Frenesí (LM #2)

10. Teorías

10. Teorías

Nada puede detener a una oveja
negra orgullosa de si misma
- Anónimo

Ava Brown

La cabaña en la que estábamos era de madera y vieja. Muy vieja.

No tenía muebles más allá de un sofá, una pequeña mesa frente a él, un baúl y, en una esquina, un intento de cocina. Nada más. Solo era una habitación.

—Creemos que Theodore Rotland pudo alojarse aquí —opinó uno de los gemelos.

—¿Por qué? —inquirió Valak.

—Se supone que se suicidó tras la matanza —comentó Lilith.

—¿Quien es Theodore Rotland?

Todas las miradas se volvieron a mí con ofensa (menos la de Abi, que me dio una mueca divertida). Uno de los gemelos, Leviatán según la pelirroja, explicó con bastante entusiasmo la historia del chico. Conocía vagamente sobre la matanza de Santa Catalina, era la principal historia de terror para Halloween de Blue City, pero nunca le presté mucha atención. Quizá debí hacerlo.

—¿Así que pensáis que descubrió esos túneles y se quedó aquí?

—Ajá —asintió Exael... Creo.

—Mirad —Abi caminó hasta el baúl antes de abrirlo y que nos acercáramos  a ver el interior.

Ropa vieja, muy ochentera. Habían unos pantalones y dos camisas de hombre junto con un vestido de mujer.

—¿Ropa de mujer? —cuestioné yo, frunciendo el ceño.

—Quizá esto no tiene nada que ver con Rotland —propuso Valak.

—O quizá él no estaba solo —murmuré, todos los ojos se enfocaron en mí. Me sentí pequeña, no me gustaba nada llamar la atención a pesar de haberlo estado haciendo siempre por mi intelecto—. Quizá escapó junto a alguien más.

Compartimos miradas entre nosotros. La adrenalina del momento continuaba en mis venas, haciéndome sentir como la protagonista de un libro de misterio.

Uno de los gemelos se acercó al baúl con el ceño medio fruncido y le dio la vuelta, dejando caer todo al suelo. Apareció ropa interior, tanto de hombre como de mujer, y Asher rió un poco mientras agarraba, con un dedo, las bragas antiguas y grandes.

—¿S.C.? ¿Quién le pone las iniciales a su ropa interior? —soltó la prenda con prisa, como si pudiera pegarle algo. Yo rodé los ojos.

—Creo que es mejor preguntar quién era S.C.

—O quién es —me corrigió Lilith—. Fue en el 89 y debían estar cerca de los veinte, veintitantos como mucho... Así que ahora debe rondar los cuarenta y tantos o los cincuenta, si es que sigue viva.

—S.C... —susurró Valak, como si el nombre fuese a aparecer mágicamente en su cerebro.

Llevé mi mirada al gemelo, que continuaba rebuscando en el baúl como si hubiera algo.

—No creo que encuentres nada, Ex —susurró Abi, acercándose a él, aunque su vista se quedó clavada en algo que había allí—. ¿Eso es...?