𝐒𝐭𝐞𝐩𝐛𝐫𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫𝐬『ˢᵘⁿᵏⁱ』

☾ ˚˖ 23 ˙﹒°

— Entonces si te pasa algo.— concluye.

Sunoo evadió su pregunta para unir sus labios en un beso desenfrenado en el que sus lenguas se encontraron casi al instante pero Ni-ki se alejó un poco abrumado cuando se dió de cuenta que lo tenía debajo de su cuerpo.

— Sun...— le interrumpió poniendo su dedo índice sobre sus labios, dejando un corto y suave besito.

— Shh... Después hablamos si eso quieres.

— Pero-

— Nada de peros.— le interrumpe nuevamente. Dejó su dedo pulgar en el borde de sus labios, clavó su vista en el mismo lugar por unos segundos para admirar lo bonitos y suaves que eran— Solo tómame cuántas veces quieras.— lo miró para ver su expresión carente de color.

— ¿Q-qué...?

Obviamente sabía que estaba diciendo pero preferiría mil veces que Sunoo se lo dijera por su cuenta. Así estaría más seguro de que no estaba alucinando.

— Follame cuántas veces quieras.— susurró sobre el lóbulo de su oreja en un tono sensual, que hizo estremecer a Nishimura— Puedes joderme a tu manera, yo seré obediente y haré todo lo que quieras.

"Solo haz que olvide mis malditos celos, te lo ruego". Fue lo que quiso decir pero se negaba a quedar más en ridículo de lo que seguramente ya estaba.

Eso último bastó para que el chico terminará por enloquecer, solo con sus palabras logró excitarlo de nuevo, lo anotaría como un récord.

Lo beso de forma necesitada, haciendo que sus labios sangraran pero eso no le molestó en lo absoluto al pelirosa, solo dejó que Ni-ki torturase sus pezones y le sacara gemidos como si fuera una cajita de música mientras sus entrepiernas se frotaban apropósito.

— Date vuelta y ponte en cuatro.— le ordenó con voz firme.

— Oblígame.— le retó con cierta diversión.

Ni-ki se dejó llevar por el fuego que quemaba su cuerpo, aunque su parte racional le decía que tenía que ser menos estúpido. Pero a la verga, amaba esa faceta de Sunoo.

Le dió una sonora cachetada que lo hizo voltear la mitad de su rostro en la almohada, luego tiró de sus cabellos, sacándole bajos gimoteos.

— Obedece, Kim.— ordenó una última vez, mordiendo el lóbulo de su oreja con voz ronca.

El mencionado se dió vuelta sobre la cama, quedando boca abajo, apretando la almohada entre sus manos.

Ni-ki se apartó, observándolo desde el borde de la cama, se inclinó para pasar sus manos por sus tobillos, pantorrillas y finalmente en sus muslos rellenos, los apretó para acercar su cara a esas abultadas nalgas las cuales parecían burlarse de él. Dejó caer un suspiro encima de las mismas, el cual erizó cada poro en el cuerpo del otro chico.

— Tienes un hermoso culo.— susurró, apartando sus suaves y blanquecinas mejillas para dejar a la vista ese huequito rosado.

Sunoo se retorció entre gemidos al sentir su mirada clavada en su agujero y su aliento chocar contra el mismo. Estaba ansioso y necesitaba que hiciera algo más que ver. Entonces sintió como Ni-ki mordía una de sus nalgas hasta –seguramente– dejar sus dientes marcados, repitió lo mismo con la otra y finalmente dejó un besito en cada una, acercando más su cara para pasar con una tortuosa lentitud su lengua por los bordes de su entrada.

— ¡Ni-ki!— chilló en cuanto el mencionado hundió repentinamente su lengua de un tiró, apartando sus nalgas con las manos.

Inconscientemente, apretó ese húmedo músculo, sacándole un gemido al otro.