Gavi
Hoy es treinta y uno de diciembre.
Ni un solo mensaje he recibido por su parte ni ella por la mía.
Me estoy volviendo loco.
Para rematar, la pesada y cotilla de mi hermana le contó toda mi situación amorosa a mi abuela y mi abuela se lo ha dicho a todo el pueblo. Ahora la gente de mi pueblo en vez de pedirme fotos me preguntan "¿Qué tal Aitana? " "¿Cómo está tu amada?" y cosas así.
-Pabluchooo.- Me llamo mi hermana sacándome de mis pensamientos. -Ven a mi habitación.- me pidió.
Me levanté de mi silla, cerré mi portátil y fui directo a la habitación de mi hermana.
-¿Qué pasó?- pregunté entrando a su cuarto.
Aurora estaba frente al espejo mirándose con un vestido negro brillante.
-¿Te gusta este vestido para la cena?- preguntó dándose la vuelta para que le viese.
-Si, pero ¿Porque te arreglas tanto para una cena familiar?- Aurora me miró fijamente como si fuese tonto.
-Pablucho, que la abuela invitó a media Sevilla a la cena.- me informó.
-Joder.- me quejé tirándome a su cama en plancha.
-Te tienes que apurar que la gente va a empezar a llegar en media hora.- avisó dándome unas palmaditas en el hombro.
-Pues mejor me voy a arreglar.- me levanté y me fui al baño de mi cuarto para ducharme.
Me duché y me vestí. Al bajar estaba mi abuela recibiendo a todos los invitados. Me quedé petrificado al ver a Sara y a su familia.
-Aurora.- la llamé en un susurro. -¿Me puedes explicar porque han venido estos? Si viven en Barcelona.- pregunté.
-Llamó la madre de Sara el otro día para ver si podían venir a la cena diciendo que tenían que hablar algo importante con papá y mamá.- me explicó ella.
-Yo me voy a acabar tirando por la ventana de la casa.- bufé enfadado.
Pasó un rato y nos sentamos en la mesa.
-Mama ¿Porqué estamos sentados con la familia de Sara y no con la nuestra?- preguntó mi madre a mi abuela claramente incómoda con la situación.
-A mi me lo pidieron ellos, que tienen algo importante que hablar.- se justificó.
-Bueno, como ya sabéis Gavi y Sara se llevan muy bien.- habló Lucia, la madre de Sara, dando un sorbo a su copa.
-Muy bien no se llevan, si no, nos hubiese hablado de ella alguna vez.- habló mi hermana ganándose una mirada fulminante de parte de Sara.
-Que tu no sepas nada de la vida de tu hermano no es nuestro problema niña.- le sonrió falsamente el padre de Sara a Aurora ganándose miradas de asco por parte de mi familia.
-Eh tú, energúmeno, hablale otra vez asi a mi hija y no sales vivo de aqui.- amenazó mi padre a Ramón.
-¿Volvemos al tema por favor?- Sara sonrió ampliamente.
-Lo que pasa es que sabemos que están muy enamorados.- hablo Lucia de nuevo.
-Ay dios, pero tú qué dices loca.- le dije a la señora pirada que tenía justo en frente.
-Lucia con todo mi respeto, creo que os estais equivocando un poquito.- Mi madre estaba muy tranquila y muy incómoda.
-Mamá sigue hablando.- le ordenó Sara un poco cabreada.
-Nuestra familia necesita dinero, y sabiendo que vuestro hijo está enamorado de la nuestra. Podemos dejar que se case con él a cambio de un poco de dinero.- dijo la madre.
-Mira, me estoy cabreando.- le dijo mi abuela a Lucia levantándose lentamente de la mesa. -Ya me toca los huevos que una familia de extraños se me meta en la cena de fin de año, y que tengan los huevazos de proponernos casar a mi niñito con esa plasta que se va inventando por ahí que están enamorados.- la yaya ya estaba cabreada.
Eso es mala señal.
-Fuera de mi casa.- ordenó mi abuelo hablando por primera vez.
-¿Perdona?¿Acaso sabe usted quién soy?- preguntó el padre de Sara con un tono de superioridad.
Ahora mismo todas las personas que estaban en el comedor nos estaban mirando.
-Usted es un muerto de hambre así que vayase de mi casa.- gritó mi abuela señalando le con el bastón.
-Ya os arrepentireis.- dijo Sara antes de salir por la puerta de la casa.
Cuando se fueron todo el comedor se quedó en silencio.
-Hijo mío vaya amistades te echas.- habló mi padre llevándose una cucharada de sopa a la boca.
Nos volvimos a sentar y cenamos.
-Pablucho.- Me llamo mi hermana. -Te hemos hecho un regalo.- informo.
-¿Por?- pregunte extrañado.
-Por que te queremos mucho.- respondió mi abuela espachurrando mis mofletes.
-Eso me lo hace Aitana.- me refería a lo de los mofletes.
-Hablando de Aitana.- empezó mi madre. -Toma.- dijo dándome un sobre.
-Pero no me lo deis ahora, dadmelo ya mañana.- me quejé.
-Que lo abras ahora.- me ordenó mi padre.
Abrí el sobre y vi un billete de avión a Coruña para hoy a las diez y media.
-¿Para qué es esto?- les pregunté confuso.
-¿Tu no quieres arreglarlo con Aitana?- preguntó mi abuelo.
-Hombre, claramente.- respondí obvio.
-Pues vete al aeropuerto que pierdes el vuelo.- mi padre se levantó de la mesa y me dio una mochila. -Toma, te hicimos una mochila con las cosas necesarias.- me dijo.
-Como no lo arregles esta noche la cagas, asi que esfuerzate.- me dijo mi hermana.
Me despedí de todos y me fui corriendo al aeropuerto. Al llegar ahí ya estaban embarcando pero pude pasar.
Tenía una hora y cuarenta para decidir lo que iba a hacer.
Piensa Pablo, piensa.
El avión ya había aterrizado y no sabía lo que iba a hacer ni lo que iba a decir. Yo sabía donde vivía Aitana ya que me lo había dicho una vez.
Cogí un taxi y fui directo a su casa.
Estaba delante de la puerta de su casa.
Llama imbécil.
Pero ¿Y si no quiere verme?
¿Cómo no va a querer verme?
Bueno, Aitana es una caja de sorpresas.
Era ya casi media noche y yo seguía debatiendo conmigo mismo si debería llamar al timbre o no.
-Vida hay solo una.- susurre para mí mismo.
Llamé a la puerta y me abrió el padre de Aitana.
Sabía quién era ya que Aitana me lo había enseñado en algunas fotos, al igual que a sus hermanos y a sus tropecientos primos.
-Hola.- saludé. -¿Esta Aitana?- pregunté nervioso.
º º º º º º º º º º º º º º º
La Sara está tarada.
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Adrenalina || Pablo Gavi
RomanceQuien diría que por un video de tik tok Aitana llegaría a ser tema de conversación en el chat de los jugadores del Barça.