XXXIV...Le tienen miedo...XXXIV

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CAPÍTULO 34...
....

~MANUEL~

Aquí en casa estoy permitiéndole a Pilar que ayude a curarme la herida. Mariano no sabía en lo que se estaba metiendo. Por un lado, agradecía que fue conmigo porque si hubiese sido con Lucero puedo jurar que ese cabrón estuviese muerto.

Bueno, después de esas 3 semanas sin saber de Lucero, volver a escucharla fué algo que me gustó. No soy de aceptar este tipo de idioteces pero esa voz es algo que embriaga.

—Pilar carajo —me quejo del dolor—

—Ay perdón. Es que como eres tan imbécil de dejarte acuchillar

—Adivino no soy. Hablaste con Lucero?

—Si. Creo, si mi mente no falla. Que nos vamos a llevar bien en un futuro

—Ahí se verán horrores.

—Que pesado eres.

Pesadamente espero que mi herida se cure y pasó una jodida semana en la que si yo no llamaba a Lucero ella no lo hacía ni por mis sueños. La estaba extrañando sin darme cuenta. Fueron tres semanas para tener que aguantarme luego 1 semana más sin verla. Pero al menos ya la podía escuchar.

~~~

[Y ya listo y cicatrizada esta cosa. Estaba más que decidido a que al verla si o si Lucero y yo íbamos a tener que romper ese juego que me tenía mal. Ya no más seducción, ya no más tácticas. La quiero abajo y encima de mi cuerpo, gritando que le de más, gimiendo mi nombre y que no pare.

—Oiga señor aún usted no puede...

—Pilar de enfermera te mueres de hambre. Me siento bien, ya no siento dolor alguno

—Eres necio hombre. —asiento poniendo mi saco— Por cierto. Me prestas tu apartamento?

—Ni pienses que vas a meter a una tipa ahí

—Ay Pilar no jodas. Dame la llave anda

Bufó y me da su llave.

—Voy a ver a Emma

—Escucha niña. Cuidado con lo que haces. Emmanuel ya no es un hombre soltero

—Ajaja te creí. Emmanuel no está con nadie

—Pilar. Te vas a llevar una decepción y de verdad no me gustaría que sufras. Emmanuel está enamorado de otra mujer. Y cuidado con intentar algo. Te vas a echar gente encima de la que no tienes idea y yo no voy a hacer nada por ti

—Por?

—Porque ya te lo advertí

— Me vale lo que digas Manuel

Levanto mis hombros y me salgo de la casa directo a la empresa. Llegando saludo a Carolina

—Ya llegó Lucero?

—Si señor. Como se siente?

—Ya estoy bien Caro. Voy con tu jefa.

—Si. Por cierto no tiene el mejor humor del mundo

—Que pasó?

—Elsa se tuvo que ir y para acabarla de amolar uno de los empleados eliminó gran parte de la información de la nueva exportación y se puso feroz.

—Yo tengo todos los reportes en mi computadora

La cara de alivio de Carolina me hizo gracia.

—Lucero va a estar feliz

—Supongamos que si. Que pasó con Elsa?

—Su padre está mal de salud y tuvo que irse del país.

—Oh bueno. Oye y que le hizo a quien metió el dedo? Fue despedido absoluto?

—No. Aún. Pero si le dijo claramente que si lo volvía a ver delante de ella lo iba a matar. Lo peor de todo es que como todos o la mayoría le tienen miedo pueden esperar lo que sea de ella.

—Es que tu jefa es muy impulsiva.

—Pero no es mala gente.

—No. Pero lo que ella quiere demostrar es que si lo es —Carolina solo baja su cabeza—

—Es ese señor —apunta a uno de los empleados de economía y me acerco a el

—Señor, yo no sé como pudo eliminarse todos los reportes y facturas

—Ahí estaba todo —digo seriamente— Lucero Hogaza y yo quedamos en que te confiábamos esto porque supuestamente eres el más responsable

—Señor yo se, y le piso disculpas. Pero es que la señora Hogaza no me quiere escuchar

Típico de Lucero. Solo quiere expresarse y soltarlo todo

—Usted sabe que la irresponsabilidad e ineptitud que cometió lleva consecuencias y medidas bastante drásticas

—Si señor pero de esto vivimos mi familia y yo.

Me dio algo de compasión, un error lo comete cualquiera

—Porfavor no me eche

—Yo no tomo esa decisión —pone cara de miedo— Pero voy a ver que puedo hacer por usted. No le prometo nada. Sabe perfectamente que la única que toma decisiones aquí es Lucero Hogaza y si ella insiste usted no podrá seguir ejerciendo su vida laboral en este lugar

El empleado asiente preocupado y sigue con sus cosas y yo vuelvo con Carol

—Tengo que hacer algo para que Lucero no lo eche

—Va a convertirse en una piedra en su zapato. Yo siendo usted no me metería ahí. La señora enojada es algo fuerte

—Si yo sé. Pero la piedra en el camino aquí soy yo —nos reímos— Lucero va a tener que matarme porque yo siempre ando en su contraria. Y aún no nos hemos visto enojados a la vez.

—Ay señor no diga eso

—El día en que eso ocurra va arder troya. Bueno voy a ver ya a tu jefa.

Entro a la oficina y ella está concentrada en su computadora.

—Que haces aquí?

—Pasó una semana preciosa

Veo como relaja sus hombros y se echa hacia atrás en su silla

—Que responsable —habla sarcástica—

—Oye —tomo asiento frente a ella— Has sabido de Mariano?

—Puedes no mencionarlo? Todo puede fluir mejor sin su nombre

—MMM ok —me levanto de la silla y camino hasta colocarme detrás de su silla— Estoy completamente curado

—Felicidades. —trata de estar tranquila pero sus nervios evidentemente la traicionan— Que bien

Comienzo a acercarme a su cuello. Su aroma invade mis fosas nasales y me dan ganas de morder su tersa piel aperlada

—Que perfume usas? Hueles tan rico. —me muerdo el labio inferior tratando de no reír al saber lo nerviosa que está—

—Porque siempre andas de caliente?

—Siempre me pones así

Volteo su silla y nos quedamos mirando intensamente.

🖤Capítulo #24🖤

Aquella Noche 😈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora