Me encontraba perdida en este mundo lleno de peligros, sin saber el camino a mi destino.
Yo solo quería tener una vida tranquila, un lugar el cual vivir en paz, sin preocupaciones... pero ese pensamiento cada vez se volvía más estúpido a medida que...
Al abrir los ojos, note por la ventana que era de día.. quise cerrar de nuevo los ojos, y estaba por dormir un poco más, cuando de la nada los abrí de golpe al recordar que día es hoy.
Me senté en la cama, tallando mis ojos, queriendo quitar la flojera, notando que la pecosa no estaba, ¿otra vez se fue temprano?.
Por alguna razón eso me pareció triste, ya que en este día, quería verla a ella al despertar.
Solté un suspiro cansada, para luego levantarme de la cama, caminar hasta el baño y posicionarse frente al espejo.
—No lo pienses mucho Molly, hoy es tu día, probablemente la verás más tarde.— se dijo así misma la mencionada mientras se veía al espejo, para luego abrir el agua, mojando sus manos y pasandolas por su rostro, despertandola por completo.
Ahora sí estoy de humor.
Mire la bañera, luego al espejo, para luego ver otra vez la bañera.
—Que otra opción tengo...— dijo para luego proceder a bañarse.
Al salir de bañarse, con una toalla puesta, se asomó por la puerta del baño para ver si la pecosa ya había vuelto, pero como no vio a nadie, salio del baño para comenzar a vestirse.
Una ves vestida, busco un buen abrigo, botas, guantes y un gorro de lana.
Al estar lista, se acercó a la puerta, la abrió, solo para sentir como el frío golpeaba su rostro.
Salió afuera y cerró la puerta.
Observo al frente, viendo cómo todo está cubierto de nieve, y como este caía lentamente.
Bueno.. que más da, vamos a buscar a Ellie.
Pensó la rubia, y así empezar a caminar por la nieve en busca de la pecosa.
Salió por el camino de siempre, hasta dar con el camino de tierra, (que de por sí estaba lleno de nieve).
Aún así con el frío, había gente fuera de sus hogares, algunos transportando materiales con los caballos, y otros hablando de sus asuntos personales.
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Me quedé quieta a un costado del camino, pensando por dónde podría empezar a buscar.
Hasta que veo como un perro se me acercaba y se sentaba delante de mi, se notaba que estaba contento.
Que tierno..
Me agache hasta quedar en cuclillas, para acto seguido acariciar con cuidado la cabeza del perro.
