Capítulo 3

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Deja de mirarme así...

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—Te hice una pregunta.

Esta mujer da miedo cuando está sería, no se si me va a golpear o si me va matar...

Ninguna de las dos opciones me gusta.

No puedo mantenerle la mirada, me pone muy nerviosa, así que la desvíe hasta sus manos, a una le faltaban dos dedos y en la otra tiene un tatuaje muy bonito...

Luego vi como cerro los puños, haciendo que los músculos de sus brazos se noten un poco.

Dándome a entender que está perdiendo la paciencia...

Solté un suspiro resignada.

—Me buscaban para matarme por qué...

Me quedé callada un segundo, pensando en cómo decirlo, me dolía de tan solo pensar en eso.

—Te escucho.— dijo la pecosa levemente irritada.

Mierda.

—Me querían convertir en la mascota de el...

Mis ojos se cristalizaron al recordarlo.

Las facciones de Ellie poco a poco se iban suavizando, comprendiendo a la contraria.

—Mi única opción era escaparme, me escape un par de veces, pero siempre me atrapaban... si lo hacía una vez más, m-me matarían.

Lágrimas amenazaban con salir.

—Pero prefería arriesgarme y morir, que convertirme en la mascota de ese, ese...

—Ya basta.

Pegue un brinco del susto, levanté lentamente la cabeza, encontrándome con la tranquila mirada de Ellie, había relajado su cuerpo, ya no tenía cara de querer matarme, ella solo desvío la mirada, dando un suspiro.

—Mejor duerme un poco, no has dormido nada...- Dijo levantándose de la silla, llevándosela.

Vi como dejaba la silla de madera con las demás y se acercaba a sus cosas.

Se agachó a revisar su mochila, sacando algunas cosas, en lo que yo la observaba desde el sillón, su espalda y sus brazos...

Sacudí mi cabeza rápido, quitando ese pensamiento, solo me límite a recostarme en el sillón, cerrando poco a poco los ojos, viendo por última vez la silueta de Ellie, quedando profundamente dormida.

Ellie tomo todas sus cosas y observó a Molly durmiendo, dió un suspiro pesado, camino hacia las escaleras.

Le dió una última mirada, para luego desaparecer, en busca de provisiones.

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Me perteneces.

     

Desperté de golpe, asustada, respirando con dificultad, buscando con la mirada a Renzo, solo para darme cuenta de que me encontraba sola en aquel sótano.

Sin rastro de la pecosa.

—¿Ellie?.

Me levanté del sillón, caminando por el lugar, buscando las cosas de Ellie, pero no estaban, en ese momento me preocupe.

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