08. Autocontrol

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08. Autocontrol

Porque en los ojos correctos,
siempre serás arte
- Jairo Guerrero

Ava Brown

Solté un quejido cuando alguien me removió, despertándome. Me dolía todo el cuerpo y sentía que si me movía mucho acabaría partiéndome en dos, pero abrí los ojos.

Asher me sonrió levemente.

—Perdón por despertarte, pequeña, solo quería avisarte de que me voy ya o tus padres nos pillarán —dejó un beso en mi frente—. Y no creo que quieras eso.

No sé si negué, estaba demasiado adormecida para saberlo.

Lo escuché salir por la ventana y maldije. Se había quedado. ¿Por qué no podía haber huido como un idiota? Eso es lo que hacen los chicos como él.

Y mis ojos se abrieron de par en par, incapaz de volver a dormir cuando me admití a mí misma que sería muy complicado no enamorarme de Asher Harris.

Pero no imposible.

***

Sonreí como una tonta, subrayando la frase del libro y evité gritar porque mamá y papá estaban en el salón.

Suspiré, envidiando a la protagonista. Yo también quiero un villano que se enamore de mí y haga arder el mundo solo porque yo se lo pida.

Estuve un rato más leyendo. Lloré como una bebé cuando llegué al epílogo, y me prometí a mí misma investigar si los hijos de los protagonistas tendrían historia propia.

Amo cuando hacen eso.

Odio a los escritores con toda mi alma, son unos seres sin corazón que aman hacer sufrir a los pobres lectores como yo, pero no podría vivir sin ellos.

Es como un enemies to lovers* muy bizarro.

Cerré el libro, dejándolo en mi mesita de noche y tomándome unos segundos para dejar ir a los protagonistas.

¿Y ahora qué hago con mi vida?

Decidí bajar, aún sintiendo el típico vacío que sientes cuando te encariñas con unos personajes y acabas el libro.

En el salón, papá hablaba con mi tío de forma animada. Casi suspiré. ¿Es que acaso mi tío no tenía casa?

No me malinterpreten, le quería, pero a veces me exasperaba su corrupción y lo normal que veía hacer todas las mierdas que hacía para un bien propio.

—Hola, Ava —me sonrió, ignorando completamente a mi padre. Papá puso mala cara, siempre tratando de impresionarlo—. Ven aquí, anda, que quiero tu opinión en algo.

Papá se marchó. Yo me senté a su lado, mi vagina pinchó dolorosamente y quise sonreír por el recuerdo de mi noche con Asher.

—¿Qué pasa, tío Peter?

—Mira, tú eres una chica lista así que podrás entenderlo —asentí—. Imagina que tienes la opción de hacer algo que va a darte mucho dinero...

Frenesí (LM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora