CAPÍTULO 39

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—¿Qué estás haciendo? ¿A dónde vas? —Camila volvió a preguntar, pero el agarre de Lauren a la dirección seguía siendo fuerte.
—¿Te das cuenta de que no puedes escapar? La policía te va a atrapar, Lauren. Vas a destruir todo lo que has construido... —Ella trató de mantenerse fuerte, pero al verla pasar a toda velocidad por el tráfico se quedó callada mientras su mano se apretaba alrededor del cinturón de seguridad, que Lauren le tenía asegurado—. ¡Lauren! —Camila gritó cuando Lauren tomó un giro brusco y metió el coche en un callejón tranquilo.
Camila se volvió para abofetearla, pero encontró su muñeca en su mano.
—¡Déjame! —gritó, pero todo lo que Lauren podía sentir era el agotamiento. Por una vez, ella quería que Camila la viera.
—Esta vez no —arremetió, y los latidos de Camila solo se aceleraron. —¿Por qué no? —Camila preguntó de nuevo y se esforzó por coger su mano.
—Porque no puedo. Te quiero —Casi se tambaleó por el sonido de las palabras. Le tomó dos respiraciones profundas antes de reaccionar.
—Pero... yo no...
—No importa. Te vas a quedar hasta que empieces a caminar —Dijo dejándole la mano y volvió a arrancar el motor.
—Y, ¿qué significa eso? —La voz de Camila se sorprendió cuando Lauren sacó el coche del callejón.
—Significa que puedes alejarte si puedes caminar... literalmente.
—¿Te estás burlando de mi discapacidad?
—No veo ninguna discapacidad —Dijo, pero antes de que Camila pudiera ordenarle que la llevara de vuelta a su casa sonó su teléfono. Camila vio como mostraba la identificación de Sinuhe en la pantalla de su coche y lo cogió.
—Mamá... llama al 911. Yo no... —Rompió inclinándose hacia la pantalla
—¿Dónde está Lauren? —Preguntó Sinuhe de vuelta.
—Yo también estoy aquí —respondió Lauren mientras seguía conduciendo.
—¿Dónde están ustedes dos? Samara me llamó. ¿De qué se trata todo esto? Te pedí que... —Sinuhe sonaba angustiada, pero Lauren tuvo que cortarla.
—Si quieres que empiece su fisioterapia justo por la mañana será mejor que me dejes llevar a mi novia...
—No soy tu novia... —Camila jadeó.
—No creo que esto sea correcto. Queremos su cooperación para obtener mejores resultados, supongo. No sabía que te referías a esto cuando hablamos de... —Sinuhe trató de enfrentarse a Lauren con firmeza.
—Yo tampoco lo sabía, Sinuhe. Fue impulsivo, pero la terquedad de Camila no ayudó — Lauren miró a Camila que le lanzó una mirada, pero miró la pantalla cuando dijo:
—Mamá será mejor que llames por ayuda —Solo hubo silencio al otro lado antes de que Sinuhe dijera:
—Espero que no hagas que me arrepienta de mi decisión, Lauren...
—¡Mamá! No puedes hacer esto conmigo. No puedo alejarme de Jack. Tienes que...
—Yo cuidaré de Jack, Camila. Tú necesitas ayuda más que Jack... y, Lauren puedes llamarme para cualquier ayuda que quieras. Camila, puedo enviar tus cosas si quieres... —Las cejas de Camila únicamente se fruncieron antes de apoyarse más en la pantalla.
—No lo entiendes. No puedes obligarme a...
—Quiero verte caminar, Camila. Y, es cierto. Necesitas un descanso... Estoy segura de que Lauren puede hacer mejores planes. Confío en ella —Cerrando las manos, Camila miró a Lauren y se negó a seguir suplicando a su madre.
Inclinándose en su asiento trató de mover su rodilla después de lo que se sintió como un largo tiempo. Se sentía igual. Lauren puso el candado infantil en su sitio y ella hizo lo posible por no pronunciar ni una sola palabra mientras su madre hablaba con Lauren como si no la hubiera llevado en contra de su voluntad.
—Lo siento, Camila, pero tengo que hacer esto por tu propio bien —A Camila se le aguaron los ojos y miró por la ventana.
—No te arrepentirás, Sinuhe. Te lo prometo —contestó Lauren y cortó la llamada.
Camila pudo notar que llevaba su coche a la autopista. Sabía que el centro estaba un poco alejado de la ciudad, pero no sabía por qué iban allí en plena noche. El silencio agudizó la tensión en su espacio. Solo al cabo de unos minutos, la ventanilla de su lado empezó a bajar. No reaccionó cuando el techo del coche se abrió también. No sabía por qué, pero recordó cómo le rogó a Lauren que se comprara un coche descapotable en el pasado. A Lauren no le pareció elegante en ese momento.
Por mucho que lo intentara, Lauren era una parte de su vida que nunca pudo omitir. Y, ahora con Lauren cerca lo hacía más difícil. Ella quería mantenerse fuerte por el mejor futuro de su hijo. Estaba convencida de que no se merecía nada de este trato. Era una adulta y tenía todo el derecho a tomar sus propias decisiones.
Podía oler la playa y por enésima vez se impidió a sí misma hacer cualquier pregunta. No quería hablar con Lauren en absoluto. Lauren estaba obligándola hacerla volver. Era tan despreciable que la obligaría a hacer algo que no quería.
Su coche se detuvo frente a una casa de la playa. Ella se asustó un poco cuando Lauren salió del coche sin decir una palabra. Sus ojos la siguieron cuando Lauren pasó por delante del coche y llegó a su lado. Se mordió la boca cuando Lauren se inclinó para cogerla en brazos.
—Un día te arrepentirás —Camila soltó finalmente y Lauren se dio cuenta de su respiración agitada. Se dio cuenta de que estaba más que enfadada.
—Ese día no es hoy... —Lauren se las arregló antes de llevarla al interior de una lujosa casa junto a la playa.
—Será mejor que me consigas una silla de ruedas si no quieres moverme tú misma...
—No me estoy quejando —Lauren la cortó y ella odiaba que pareciera divertida y la miró en el momento en que la llevó arriba.
—¿Por qué arriba? —Preguntó, pero Lauren se quedó corta en su respuesta. —Tiene una mejor vista...
—¿Por qué estamos aquí en primer lugar, Lauren? Si quieres que vaya a terapia por qué estamos...
—Ahora yo decidiré cómo lo haremos —Camila tragó saliva cuando Lauren la llevó a un dormitorio.
—No estoy cómoda. No puedo hacerlo contigo a mi lado... —Susurró mientras Lauren la ponía en la cama.
—¿No confías en mí o qué? —Preguntó Lauren y Camila la miró.
—Gracias a Dios, no te ha costado una eternidad entenderlo. No, Lauren. No confío en ti. Nadie debería confiar en ti —Pero en el momento en que notó un poco de dolor en sus ojos se preguntó si sus palabras eran crueles.
Siguió siendo sincera y Lauren asintió con la cabeza.
—Tienes razón. No deberías confiar en mí. Pero deberías tener piernas si quieres alejarte...
—¡Lauren! —Camila gritó y luego sacudió la cabeza. Sabía que estaba más que decepcionada con ella.
Lauren se subió a la cama y le quitó los zapatos.
—Tu madre no estará aquí... un día yo tampoco estaré... pero estaré en paz en mi tumba sabiendo que tienes tus piernas...
—Hay miles de personas que hacen que funcione sin piernas. Yo también puedo hacerlo...
—¿No te atreves a decir esto nunca más? ¿Me entiendes? —Lauren la cortó y Camila pudo ver cómo se esforzaba por controlar su estado de ánimo. Tomó aire antes de sacar sus otros zapatos—... Empezaremos tu terapia mañana y vamos a hablar de cómo vas a correr en esta playa con tu bikini amarillo favorito... —Lauren sonrió al final y Camila negó con la cabeza.
—Creo que me estoy preocupando innecesariamente. Solo una... una llamada de tu trabajo es suficiente para que te olvides de mí. Quiero decir que, si te estás olvidando, déjame recordártelo. Sigues siendo la directora general de tu empresa.
—Sobre eso... Taylor puede firmar cualquier documento en caso de que yo esté inconsciente, o no localizable. Pero me gusta verte preocupada por mi trabajo —Camila resopló encogiéndose de hombros y con los brazos cruzados sobre el pecho—. Puedes decirme si quieres ir al baño o tienes hambre. Será mejor que vaya a ducharme antes de retirarme a la cama —Camila ya sabía que no era su hora de ir a la cama, pero la miró yendo hacia la otra puerta que ella supuso era el baño.
Pero al darse cuenta de que iba al baño tuvo que preguntar.
—¿No vas a dormir aquí... no en la misma cama que yo?
—Gracias a Dios, no tardaste mucho en resumirlo —Dijo Lauren sin darse la vuelta.
—¡Lauren! —Camila gritó y miró a su alrededor para coger la almohada. Pero Lauren ya estaba dentro del baño y la almohada solo podía golpear la puerta.
Intentó bajarse a la cama, pero no pudo moverse. Una lágrima de impotencia se le subió a la mejilla, pero se la frotó con agresividad. Sabía que tenía que ser fuerte si quería sobrevivir con Lauren en la misma cama. Había muchas cosas en las que quería ayuda y ya echaba de menos a Samara. No había manera de dejar que Lauren la ayudara a bañarse.
Su brazo le molestaba más que de costumbre. Se preguntó si le había dado un tirón.
Pudo oír el funcionamiento de la ducha que se detuvo y puso los ojos en blanco. Tenía una toalla alrededor del cuerpo y se frotó la sien sacudiendo la cabeza.
—Me pregunto hasta dónde llegarás, Lauren. ¿Dónde están los modales?
—No veo nada malo. No actúes como si no me hubieras visto antes —Esto hizo que Camila la mirara para sisear y cerrar los ojos de nuevo.
—No actúes como si fuera tu novia o tuviéramos algo...
—Lo tenemos todo. Y, no lo neguemos —Contestó Lauren y Camila pudo resoplar.
—Te das cuenta de que estás actuando de forma bastante delirante. Únicamente puedo sentir pena por ti —Y, esto llamó la atención de Lauren que se acercó a la cama.
—Sabes que estás realmente cambiada, Camila. La Camila que conocí nunca me contestaría y tú... Sabes cómo hacer sangrar un corazón con tus palabras. ¿No te has convertido en una hermosa, rompecorazones?
—¿Eso te convierte en masoquista? —Preguntó ella.
—Vamos a averiguarlo, supongo —Camila puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. —Sí, lo que sea.
—Oh, ¿no necesitas ayuda con el baño? Puedo...
—¡No! —La voz de Camila salió cortante y levantó la mano para defenderse.
—Bien, pero no te preocupes... me gusta cada centímetro de ti —Esto hizo que Camila cerrara los ojos con fastidio.
—Quiero llamar a mamá. Esto... no puede funcionar. No puedo alejarme de Jack tampoco. No te das cuenta de que yo...
—Jack está en buenas manos. Además, no he cogido mi móvil. Está en el coche. Tenemos tu cita programada para mañana por la mañana. Y, nada más importa. Alejémonos del móvil —Lauren se puso al otro lado de la cama y tiró de las mantas sobre sus cuerpos.
—¿Cómo que no hay móvil? ¿Cómo se supone que voy a hablar con Jack... mirarlo? — Sonaba aterrada y eso finalmente llamó la atención de Lauren. Tomando sus manos temblorosas la llamó para llamar su atención.
—Nada puede impedirte ver a Jack. Por supuesto, puedes hablarle... —Camila todavía la miraba con dudas.
—Esto... es por Jack también. ¿Cómo me tomas? —Lauren rozó con sus pulgares el dorso de sus manos—... No soy... tu secuestradora. Soy Lauren. Y daría cualquier cosa por verte, caminar y jugar con nuestro pequeño Jack —Dijo muy suavemente y Camila la miró por un momento.
—Esto no puede pasar. Yo... no puedo caminar.
—Todavía te amaré. Pero es imposible que no lo intentes —Camila parecía estar luchando por calmarse y Lauren le tomó la mano pacientemente.
—¿Por qué no duermes? Ha sido una noche bastante agitada y angustiosa para ti. Aunque nunca quise nada de eso para ti —Camila tragó saliva mirándola y susurró.
—No puedo acostarme sola... —entendiendo el problema, Lauren se levantó.
—Sí, culpa mía —Puso sus manos en su cintura para ayudarla a bajar. Camila puso su mano en el hombro de Lauren y sus ojos se encontraron. Pasó un momento antes de que Camila parpadeara y apartara la mirada para jadear cuando Lauren cerró su boca sobre la de ella.
Camila le abrazó el hombro con más fuerza mientras todos los recuerdos se precipitaban. Le devolvió el beso y se dio cuenta de que su beso apasionado era igual.
Lauren deslizó su mano detrás de su cuello y Camila jadeó solo para que su beso fuera profundo. Su Camila sabía igual y no había manera de que dejara escapar esta oportunidad. Sabía que este momento podría salvar toda la distancia entre ellas.
Apoyando su espalda en la cama, Camila puso su mano en su mejilla. Su cálido aliento bañando su cara nublaba sus pensamientos. Se mordió la boca cuando Lauren puso su boca en su cuello.
Los dedos de Camila llegaron a la parte posterior de su cabeza y un dulce placer bañó su cuerpo cuando sintió su boca chupando su piel.
—¡Camila! —Lauren respiró su nombre y fue como si ella saliera de la ensoñación y pusiera su mano en su pecho para empujar cuando Lauren se acercó a probar su boca de nuevo.
—¡No! —Camila susurró y sus ojos se encontraron con su nariz aun tocándose.
Lauren pudo sentir el cuerpo de Camila contra el suyo y Camila apartó la mirada con las mejillas acaloradas. Ella pudo notar que Lauren estaba dura.
—Tú... deberías dormir —Lauren se las arregló y se bajó de ella para apagar las luces.
Camila le miró los hombros y cerró los ojos. Su respiración seguía siendo errática, pero no notó ningún movimiento por parte de Lauren. Se tapó la cara con las sábanas y se lamió el labio inferior donde aún podía saborear a Lauren.
No puedo confiar en ella. No debería confiar en ella. Intentó decirse a sí misma, pero en algún lugar sabía que se estaba mintiendo.
Se sentía bien. Siempre se sentía bien.
Se mordió la boca y trató de calmar su respiración. Lo último que quería era que Lauren oyera su corazón inquieto...

El regreso de mi ex (camren gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora