CAPÍTULO 35

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El chófer de Lauren esperaba su orden, pero tardó cinco minutos en responder:
—A casa...
El coche solo se puso en marcha cuando su teléfono mostró una llamada entrante de Sinuhe.
—Hola, Lauren, ¿estás libre?
—Sí, dime... preguntó Lauren, pero no hubo nada durante algún tiempo—. ¿Sinuhe? ¿Está todo bien? —Lauren tuvo que preguntar dado que Sinuhe no dijo una palabra.
—No, nada está bien. Camila ha cancelado su terapia de rehabilitación. —¿Qué? ¿Por qué?
—Bueno, dijo que quiere estar con Jack y cuidarlo, pero su psiquiatra está seguro de que es su manera de castigarse —Y, aunque Sinuhe no lo mencionó, Lauren sabía de qué estaba hablando.
—¿Habló de Shawn? —Y esto hizo que Sinuhe inhalara bruscamente.
—No, no lo hizo... sin embargo su mención es inevitable. Ha intentado buscar a Shawn. Me pregunto si él piensa que ella no lo lograría. Quiero decir que ella está viva y necesita el divorcio. Si no lo encuentro en una semana, presentaré una denuncia contra él —El recordatorio de que Camila seguía asociada a alguien como Shawn le amargó la boca.
—Y, ¿qué pasa con Jack? Qué pasaría si Shawn le cuenta a Camila lo de su bebé... —Lauren preguntó, pero Sinuhe se apresuró a detenerla.
—No puede ser tan desalmado... quiero decir que ni siquiera debería importarle.
Lauren se quedó mirando la valla publicitaria que pasaba y que mostraba su rostro y suspiró.
—Es mucho más complejo que eso. Contratará a un abogado. Y utilizará la muerte de su bebé como excusa. Podrá decir que se quedó en shock y que quería algo de tiempo. Realmente no tienes ninguna prueba contra él —Sinuhe se quedó callada un momento antes de susurrar:
—¿Qué sugieres?
—Puedo ocuparme de este asunto a mi manera si... me lo permites. —No, no es tu asunto Lauren... —Sinuhe intentó negarse.
—No confíes en mí Sinuhe... mejor quédate cerca de Camila. Y hazle esa rehabilitación —Lauren quería que Sinuhe aceptara, aunque sabía que iba a tratar este asunto a su manera a pesar de todo. No escuchó nada de su lado antes de que un suspiro siguiera.
—Me gustaría que ni me quisiera a su lado tampoco... Además, creo que ella está lo suficientemente bien para... verte. Siempre eres bienvenida, Lauren.
Lauren entendió lo que ella quería decir cuando agregó:
—Seguro que lo haré... y, no te preocupes por la cita. La reprogramaré. Es imposible que Camila no se ponga en pie...
—Gracias, Lauren. Será mejor que vaya a ver a mi hija.
—Sí, claro —dijo antes de colgar y se preguntó si le había dado alguna esperanza a Sinuhe, pero le resultaba difícil.
No necesitaba que nadie se diera cuenta por ella, pero siempre había sido una persona ensimismada y egoísta. Ni una sola vez tuvo que vivir donde tuviera que considerar los sentimientos de otra persona. Y, aunque pensara que podía hacerlo por Camila, no quería volver a estropear las cosas para ella. Únicamente porque estaba probando cosas.
Pero ella era Camila. Podía hacer cualquier cosa por ella. ¿Realmente estaría con alguien si no era Camila? ¿Podía realmente verla con otra persona en el futuro?
La cabeza de Lauren estaba explotando cuando llegó a casa. Iba hacia su habitación cuando su mayordomo la saludó.
—Buenas noches, señora Jauregui.
Asintiendo con la cabeza, estaba a punto de ignorarlo cuando él volvió a decirle:
—La señorita Andrea está aquí para verla —Lauren le lanzó una mirada como si por un momento no le creyera. Lauren sabía lo que era Andrea. Ella nunca volvería una vez que hubiera tomado una decisión.
Eso aparte de cómo se atrevía a dar la cara después de haberla dejado en su cumpleaños sin decir una palabra. Además, cuando había arreglado todo para proponerle matrimonio.
Por un momento, quiso decirle que se fuera, pero luego se preguntó cómo es que ella no importaba ahora. Ella no merecía su rabieta y se dirigió a la sala de estar y entró con una sonrisa perfecta.
—Me alegro de verte, Andrea. ¿Cómo has estado? —Andrea levantó la vista y abrió los ojos. Ella sabía que no sonaba como Lauren.
Se levantó de su sitio y mantuvo su perfecta sonrisa.
—He estado bien. Hoy estás en casa temprano... —Al mencionarlo, Lauren solo la miró fijamente y por un momento Andrea se puso nerviosa antes de ceder—... Sabía que si te pedía tiempo te negarías. De ahí que me tomara la libertad de presentarme en tu casa —La sonrisa de Lauren solo se hizo más amplia mientras se aflojaba la corbata.
—Saliste de este lugar por tu cuenta... y ya sabes que no atiendo visitas sin avisar. Ya sabes cuál es la salida... —Lauren estaba a punto de girarse cuando Andrea habló.
—Lo siento... —Lauren miró su espalda y asintió—... No debí haberte abandonado. Fue bastante grosero por mi parte, pero no soy totalmente responsable de esto...
—¿Por qué estás aquí de nuevo? —Preguntó Lauren de todos modos.
—No te haré perder el tiempo. Hace poco tuve una ruptura...
—Ya sabes que no doy un hombro para llorar...
—No necesito ningún hombro. Todavía estás soltera. Y, ya nos conocemos... Sé que puede sonar...
—¿Quién te ha dicho que estoy soltera? No estoy soltera —Incluso Lauren se sorprendió por lo natural que salió de su lengua. Y, al decirlo, como si lo hubiera afirmado. Era imposible que estuviera soltera o sola. No había un solo momento en el que no hubiera pensado en Camila durante los últimos meses.
Y, no era una cuestión de estos últimos meses solamente. Ella siempre estaba ahí. No importaba cómo la recordara. Siempre la buscaba.
—Yo... no entiendo. Estás mintiendo. Sé que estás soltera —Andrea sacudió la cabeza riendo. La confianza era clara en su postura.
—¿Por qué presionas Andrea? No tengo ninguna razón para mentirte... —Negándose a retroceder, Andrea preguntó:
—¿Cómo se llama?
—Lo sabrás dentro de unas semanas —Lauren se encogió de hombros.
—Todavía quiero un nombre...
—Camila... se llama Camila. No es que te deba ninguna explicación. Puedes tomarte tu bebida favorita e irte... Estoy agotada —Al salir sus hombros se sintieron más ligeros.
Decirlo lo hizo sentir tan real. Y, ya estaba eufórica como nunca antes. ¿De qué servía vivir si no intentaba algo que realmente quería? Camila era lo único que quería. Las veces que la miraba en la escuela. Siempre supo que Camila estaba hecha para los más afortunados. Se perdió en la traducción de la palabra éxito olvidando que Camila siempre será insustituible.
Se dirigió a su dormitorio solo para darse cuenta de que ya no estaba cansada. Pudo comprobar que ya había perdido mucho tiempo por su culpa y su  respiración se agitó cuando llamó a Sinuhe con impaciencia.
Ella contestó al tercer timbre y Lauren se apresuró a preguntar: —¿Está despierta?
—¿Quién? —preguntó Sinuhe.
—Camila... ¿Está despierta?
—Sí... estoy hablando con ella. Acabo de salir para recibir tu llamada. Esto nunca lo vi venir. Ella nunca me hace pasar un mal rato...
—¿Puedo ir? —Hubo un silencio al otro lado antes de que Sinuhe susurrara.
—Realmente creo que no es un buen momento, Lauren...
—No creo que haya un tiempo. Estoy segura —Sinuhe, al otro lado, se quedó sorprendida.
Esto, realmente no era el elemento de Lauren.
—No sé de qué estás hablando... ¿Estás bien? Sabes que puedes venir. ¿Debo poner otro plato para la cena?
—Estoy en camino...
—Y, ¿qué piensas hacer exactamente? —Preguntó Sinuhe, pero ella ya había cortado la llamada.
Sinuhe se dio la vuelta y se dirigió a la habitación de Camila para detenerse un momento en la puerta. Controló sus emociones y entró para encontrarla frente a la ventana.
—Camila... —Sinuhe exigió la atención de Camila.
—Si se trata de mi rehabilitación ya te lo había dicho... —Le contestó ella. —¿Por qué haces esto? —Sinuhe sonaba un poco agotada.
—No soy tu responsabilidad... puedo manejarlo todo por mi cuenta... con piernas o no. ¿Puedes hacerme un favor? Quiero volver a mi casa... no quiero vivir en este lujoso lugar tuyo...
—La cena está lista, Sinuhe —La sirvienta vino a informar y a Camila se le cortó la comunicación. Entonces Sinuhe le pidió a Samara, la joven criada:
—Pon la mesa que ya vamos...
Camila solamente miró por la ventana. Jack ya estaba durmiendo y no pudo evitar recordar cómo el año pasado se instalaba en casa con Shawn en estos días. Ella sabía que él la había dejado porque solo la miraba como a un equipaje. Y, ella también no puede evitar mirarse a sí misma de la misma manera.
Lo menos que quería era dejar de aplastar a su madre con su peso. Quería retomar su vida cuanto antes y eso no ocurría con una rehabilitación que ni siquiera era prometedora. No tenía ganas de exigirle más a su madre o a quien la estuviera ayudando.
—Yo te parí. Y, eres mi responsabilidad mientras yo respire —Al escuchar a su madre, tragó saliva con fuerza.
—¿Podemos no hablar ahora mismo? —Camila dijo, pero luego se arrepintió al instante de su tono. Su madre no se lo merecía—. Saldré en un minuto —Añadió y su madre finalmente se fue.
Camila inhaló profundamente y rozó con los dedos su silla de ruedas. Sabía que su vida tal y como la conocía se había ido, pero entonces sonrió y pulsó el botón para acercarse a la cuna. Su corazón se derritió al ver cómo su bebé parecía inocente e inconsciente de todo lo que ocurría a su alrededor. Casi podía sentirse orgullosa al ver cómo había hecho a este pequeño humano.
—No tienes idea de lo fuerte que soy... siempre estaré ahí para ti. Y, te prometo que lo haré todo por mi cuenta...
Sonriendo inhaló profundamente y salió de la habitación. Dirigiendo su salida usando sus dedos en la almohadilla estaba a punto de ir a la zona de estar cuando escuchó un golpe en la puerta. Miró a su madre y le hizo una señal para que se detuviera.
—No, déjame atender esta vez —Sinuhe se levantó de su sitio sin reparar en ello, pero Camila ya había acercado su silla a la puerta—. Estoy bien. Ya le he tomado el ritmo...
Camila abrió la puerta para mirar los lirios blancos antes de levantar la vista para encontrar esos mismos ojos verdes esmeralda, que se decía a sí misma que odiaba.
Amor, odio o ira... no importa qué emociones albergara contra ella, siempre la incomodaría. Lo único que deseaba si alguna vez se cruzaba en su camino era que ese momento pasara pronto.
—¿Por qué estás aquí ahora? —Lauren la miró fijamente por un momento antes de decir.
—Sé que llego demasiado tarde... yo... —Su voz tenía un pequeño tartamudeo.
—¿Tarde? —Ella susurró preguntándose por qué tenía que venir. ¿Por qué estaba aquí?
—Lauren, ¿qué estás haciendo ahí? Por favor, entra... —Dijo Sinuhe y Camila miró a su espalda.
Para mostrar su desaprobación por la situación presentada Camila miró a su madre. —Estaré en mi habitación. Puedes atender a tu invitada...
—Estoy aquí para hablar contigo, Camila —Esta vez ella levantó la vista y aquella mujer controlada y serena estaba allí de nuevo. No tartamudeó y más bien eso le dijo que iban a tener esa charla pase lo que pase...

El regreso de mi ex (camren gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora