capítulo 18 - ya veremos

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Aitana

-Pablo no se.- resoplé cansada.

-Vengaaaa, seguro que lo pasamos bien.- intentó convencerme.

Él quería llevarme de viaje un fin de semana nosotros dos solos, en el fondo quería ir pero no me gusta que él pague todo.

-Que no, a parte, no es mejor que te quedes en casa relajado? Es uno de los pocos findes que tienes libre.- insistí.

-Que no, nos vamos hoy por la tarde y pasamos la noche del viernes y el sábado y domingo.- me explicó.

-Pero Pablo.- Intente reprocharle.

-Que no.- me interrumpió. -Haz la maleta que nos vamos en tres horas.-

-¿Tres horas? Estas loco, necesito más tiempo para arreglarme y preparar todo.- me queje por milésima vez en el día.

-Nah, no necesitas más.- dijo mientras se levantaba del sofá para ir a buscar su portátil.

-Pero al menos dime si vamos a un sitio de calor o un de frío.- intente preguntar.

-Tu mete de todo en la maleta y ya está.- solucionó sonriente.

-Te mato Pablo, te mato.- murmuré por lo bajo.

-Venga, deja de quejarte, pareces Jaime.- me cogió por los hombros y me sacudió.

-Que te den por culo Pablito.- le sonreí falsamente y me fui a hacer la maleta.

-Uy, ese vocabulario Aitana, voy a tener que lavarte la boca con jabón eh.- me advirtió burlón.

-Tú estás hoy muy gracioso ¿no?- me gire lentamente para mirarle.

-Que cague me has dado dando esa vuelta lenta.- dijo tirándose en el sofá.

Fui a hacer la maleta. ¿Pero este chico que pretende que lleve? Bueno, ya me las apañaré. Luego se queja de que llevo mucha ropa.

-¿¡Aitanaaaa estás lista!?- preguntó Pablo después de unas horas.

-Que si pesado.- bufé.

-Cambia esa cara.- dijo dándome un beso. -Anda vamos.-

Pablo cogió mi maleta y la bajó hasta el coche.

-¿A donde tan caballeroso?- pregunte irónicamente.

-Tengo un lado secreto que nadie conoce.- dijo sonriendo.

-Algo estás tramando, estas muy pero que muy sonriente.- dije haciendo énfasis en muy.

-No estoy tramando nada, ¿No puedo ser feliz?- preguntó sentándose en el asiento de piloto.

-Emmm.- lo pensé por un momento. -No, no puedes.- dije finalmente.

-Pon música y relájate, nos esperan cuatro horitas de coche.- me informo dejándome boquiabierto.

-¡¿Cuatro horas?! Pero tu que te fumas querido.- protesté pataleando.

-Ay Aitana, no seas cría.- dijo divertido.

-Te esperan las peores cuatro horas de tu vida.- él sonrió girandose hacia mi. -¿Que?¿Por qué sonríes?-

-Nada, nada, estoy contento.- se encogió de hombros.

-Qué raro eres hijo de mi vida.- murmure antes de conectar mi movil al bluetooth del coche para poner musica.

Pasaron dos horas de viaje. Estoy muerta del asco sentada en mi asiento mientras que el cabrón de Pablo conduce sonriendo a todo lo que ve.

-Voy a parar a echar gasolina ¿Quieres algo de comer o beber?- preguntó aparcando en la gasolinera, yo negué con la cabeza. -¿Segura? Quedan dos horas aún.- volvió a preguntar.

-Segura.- respondí mirando por la ventana.

-Como tu digas.- Él salió del coche para indicar al señor cuánta gasolina quería y para ir a pagar.

Después de quince minutos sola en el coche Pablo entró con una bolsa llena de cosas en la mano.

-¿Qué es eso?- pregunté frunciendo el ceño.

-Para ti.- me acerco la bolsa para que la cogiese.

-¿Qué es?- pregunté desconfiada.

-Míralo.- dijo arrancando el motor para seguir con el trayecto.

-¿Me has comprado galletas de vainilla?- me giré hacia él sonriéndole.

-Son tus favoritas ¿No?- se giró hacia mí sonriendo como un angelito.

-Eres el mejor Pablito. Te daría un beso pero como que paso de que estrelles el coche.- dije haciendo una mueca.

-Cuando lleguemos me lo das.- habló.

-Bueno, ya veremos.- dije y volví a conectar mi movil para poner mi playlist. 

Adrenalina || Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora