Capítulo 7

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Esperanza...

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Un día de invierno como cualquier otro, contando con que el post-apocalipsis...
Pero al caso, nuestras protagonistas avanzaban por un bosque todo nevado, obviamente con el caballo, ya que había mucha nieve en el suelo, y no se podía caminar bien.

Ambas estaban bien abrigadas, Ellie con un suéter, sumando su chaqueta y unos guantes, la rubia tenía una chaqueta que habían encontrado, era muy abrigada, así que no tenía problemas,(por el momento), también tenía puestos unos guantes que la peco...

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Ambas estaban bien abrigadas, Ellie con un suéter, sumando su chaqueta y unos guantes, la rubia tenía una chaqueta que habían encontrado, era muy abrigada, así que no tenía problemas,(por el momento), también tenía puestos unos guantes que la pecosa le había dado.
La dos tenían puestas las capuchas de sus abrigos, ya que estaba nevando un poco, la mayor presentía una tormenta, de esas que arrasan con todo.

—Ellie, ¿no crees que tendríamos que resguardarnos?.— pregunto la más baja, sintiendo el frío en su rostro, cada vez más helado.

—Tienes razón, debemos buscar un lugar cuanto antes.

—Pero no hay nada cerca, y cada vez está nevando más.— dijo la rubia preocupada.

—Solo nos queda seguir avanzando.

Dicho eso, la mayor hizo que el caballo galopee más rápido, buscando con la mirada alguna estructura que pudieran usar para resguardarse, pero no encontraron nada.

Estuvieron así un rato, buscando y buscando, pero nada, solo árboles cubiertos de nieve, la rubia por mucho que tenga un abrigo muy grueso, empezó a temblar del frío, y de eso la pecosa se dió cuenta.

La ventisca cada vez era más fuerte, y era imposible seguir avanzando, tanto que ambas se cubrieron con un brazo el rostro, y poder seguir viendo.

Hasta que la rubia pudo ver algo a lo lejos.

—¡¡Veo algo!!.

—¿Donde!?.

—¡Ahí!.— dijo la rubia señalando una casa a lo lejos.

En cuanto la pecosa lo diviso, avanzaron muy rápido con el caballo.

Cada vez que se acercaban, Ellie trataba de ver con detenimiento la casa, o mejor dicho, "mansión", ya que la vivienda era muy grande.

Había algo que la desconcertó, la mansión la rodeaba una reja, está tenía muchos ventanales, y parecía que no estaba habitada.

A medida que se acercaban, la casa iba tomando forma, hasta que estuvo enfrente de la entrada de la reja, en ese momento se dió cuenta de dónde se encontraba.

Hizo que el caballo se detuviera de golpe, mientras su corazón latía a mil, la angustia y la desesperación se hizo presente, junto con un nudo en la garganta.

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