra, también se alojaba en su casa en ese momento.

El regreso de mi ex (camren gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora