Aitana
Estaba sola en la terraza de mi casa.
Iba a acabar el año sin hablar con Pablo. No debería importarme, ni siquiera somos nada.
Sara nos dijo que iba a cenar con la familia de Pablo en Nochevieja y no se porque solo de pensar en eso mi estómago se encogia.
-Aitana.- me llamó una voz por detrás que claramente reconocí.
-Pablo ¿Qué haces aquí?- pregunté atónita.
-Vine a verte, pero puedo irme si quieres. No quiero incomodarte.- dijo nervioso rascándose la nuca.
-No hace falta.- le tranquilicé. -Te queda bien el traje.- le repase con la mirada de arriba a abajo cambiando de tema.
-Y a ti también te queda bien ese vestido.- dijo dando un paso hacia mi.
-¿No estabas con tu familia en Sevilla?- le pregunté apoyándome en la barandilla del balcón.
-Bueno, le conté todo lo que pasó a mi familia y me regalaron un billete de avión para que viniera a arreglar todo, creo que te quieren mas a ti que a mi y ni te conocen.- me explicó causándome una leve risa.
Espera.
¿Su familia lo sabe?
Ay dios, a saber que les contó este niño.
-No me quiero imaginar que les has dicho.- sonreí ampliamente al igual que el.
-Tranquila, no les conté nada malo.- dijo. -Les hablé muy bien de ti.- me tranquilizó.
-¿Y por qué les hablaste de mí?- pregunté haciendo que él se pusiese nervioso.
-Emm, pues...- intentó hablar.
-Era coña Pablito.- le interrumpí. -Pero de verdad ¿Que haces aquí? Deberías estar cenando con tu familia.-
-Creo que deberías saber algo.- él volvió a rascarse la nuca.
-¿El qué?- pregunté preocupada.
-Tu sabes que desde que nos conocimos es obvio que algo me pasa.- dijo jugando con el botón de la manga de su camisa.
-Pablo como no empieces a hablar más rápido me voy a estresar y voy a acabar tirandote del balcón.- le advertí.
-Cada vez que te veo tengo miedo, pero no un miedo cualquiera, miedo de perderte. Si vieras lo que mis ojos ven al verte lo entenderias. Entenderías el porqué siento que soy la persona con más suerte de todo el planeta solo por tenerte. Sé que no soy la mejor persona para ti, probablemente tengas opciones mejores. Chicos más maduros, más responsables y más graciosos, pero creeme, ninguno te va a querer como yo lo hago. Juntos no seremos los mejores y estoy casi seguro de que vamos a cometer errores, pero si de algo estoy completamente seguro es de que voy a protegerte y quererte como tu te lo mereces y aunque pase el tiempo mi amor hacia ti siempre será como el de las primeras veces.- dijo.
Mi corazón iba a mil por hora. Solo de escuchar eso me estaba derritiendo, sentía como si tuviera mariposas en el estómago.
-Pablo, yo... No se que decirte. Nunca pensé que fueras tan, no se como decirlo, taaan romántico.- dije casi sin poder respirar. -Me has dejado sin palabras.-
-Si quieres te lo repito para que puedas procesarlo mejor, pero no va a quedar tan bien como antes.- dijo con una gran sonrisa ladeada.
No se lo que tiene este chico pero siempre es capaz de sacarme una sonrisa.
-Eres muy tonto ¿Lo sabías?- me acerqué a él y él hizo lo mismo.
De un momento a otro tenía sus manos sobre mi cintura y yo las mías alrededor de su cuello. Nuestras caras estaban a escasos centímetros. Sabía que él no iba a tomar la iniciativa, le agarre por la nuca y lo besé.
Ay dios. En cualquier momento mis piernas iban a dejar de funcionar y me iba a caer.
Al principio el beso fue suave y lento hasta que se convirtió en uno salvaje y desesperado. Su lengua entraba en mi boca de manera brusca, y eso me encantaba. Sus manos bajaron de mi cintura a mi culo para apretarlo con fuerza.
-¿Te das cuenta de que mi familia está dentro y nos pueden ver?- le pregunté separandome de el.
-No me importa.- dejó un pico sobre mis labios. -¿Ahora que somos?- preguntó después de un largo silencio.
Eso me pilló por sorpresa. No sabía qué responderle.
-Te propongo algo.- habló el de nuevo. -Estamos dos semanas de algo, y si sale bien empezamos a salir oficialmente.- me propuso.
-Acepto.- dije y volví a besarle.
El sonido de los fuegos artificiales indicandonos el nuevo año hizo que nos separasemos.
-Feliz año nuevo Pablito.- le felicité.
-Feliz año nuevo a ti también pichoncito.- dijo de broma haciéndome reír.
-Medicate Pablo. Te lo digo de verdad. - le dije.
-Ahora que somos algo tendré que ponerte apodos cariñosos.- habló. -¿Prefieres que te llame cuchufleta o mi tartita de melocotón?- otra vez me reí.
-Eres de lo que no hay.- negué divertida con la cabeza.
La puerta de la terraza se abrió y salieron mis cuatro hermanos para cotillear.
-Pero bueno Aitana.- mi hermano Axel caminó hacia nosotros. -¿A dónde vas tan sonriente?-
-Axel cállate.- me quejé.
-Ainara defiendeme, tu hermana me esta prohibiendo mi libertad de expresarme. - le dijo Axel a la más mayor de todos.
-¿Va a salir toda la familia aquí?- pregunté irritada por mis hermanos.
-No.- respondió Antón. -Pero si quieres les llamamos.- ofreció.
-No hace falta.- le sonreí falsamente.
Pablo seguía con una de sus manos en mi cintura.
-Oye, que corra el aire por ahí ¿No?- habló Álvaro mirando fijamente a la mano de Pablo.
-No seas plasta.- le miré mal.
Y así fue como Pablo terminó pasando la nochevieja con mi familia.
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Adrenalina || Pablo Gavi
RomanceQuien diría que por un video de tik tok Aitana llegaría a ser tema de conversación en el chat de los jugadores del Barça.