CAPÍTULO 43

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Cuatro meses después...

—¿Acaso no sabes lo tenso que fue nuestro último encuentro? Realmente espero que todo vaya bien... —Camila dijo mientras Lauren estaba ocupada buscando su camisa y respondió con bastante despreocupación.
—Te estás preocupando innecesariamente. Ya estamos viviendo juntas y no hay nada que ella pueda hacer al respecto.
—No la hagas sonar como si no fuera importante, cuando ambas sabemos que es una parte permanente para ti... —Camila intentó decirle, pero Lauren se apresuró a cortar.
—Estamos hablando de Taylor, Camila... y, ¿cuándo fue la última vez que la encontraste actuando de forma poco razonable...? —Pero entonces, mirando la postura tensa de Camila mientras se arreglaba el pelo se acercó a ella—... Primero, no me importa lo que ella piense. Ella puede pensar en lo que quiera. Pero ella tiene que aceptarnos...
—Ella nunca se ha puesto en contacto contigo después de saber que hemos vuelto a estar juntas. Y...
—Y, ya te he dicho que en estos últimos años ella siempre te consideró una pareja perfecta para mí... —Camila le pasó una mirada con el lápiz de labios en la mano izquierda.
—Pero las cosas han cambiado ahora. Soy madre soltera... y, si estuviera tan dispuesta a aceptar nuestra relación, habría hablado conmigo... o contigo...
—Bueno, la he llamado y ha aceptado venir a la cena. Esto demuestra que ella está llegando a aceptar nuestro acuerdo. Ella tiene que hacerlo...
Lauren se había mudado a su apartamento hacía unas semanas y Camila había empezado a caminar con la ayuda de muletas también. Originalmente, habían planeado invitar a Sinuhe para sorprenderla y celebrar el hito de Camila en su terapia, pero luego se decidió invitar también a Taylor y a su marido.
Camila bajó utilizando un ascensor interno en el ático y empezó a comprobar si todo estaba ya arreglado. Recordando lo mucho que le gustaban las rosas a Taylor, le pidió a la asistente que le trajera un pequeño jarrón para las rosas.
—Si hubiera sabido que ibas a ser tan consciente, no la habría invitado —Lauren apareció por su espalda y ella se sobresaltó.
—Ya sabes cómo me comporté con ella... y, además, ni siquiera te mencionó ese incidente. Tiene todo el derecho a creer que no soy un buen partido para ti...
—¿Y qué vas a hacer? ¿Dejarme? —Lauren dijo encogiéndose de hombros.
—Por supuesto que no, pero quería compensarla...
—Y, Taylor también debería entender tu punto de vista. Tenías razón al no preocuparte por mí cuando te estaba dando todos los motivos... y, no me dijo nada de tu insensible regreso porque no quería que me fijara más en ti...
—Dios... —Camila susurró.
El monitor de bebé en la mesa lateral arrulló con los gemidos de Jack y ambas suspiraron al mismo tiempo solo para sonreír tomando nota de su reacción.
—Es mi turno, voy a ir a ver —Lauren se ofreció, pero Camila se apresuró a detenerla.
—Eso no va a pasar. Van a estar aquí en cualquier momento y de ninguna manera voy a atender a Taylor sin ti...
—Ella te quiere. Ahora estás exagerando —Lauren estaba al final ahora.
—Tal vez sea mi culpa la que habla, pero ayúdame... ¿O por qué debo quedarme contigo? —Lauren levantó las cejas y pareció dolida, pero Camila negó con la cabeza riéndose y subió al ascensor.
Taylor fue la primera en hacer acto de presencia y fue su yo normal. Lauren sabía que Camila se estaba preocupando innecesariamente.
—¿Cómo te va? —preguntó Taylor apartándose y Lauren sonrió.
—Bien...
—¿Estás contenta ahora? —Esta vez Taylor preguntó en un tono más bien cortante.
—Sí... —Lauren tuvo que cortar su interacción y compartió un abrazo con Jeff. Aunque pudo notar los ojos de Taylor sobre ella—. ¿Cómo están los niños? —Preguntó Lauren a la pareja, pero Taylor se apresuró a poner los ojos en blanco.
—Podrías haber venido a pasar por aquí de vez en cuando —replicó Taylor, pero Jeff se apresuró a intervenir.
—Hablamos de ello, Taylor... —Ahora Lauren podía ver de qué hablaban de Camila.
—También se lo he dicho yo... Estoy contenta y ¿qué difícil puede ser llevarse bien con Camila ahora? Siempre la habías conocido —Lauren tenía que venir de frente. Camila podría bajar en cualquier momento y no tenía tiempo que perder.
—No quiero hablar de ello. Únicamente sé una cosa y es que te mereces todo lo que deseas... —Pero entonces Taylor pareció pasar un mal rato antes de pronunciar—. Incluso si eso significa que quieres quedarte con Camila...
—Oye pequeño... —Todos escucharon la voz de Camila en el monitor del bebé y Taylor se adelantó para apagar el monitor del bebé antes de mirar a Lauren.
—Y, este bebé. El mismo bebé que se suponía que ibas a adoptar. ¿Lo sabe ella? —No y no... no hablamos de ello, Taylor...
—Genial... —dijo Taylor mirando a Jeff como pidiéndole que la apoyara.
—Esto realmente no es bueno Lauren. Creo que ha pasado bastante tiempo desde el accidente. Por qué no se lo dices a Camila antes de que se entere por otra persona...
—¿Podrían dejar de hablar ya, por favor? Ella puede estar aquí en cualquier momento y ustedes no deben meterse en nuestros asuntos... es algo personal para mí... —Taylor jadeó con frustración y Jeff añadió:
—¿Y si te deja después de saber la verdad? Trata de entendernos, Lauren... —Pero antes de que pudiera decir más, Taylor le cortó.
—Si puede superar que su marido la haya dejado y su discapacidad... estoy segura de que también podrá soportar esta noticia.
—Es diferente, Taylor. Tú misma eres madre —Lauren sabía a estas alturas que no se los podía convencer.
—Habría perdido la cabeza sabiendo que Jeff me ocultó algo así. ¿No crees que le arrebataste su derecho a llorar la pérdida de su hijo?
—No lo hice... ya te dije que fue Camila quien pensó que era su hijo. No podíamos tener el corazón para...
—Sí, sí, sí... Mathew me lo dijo, pero no está hecho —Taylor le cortó, pero su momento se vio perturbado por el tintineo del ascensor y Lauren los dejó para dirigirse a Camila.
Camila pudo notar la tensión en su postura, pero se apresuró a esbozar una sonrisa antes de pedirle la mano.
—¿Está aquí? —Preguntó Camila y Lauren consiguió aumentar su sonrisa.
—Sí...
Camila parecía un poco nerviosa; sin embargo, Lauren se apresuró a decirle:
—No te preocupes... todo está bien —Le dijo, pero en el momento en que miró a su hermana se apresuró a echarle la mirada.
Taylor ignoró su mirada y se apresuró a mirar a Jeff que también pareció sorprenderse y se acercó a ponerse al lado de su mujer que volvió a mirar fijamente a Camila.
—¿Puedes caminar?
—Sí... ya casi... —Camila le dijo y se adelantó para compartir un abrazo con Taylor—... Gracias por venir.
Taylor se apartó y notó que no le quedaban marcas ni moretones en la cara. Incluso había empezado a ganar su peso normal también.
—Es bueno ver que te va bien, Camila.
—Gracias... —Taylor se adelantó para compartir un abrazo con Jeff—. Gracias por venir, Jeff.
Jeff se apresuró a regalarle una sonrisa, pero Camila volvió a centrarse en Taylor. —He oído que has venido a hacer una visita. Gracias, Taylor. Significa mucho.
—No es nada. He venido porque no podía mantenerme al margen. No todo el mundo es un corazón de piedra como tú, debo decir...
—Taylor... —Lauren y Jeff dijeron al unísono, pero Camila mantuvo su sonrisa imperturbable mientras explicaba.
—Sé que fui un poco...
—Ya sabes lo que hice, Taylor. Me lo he buscado —intervino Lauren.
—Pero todo está en el pasado y todos somos adultos aquí. Queremos a Lauren y, a decir verdad, también te queremos a ti, Camila. Es que... Lauren siempre será un poco más para ella y realmente no podemos hacer nada al respecto. Eso debería advertirlo —Camila sonrió ante Jeff y se apresuró a decir.
—Lo entiendo perfectamente. Sé lo que es estar pendiente de tu gente. Taylor, no era mi intención... —Taylor se apresuró a abrazarla de nuevo antes de decir:
—Te reto a dejar a mi hermana. Pase lo que pase, Camila. No puedes dejarla. Lo juro...
—Oye, oye, oye... ¿Estás olvidando que yo no hago eso? Puedes estar tranquila, Taylor — Y, Taylor sabía que tenía razón. En sus dos relaciones, Camila nunca era la que se alejaba.
Todavía estaban hablando cuando Sinuhe entró.
—Espero no haber llegado tarde... no, ¿qué? ¿Por qué no me lo dijiste? —Camila sonrió, pero Taylor ya tenía lágrimas en los ojos.
—¡Oh Dios...! Yo... sabía que lo harías, Camila... —Gracias, mamá...
—No, gracias a Lauren... muchas gracias, Lauren. No creo que pueda pagarte nunca —Lauren se acercó a Sinuhe y se apresuró a aceptar su abrazo.
—Vamos, Sinuhe... —Lauren miró fijamente a Camila y le guiñó un ojo.
Dos criadas les sirvieron los aperitivos bajo la dirección del mayordomo. Lauren tenía la mano derecha de Camila en su mano y se negó a tener la silla en el lado de la cabeza para sentarse junto a ella.
Dos años atrás, si alguien le hubiera dicho que se sentaría con Camila sin preocuparse por su trabajo o su futuro, se habría reído, pero ahora, cuando estaba rozando el dorso de su mano, sabía que lo tenía todo en este momento. Había muchas cosas que quería hacer con ella. Quería viajar, bailar con ella e ir de excursión.
Quería hacer todo lo que siempre había soñado, pero incluso sin ejecutar nada de eso, sabía que por fin estaba satisfecha. Lo único que quería era ser la persona en la que Camila pudiera confiar sin importar lo que pasara.
Su mayordomo sirvió a los invitados uno de sus caros vinos y Sinuhe no tardó en quejarse. —Habría comprado un regalo mejor si supiera lo que estábamos celebrando...
—Tu presencia aquí es todo lo que queremos, Sinuhe —Lauren sonrió, pero Sinuhe negó con la cabeza antes de decirles.
—Definitivamente, queda pendiente, Lauren.
—Pero ¿qué le has comprado, Lauren? Quiero decir que nunca vendrías sin ningún regalo. ¿Verdad? —preguntó Jeff y Camila sonrió mirándola.
—Fue la parte de todo el viaje. Creo que yo debería darle algún regalo —Añadió Camila y Sinuhe no pudo evitar asombrarse. Su hija no solo caminaba, sino que también parecía tener una relación estable.
—Es verdad... he comprado algo para ti... —Dijo Lauren, pero luego, ignorando las miradas de todos, se levantó y comenzó a servir el vino para Sinuhe.
—Estamos esperando, Lauren... —Taylor fue la primera en quejarse y Lauren pidió a su mayordomo:
—Está en mi armario... tráelo aquí...
Taylor miró a Camila y esta se encogió de hombros.
—Realmente no sé de qué está hablando...
—Estoy segura de que son joyas... o algo que tiene que ver con diamantes —Comentó Jeff haciendo que Sinuhe susurrara:
—Seguro que es un reloj de pulsera... ya sabes algo que le haga recordar buenos momentos...
—O algo que le muestre a Camila lo importante que se ha convertido... algún tipo de activo —vino de nuevo Jeff, pero Taylor sonrió ante esto.
—No es ningún activo, lo que puedo decir... Va a ser algo no tan caro... me refiero a algo que valore más su química... ¿O le va a proponer matrimonio? El vino caro, chicos. Por qué él...
—No hables como si nunca te tratara con vino caro, Taylor. Quiero decir que hubiera querido agasajar a mi familia con un buen vino de todos modos...
—Le va a proponer matrimonio... —Taylor parecía segura y Lauren negó con la cabeza.
—Gracias... pero me aseguraré de que no formes parte del plan cuando lo haga —Camila intentó sonreír, pero no sabía cómo actuar.
Todavía estaba casada con otra persona. Se lo había comentado a Sinuhe, pero siempre parecía estar ocupada. No pasaba un solo día sin que se lo mencionara a Lauren, pero Lauren también quería que ella se centrara en su terapia.
A veces sentía que había algo en marcha, pero no podía señalarlo. Entonces pediría el divorcio por su cuenta, cuando se mejorara del todo, era la única opción que le quedaba.
—Vamos, todo lo que tienes que hacer es entrar en confianza. Solo entonces podrás planear algo con tranquilidad... —Le advirtió Taylor, pero Lauren se apresuró a sonreír.
—O puedo llevar a Camila a algún sitio sin invitar a ninguno de ustedes...
—Eso no sería nada agradable, Lauren —añadió Sinuhe, pero antes de que Lauren pudiera replicar, el mayordomo volvió con una caja rectangular de pequeño tamaño que estaba envuelta en papel verde.
—Te he dicho que va a ser un reloj de pulsera —Sinuhe levantó su copa, pero Camila miró a Lauren negando con la cabeza.
—La verdad es que no sé por qué lo he mencionado delante de ellos... —respondió Lauren y Camila no pudo evitar reírse.
—Vamos, ábrelo ya —susurró Jeff.
Camila lo desenvolvió y abrió la caja para encontrar un precioso clip de lazo rosa. —Es precioso —Camila sonrió y Jeff se apresuró a añadir:
—Estaba cerca... y, parece que tiene diamantes...
—Uh, uh, uh, recuerda que Camila solía usar estos en su escuela secundaria. Era como su firma —Taylor se inclinó en su silla y le preguntó a Judith.
—Sí... es tan hermoso, Camila —agregó Sinuhe.
—Me encantó, Lauren... no había tenido uno en mucho tiempo —Camila miró a Lauren, pero aún se preguntaba ¿por qué un clip?
—¿Puedo? —Preguntó Lauren y se inclinó para ponérselo en el pelo. —¿Cómo se ve? —preguntó Camila en un susurro y Lauren sonrió.
—Como si estuviera hecho para ti, Camila —ella sonrió cogiéndole la mano de nuevo antes de mostrársela a Sinuhe.
Más tarde se sentaron en la sala de estar y rememoraron sus recuerdos de la infancia. Sinuhe habló de sus planes de volver a su ciudad.
Taylor le preguntó a Lauren sobre sus planes de volver a su oficina, pero ella seguía siendo positiva respecto a su jubilación. Era más de medianoche cuando se despidieron de sus invitados y Camila susurró.
—Ha sido una noche tan divertida... —Lauren pareció perderse en ella antes de susurrar. —Sí, algo así...
—¿Qué quieres decir? —preguntó Camila.
—¿Realmente te gustó?
—Sí, pero ¿cuándo compraste este clip...? Quiero decir que estuviste conmigo todo el tiempo... —Pero Camila se interrumpió como si entendiera—... Realmente no sé por qué no puedes dormir... Si tengo que seguir solo durmiendo cuatro horas en las noches, voy a estar agotada en poco tiempo...
—¿Qué puedo decir? Soy un poco distraída por la noche —Lauren solo tenía la camisa puesta que también tenía los botones superiores desabrochados. Podía sentir el alcohol en su sistema y por eso quería retirarse con Camila ahora.
—Pero vamos... ¿De qué sirve la jubilación si no puedes tener un largo sueño sin preocupaciones? —preguntó Camila mientras ambas entraban en el ascensor.
—¿Es divertido...? —preguntó Lauren y Camila asintió emocionada.
—Mucho... —Lauren se inclinó para besarla y ella la abrazó con todo lo que tenía.
De camino a su dormitorio, se detuvieron en la habitación de Jack y Camila no pudo evitar decir.
—Está creciendo muy rápido...
—Humm... —Lauren le pasó el brazo por los hombros y estuvo de acuerdo. Ella sonrió juguetonamente mirándola y Lauren se apresuró a levantarla.
—Bájame... el doctor dijo que debía caminar más...
—Hoy has caminado mucho. Deja que me ocupe un poco de mi mujer —Camila trató de resistir su risa para no despertar a Jack mientras Lauren se dirigía a su dormitorio principal.
Después de colocarla en la cama empezó a sacar su camisa. Pero antes de que pudiera empezar con sus pantalones sonó su teléfono.
—Déjame ver... —Camila se quedó en blanco, pero Lauren se apresuró a correr hacia su teléfono.
—¿Qué? —ella le pasó una mirada mientras Lauren la miraba.
—Tendré que contestar —dijo Lauren antes de dirigirse al balcón.
Lauren se quedó mirando la pantalla durante unos segundos antes de tomar la llamada.
—¿Dime que ha aceptado? —se apresuró a preguntar mientras el hombre al otro lado se mostraba un poco reacio al contestar.
—Sra. Jauregui, es persistente. Quiere verte... y no es solo eso. Ha dicho que es su último aviso... Tratará de llegar a la Sra. Cabello si usted...
—Y, usted fue la persona más convincente en la que pensaron. ¡Increíble! —Lauren le cortó.
—Sra. Jauregui... ¿Qué cree que debemos hacer? —Lauren guardó silencio un momento antes de decir:
—Organizar una reunión con él. Dígale que venga a verme...
—Pidió un billete de avión, Sra. Jauregui...
—Impresionante... pero dáselo, tráelo aquí —Lauren estaba más que frustrada en este punto.
Camila no quería actuar de forma obsesiva, pero le dolía que Lauren no pudiera atender la llamada delante de ella. Lauren trató de pasar una sonrisa mientras se dirigía de nuevo a la habitación, pero Camila se apresuró a decir.
—Creo que deberíamos pasar de esta noche...
—Fue... fue algo aburrido y estresante. No quería que...
—Ni siquiera dejaste que viera quién te llamaba...
—No... no es eso. He guardado números de nombres bastante raros. Es que no quería que pensaras... —Camila le cortó levantando la mano.
—No hablemos de eso, Lauren... no importa.
—No, lo que pienses importa. Lo que te preocupa importa.
—Vale, creo que deberíamos dormir —dijo Camila y trató de acercarse a las luces que Lauren consiguió para ella—. Gracias —susurró y se tapó con las mantas.
—Sabes que esto no está hecho. ¿Qué pasó con la comunicación? —Preguntó Lauren.
—No lo sé, Lauren. Déjame dormir —Camila trató de dormir profundamente y Lauren se acostó a su lado antes de susurrar:
—Pronto... podrás caminar sin muletas. ¿Sabes?... a veces me pregunto si me dejarás... — Esto hizo que Camila se volviera hacia ella y resoplara.
—Sí, quiero decir que quién sabe... —Intentó taparse, pero Lauren se apresuró a sujetar su brazo.
—No hay manera de que me dejes, Camila. Nada puede alejarte de mí. Nada... —Se miraron fijamente a los ojos antes de que la mirada de Lauren se posara en la boca de ella.
—Solo hay una cosa que nos espera. Y, eso es un para siempre... —Susurró con su cálida boca acercándose a besarla y, de alguna manera, Camila había comenzado a tener de nuevo su fe en esta palabra.

El regreso de mi ex (camren gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora