CAPÍTULO 29

2.2K 107 6
                                    


—¿Qué pasa? —preguntó Lilith observando a Shawn mientras este miraba a Camila. —Camila... ella es...
—No voy a creer nada... —Camila estaba histérica en este punto.
—Ella es mi prima... Lilith... te la he enseñado una vez en las fotos... —Camila volvió a mirar a aquella chica que parecía sorprendida mientras Shawn seguía explicando.
—No sabía que iba a pasar por aquí, le había dado mi dirección, pero...
—No debí haber venido. Solo estaba comprobando cómo estaba Shawn, pero ahora se me derramó el agua... olvídalo —Lilith escatimó una última mirada a Shawn antes de pasar junto a él mientras Camila únicamente miraba a ambos que se iban.
Pero Shawn sí se detuvo a mirar a Camila por un momento. —No te preocupes por eso. Se le pasará...
Shawn se fue tras Lilith mientras Camila también estaba sorprendía. Por supuesto, ella pensó lo peor al ver a esos dos en su casa.
Tuvo un leve recuerdo de que Shawn tenía unos primos... él no tenía una buena relación con sus hermanastros, pero sí se entendía con algunos de sus primos.
Shawn no volvió hasta dentro de unos quince minutos y Camila no quiso intervenir después de lo que ya había dicho.
Había recordado todo lo ocurrido en estos últimos meses. Cómo llegó Lauren a sus vidas y cómo contrató a una persona como Hailee para arruinar su matrimonio, y hasta en cómo había llamado "puta" a su prima en medio de todo el revuelo de su vida.
Sabía que no era la mujer en la que se había convertido ahora y hoy temía incluso en la persona en la que se está convirtiendo.
Cuando Shawn entró Camila lo miró como si le preguntara cómo había resultado la situación.
—Ella prometió visitarnos el fin de semana, pero vamos a ver... —Cuando Camila no reaccionó Shawn añadió—: Si no confías en mí, puedo enseñarte sus fotos antiguas...
Camila se levantó de su sitio y negó con la cabeza.
—No hagas esto conmigo, Shawn... lo siento. Esto es de lo que hablaba. Esto es en lo que Me he convertido y no veo ninguna salida... crees que no te hablo. Pero justo en ese momento no pude dejar de pensar en ti y en Hailee juntos... —Camila rompió a llorar mientras Shawn se acercaba a abrazarla—... No puedo dejar de temer que me dejes de nuevo... que encuentres a alguien mejor y te vayas... —Esta vez hipó más fuerte—... dejándonos a mí y a mi hijo solos.
—Para, Camila... tienes que dejar de pensar en ello. O nunca serás capaz de salir de esto — Shawn le frotó las manos en la espalda.
—Siento mucho cómo le he gritado a tu prima... Debe estar pensando que soy una loca.
—No, no, no... Lilith es una chica inteligente. Ella se debió dar cuenta de lo que pude haber hecho para que no confíes en mí. No tienes que preocuparte por ella —Shawn la arrulló lentamente.
Pero Camila únicamente quería oír decir que se quedaría. —Lo siento —dijo ella apartándose y sollozando un poco.
—No te preocupes. No has hecho nada malo. Te di todas las razones para actuar así. Si acaso quiero que sepas que estaré aquí sin importar el tiempo que necesites... —Camila lo abrazó con fuerza y le susurró.
—Superaremos esto Shawn. Por nuestro matrimonio, por nuestro bebé... por nosotros... Debí haber hablado contigo sobre Lauren también. Yo también tuve la culpa. Yo... estoy dispuesta a perdonarte por dejarte llevar —Shawn casi la aplastó entre sus brazos.
—Muchas gracias, Camila... te prometo que nada se interpondrá entre nosotros —Camila sonrió alejándose y Shawn pudo notar el mismo afecto que le había faltado durante estas últimas semanas.
—Ya hay alguien entre nosotros... nuestro bebé —Shawn sonrió y se inclinó para darle un beso ante lo que dijo.
Después, él le mostró fotos y le contó un poco sobre los padres de Lilith antes de su visita el fin de semana. Ella se había trasladado aquí como estudiante universitaria y Camila tuvo la oportunidad de disculparse por su comportamiento la última vez.
—Está bien... Shawn me dijo que se trataba de tiempos equivocados... Sin embargo, espero que todo esté bien ahora —respondió su prima.
—Sí —dijo Shawn y tomó la mano de Camila por debajo de la mesa.
Shawn sabía que, a partir de esta ocasión, planeaba no arriesgar su matrimonio. Camila era de esas personas que valían la pena mantener y retener con seguridad. Había visto su parte del mundo y a un perdedor como él no le convenía caer en la situación en la que se metió. Su esposa podía alejarse, pero eligió quedarse. Era una mujer fuerte pero estúpida. Una combinación que él sabía que era rara.
Shawn consiguió un trabajo mejor con su anterior cargo y empezó a ir a una oficina no muy lejos de su casa. Por otro lado, Camila empezó a mostrar su barriga y no pudo conseguir un trabajo. Eso le dio a Shawn la oportunidad de mostrar más su lado cariñoso.
Camila asistió a un pequeño negocio durante un corto período de tiempo, pero no pudo conseguir nada serio. Su madre vino en su quinto mes y al no tener un trabajo fijo, le dejó la oportunidad de compartir mucho con ella.
Sinuhe la llevó a cenar y entre la charla, la ayudó a planificar su habitación.
Shawn no podía quejarse. Sinuhe hizo mucho por Camila e incluso patrocinó todo el arreglo de su habitación, que era nada menos que un pequeño castillo azul cuando le confirmaron que era un niño.
Camila estaba ayudando a su madre a meter cosas en el ático cuando se encontró con uno de sus diarios. Ella sabía lo que había allí. Esas hermosas fotos de su infancia con Carol, Taylor o Lauren y aunque lo tuvo en sus manos, no se atrevió a abrirlo.
De vez en cuando oía hablar de Lauren, pero siempre se trataba de cómo le iban los negocios, y en algunas ocasiones, pasó por su mente; sin embargo, no tenía ninguna razón para llamar y comprobar cómo estaba. En cuanto a Taylor, ya la había eliminado como amiga de Facebook.
Pero a veces, Camila se arrepentía de cómo reaccionó cuando Lauren fue llevada a la ambulancia.
Taylor y Lauren solían ser unas grandes amigas para ella mientras crecía, pero ahora todo estaba arruinado sin importar la causa.
—¿Camila?... ¿Qué estás haciendo aquí en el ático? ¿Y si tienes alergia? Hay mucho polvo aquí —Shawn vino a ver cómo estaba y ella sonrió.
—Estoy bien... solo estoy ordenando algunas cosas...
—¿Quieres ayuda? —Preguntó Shawn, pero Camila se apresuró a negar.
—No, estoy bien. Bajaré en un minuto —Camila contestó y recordó la noche en que se sentó con Taylor en la azotea y planeó su futuro.
En aquel momento Taylor estaba esperando ser admitida en la universidad y solían hacer artes de papel todo el día en su habitación. Si en aquel momento alguien le hubiera dicho que no estarían en la boda de la otra, no lo habría creído.
Camila se bajó y sonrió cuando su madre le sirvió la comida.
—Gracias, mamá... me gustaría que pudieras quedarte un poco más conmigo...
—Siempre eres bienvenida, cariño... la próxima vez tienes que entregarme a mi nieto para tenerme aquí —Shawn vino y compartió un abrazo con Sinuhe.
—Te voy a echar mucho de menos...
—Oh, gracias, Shawn... he disfrutado de mi estancia aquí —Camila se olvidó de su pequeño tiempo en el ático y disfrutaba más de su tiempo con su madre.
No importaba quién entrara en su vida o quién la dejara arruinada... Su madre siempre estaba ahí para ella, y si podía ser solo la mitad de lo que su madre era para su propio hijo, sabía que su hijo estaría perfectamente bien en el mundo donde nada iba a permanecer para siempre.
Su madre se fue al día siguiente por la tarde antes de que Shawn pudiera llegar del trabajo, y Camila decidió dar un paseo por el parque.
Todo estaba tranquilo y mágico para su humor.
Ya se había hecho amiga de algunas personas que también venían por la tarde con sus hijos, porque desde que se mudó a Nueva York era la primera vez que se relacionaba con sus vecinos. Y, fue una gran experiencia dado que era realmente lo que ella era. Amigable, social y habladora.
En el ajetreo de una ciudad llamada Nueva York, ella estaba quieta disfrutando y apreciando cada momento. Shawn llegaba a las seis de la tarde y le hablaba de su día y ella le esperaba y cocinaba a veces cuando le apetecía.
Porque en este punto, ella estaba familiarizada con toda la política de la oficina de Shawn.
Por otro lado, esperar a que su hijo hiciera un movimiento era algo de su pasatiempo hoy en día. Habían decidido por el nombre de "Jack" y ahora no podían esperar a que llegara noviembre, para el nacimiento de su bebé.
Era el 10 de octubre cuando recibió una llamada de una de las panaderías a las que había ayudado a ordenar sus finanzas. No parecía mucho trabajo y Camila aceptó rápidamente. Debía recoger algunos archivos de allí, pero esperó a que llegara Shawn.
Podía ser un buen momento para conducir y al volver podían parar en su heladería favorita. —¿Vienes de algún sitio? —preguntó Shawn subiendo y ella sonrió.
—No, de hecho, vamos a salir. ¿Qué tal estoy? —Shawn sonrió cuando Camila le mostró su vestido de maternidad favorito.
—Este te está gustando bastante... —respondió Shawn y ella se rio.
—Sabes que me veo mejor en él. Por eso... ¿Recuerdas esa panadería con la que trabajé... la de Manhattan? Me llamaron para ver si podía ayudarles con su cuenta de impuestos. He pensado que podemos salir a hacer algún paseo también después de esto.

—Gran plan... pero sabes que te cansas un poco... Y, ni siquiera has podido dormir bien durante las últimas dos semanas. ¿Estás segura de que quieres hacer esto?
—Estoy bien. Confía en mí y no tengo nada que hacer. Estoy aburrida. Y, este es un buen lugar, no quería rechazarlos y disminuir mis posibilidades de conseguir trabajo en casa... Tengo que hacer algo también hasta que no pueda conseguir un trabajo completo.
—Solo si quieres... —Shawn mencionó, pero Camila se apresuró a tomar su brazo en el camino y lo arrastró fuera. Shawn todavía tenía su bolsa de oficina en la mano, pero la puso en el asiento trasero de nuevo.
—¿Qué tal si paramos en tu heladería favorita...?
—Me gusta la idea —le cortó Camila.
—Tienes unos pendientes preciosos —le felicitó Shawn mientras conducía y Camila sonrió.
—Mamá me los regaló. Son una edición exclusiva... antes me los prestaba, pero esta vez me ha regalado estos... bonitos, ¿verdad? —Shawn asintió con la cabeza.
—Sí...
Ellos se detuvieron para recoger los archivos y Shawn se bajó para abrirle la puerta. Se aseguró de que ella estuviera segura en su asiento antes de arrancar el coche.
—¿Qué sabor te gustaría? —preguntó Camila y Shawn negó con la cabeza.
—No sé... de fresa tal vez —Pero entonces miró a Camila, que le estaba grabando.
—¿Fresa? ¿De verdad? —se quejó Camila.
—Vamos, deja de grabar... —dijo Shawn y puso la mano en su teléfono. Camila dejó caer su teléfono y lo estaba buscando cuando Shawn dijo:
—Déjalo... lo buscaré... ¡Joder! —Camila se sacudió con el giro brusco y miró a su derecha para conseguir levantar el brazo cuando una fuerte luz intermitente la envolvió...

El regreso de mi ex (camren gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora