CAPÍTULO 19

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—¿Cuál es su nombre, señorita? —cuando Camila escuchó a la doctora preguntar, respondió:
—Camila Mendes —ella levantó la vista para encontrar a aquella mujer mostrando una sonrisa comprensiva.
—Hemos hecho una revisión... Creo que puede seguir adelante. El dolor puede pasar en uno o dos días —dijo la doctora señalando su mejilla hinchada, pero Camila inhaló bruscamente y saltó cuando la mujer apoyó su mano en su brazo.
—Está bien... Ha terminado. Estás bien —Camila asintió con la cabeza y sonrió.
—Estoy bien. Ahora estoy bien. Quiero ir a casa. Tengo... tengo sueño...
—Esto es bueno... Hum... ¿Conoces a Lauren Jauregui? Quiero decir... ¿Hay alguien a quien quieras que llame por ti? Pareces asustada... —Preguntó el médico y Camila asintió con la cabeza.
—La conozco desde mi infancia. Yo... estoy bien, segura ahora...
—Estupendo —Camila miró a la doctora salir de la habitación y se bajó a recoger su vestido para irse detrás del biombo solo para escuchar la puerta abrirse.
—¿Quién es? —Ella saltó, pero Lauren se apresuró a añadir, —Lo siento... puedo salir si quieres.
—No... ya casi he terminado —Se puso el vestido rápidamente y luego salió—. No sé cómo pudo pasar esto, Lauren... aparqué en un lugar seguro. No pasé por ningún callejón oscuro. No le hice señas a nadie... yo...
—No te preocupes... esto le puede pasar a cualquiera. Lo bueno es que estás a salvo —pero entonces Camila la miró.
—¿Por qué has venido a buscarme? —Lauren sonrió.
—Únicamente estaba esperando que pasaras por mi lado con tu coche, pero cuando no lo hiciste... no pude evitarlo...
—No sé... esto es... esto debería ser reportado —Camila mencionó.
—Ya lo he denunciado... y, cosas como estas no son raras allí. Estos tipos suelen esperar alrededor de los coches en la parte de las esquinas ciegas de las cámaras —mencionó Lauren haciendo que ella hiciera un mohín con la boca.
—¿Crees que soy despistada? —Contestó Camila y se llevó las manos sudorosas a la cintura.
—No es tu culpa Camila. Nada de esto ha sido culpa tuya. La culpa la tienen esos sinvergüenzas.
—No lo entiendes. A las mujeres siempre nos preguntan por qué no somos más cuidadosas. A los hombres nunca se les pregunta esto...
—Aun así, no quiero que encuentres motivos para dar explicaciones delante de mí... — Camila la miró por un momento antes de responder:
—Gracias... gracias por el acompañamiento.
—No hace falta que lo menciones... mi chófer llevará el coche a tu casa antes de la mañana... pero déjame llevarte a tu casa —se ofreció Lauren y Camila no se negó.
Se subió a la parte trasera de su Rover y se acordó del momento en que Lauren la convenció para salir del aparcamiento. Al llegar a la clínica estaba demasiado asustada como para abandonar su brazo, pero ahora sólo le daba vergüenza ponerse en evidencia con Lauren.

El conductor de Lauren puso en marcha el coche y Camila acercó su cara a la ventanilla como si fuera una gran fuente de calma. Lauren se tomó su momento para mirarla. Solo el hecho de darse cuenta de que algo podría haberle ocurrido a ella fue suficiente para sacudir todo su mundo.
Se preguntó cómo había podido vivir sin ella hasta ahora. Se preguntó cómo pudo ser tan cruel no solo con ella, sino también consigo misma. Fue demasiado ciega y estúpida para no darse cuenta de quién era ella antes. Y, ahora estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Todo lo que quería hacer ahora, era rodearla con sus brazos de nuevo, pero no quería asustarla. Y, no podía olvidar que todo este control que debía tener era para asegurarse en el futuro.
—Parece que estás mejor ahora —le preguntó Lauren y Camila la miró.
Camila asintió con la cabeza y se acordó también de cómo el viaje al hospital fue totalmente diferente. Ella no podía soltar sus brazos en ese momento y ahora estaba mortificada.
—Lo siento... no debería haber... —Lauren sonrió un poco al verla luchar por la palabra adecuada, pero añadió:
—¿Parece que me estoy quejando? —Camila la miró a los ojos y no supo de dónde provenía esa tensión que las rodeaba y se sujetó el dedo donde había una piedrecita que le recordaba su matrimonio—. No fue nada, Camila. Estabas asustada... realmente no significa que hiciste trampa o actuaste mal... —Camila resopló y la miró.
Sé que no estoy engañando a Shawn... se dijo Camila mientas Lauren la observaba. Cuando el coche se acercaba a su casa y Lauren se apresuró a añadir:
—Voy a dejar a uno de los guardias de tu casa... —Y, esto hizo que Camila abriera la boca para declinar, pero Lauren la interrumpió de nuevo—. Me encantaría quedarme a dormir, pero supongo que... eso no será apropiado a tus ojos así que...
—Esta zona es segura, Lauren. Y, yo también estoy bien ahora —contestó y agradeció a Dios por cómo finalmente llegaron a su calle.
—Me niego a que estés sola... entra, cierra las ventanas y ten por seguro que alguien estará fuera vigilando tu casa hasta que Shawn no regrese —Y, aunque Camila sabía que ella se refería a la ayuda, no quería aceptar más nada de Lauren.
Camila se preguntó cómo reaccionará Shawn al encontrar a alguien fuera de su casa patrullando.
Estaba a punto de abrir la puerta, pero su chófer se adelantó a ella. Lauren permaneció sentada y la miró salir de su coche. No quería parecer pegajosa. Tenía que hacerle creer que no la quería para que la deseara.

El regreso de mi ex (camren gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora