capítulo 19 - es precioso

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Gavi

-Me aburro.- repitió Aitana por décima vez.

-Aitana querida, cacho de pesada, como no dejes de quejarte voy a girar este volante tan bonito y voy a empotrar el coche contra un edificio.- dije sonriéndole falsamente.

-Ojalá.- dijo suspirando haciendo que yo pusiese los ojos en blanco.- A ver si me muero ya.-

-Viva la alegría.-

-Pues sí.- dijo ella. -He pensado que si me muero, lo más probable es que Axel se alegrarse.-

-¿Me explicas porque razón piensas que tu hermano se iba a alargar al morir tú?- pregunté extrañado.

-Por la herencia.- dijo. -Aún que no lo parezca es un rata.- insultó a su hermano con cara de asco.

-Se nota el amor que le tienes a tu familia.- suspiré cansado ya de conducir.

-Muchísimo.- dijo rodando los ojos.

Después de cuarenta minutos más de viaje llegamos al hotel. Le pedí a Aitana que se pusiese una venda en los ojos a lo que ella accedió desconfiada.

-Oye tu, pedazo de animal.- me llamo aitana caminando desconfiada con la venda en los ojos.

-Dime cariño querida.- dije irónicamente guiándola por los pasillos del hotel.

-Como me caiga.- empezó a decir. -Tienes un gran problema.-

-Uy que miedito me das.- dije de broma.

-Debería. Tengo un pasado criminal.- dijo y yo alce las cejas en forma de sorpresa.

-¿Ah sí?- pregunté sin creérmelo.

-Sí.- asintió.

-Cuéntame alguna de tus ilegalidades.- le pedí mientras llegábamos a la habitación del hotel.

-Emmm.- se puso a pensar. -En tercero de la eso me expulsaron dos días por lanzar una silla al techo y romperlo.- explicó.

-¿Me quieres decir por qué lanzaste una silla al techo loca?- pregunté atónito.

Eso era inesperado.

-No la quería lanzar al techo.- dijo, podía notar cómo se había puesto roja. -Se la iba a lanzar al pesado de Luis.-

-Primero ¿Quién coño es Luis? Y segundo, no ayuda que se la quisieses lanzar a un niño.- dije riéndome.

Aitana es un angelito, lo último que me la imagino haciendo es lanzando sillas en el colegio.

-Luis es un niño que iba a mi clase. Un pesado.- bufó. -Y un día me harté de él y pues pasó lo que pasó. Se me desvió un poquito el lanzamiento.- sonrió.

-Ya veo.- dije abriendo la puerta de la habitación.

-Quítate la venda.- le ordené.

Aitana se quitó la venda lentamente, mirando la habitación asombrada. Se quedó boquiabierta.

La has clavado Pablo. Eres una máquina.

Ya lo sé.

-Es precioso.- dijo aún admirando su alrededor.

-¿Te gusta?- pregunté nervioso.

-OBVIAMENTE, pero tú has visto esto? Madre mía.
Me apuesto lo que quieras a que en el baño hay un jacuzzi.- dijo yendo hacia el servicio. -¡DIOS MÍO!- gritó. -¡ESTO NO ES UN JACUZZI, ES UN SPA!- vino corriendo hacia donde yo estaba para abalanzarse sobre mí dándome un abrazo.

Adrenalina || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora