19. La casa

2K 185 35
                                    

19. La casa

Las personas libres jamás podrán entender
lo que los libros significan para quienes
vivimos encerrados
- Anna Frank

Ava Brown

Le sonreí a mi tío, mordiendo la tostada de mi plato. Mamá y papá habían insistido en un desayuno familiar, y ya estaba cansada de escuchar a papá casi suplicarle al tío Peter por un aumento.

Mi padre ni siquiera debería trabajar en el ayuntamiento, él estudió derecho, pero mi tío lo coló por pedido de mamá. Desde entonces, no deja de pedirle aumentos o subidas de sueldo.

—Como sea, Marcus, déjame hablar con mi sobrina —literalmente lo ignoró, para girarse en mi dirección. Evité carcajearme ante la cara ofendida de mi padre—. Me he enterado de que estás saliendo con Asher Harris, ¿ah?

—Sí, tío, algo así.

—Solo ten cuidado con Thomas, es un auténtico hijo de puta —avisó. Sé que no debería, pero...

La información es poder. Siempre.

—¿Qué hay con el señor Harris?

—Oh, Thomas es un farsante —si había algo que le gustaba a mi tío, era meterse en monólogos propios—. Fue policía, hizo las pruebas de acceso junto a Holden.

Holden Jones era el sheriff de la ciudad.

—¿Y por qué no lo es ahora?

—Se metió con la gente equivocada. Era joven y creía que podría hacer lo que quisiera, cuando quisiera —continuó—. Se hizo amigo con el cuarto fundador, que tenía una banda de armas y narcotráfico. Lo traicionó, o él traicionó a Harris, nunca se supo bien.

—¿Cuarto fundador? —fruncí el ceño, confusa.

—Sí, había cuatro familias fundadoras. Los Harris, los Greco, los Davis y Mands.

—¿Mands cómo Alexander Mands?

—Ajá —asintió—. ¿De qué conoces a Mands?

—Oh, no, no lo conozco. Los amigos de Asher lo nombraron alguna vez, pero ni idea —mentí.

—Ah. Pues eso —le restó importancia—. Como decía, Mands y Harris querían matarse. Por supuesto, Mands sabía matar, Harris no. Así que Thomas lo acusó y lo mandó a la cárcel, aunque la acusación fue cierta.

—¿Qué acusación?

Mamá se levantó, llevándose su plato. Papá la imitó. Pero yo estaba demasiado intrigada por lo que mi tío me explicaba.

—Thomas vio a Mands intentar matar a Robert Davis —mi boca cayó de la sorpresa—. Así que lo mandó a los juzgados.

—¿Por qué intentó matar al señor Davis?

Él se encogió de hombros, apoyándose en el respaldo de la silla.

—No lo sé.

—¿Y al señor Harris no le preocupa que Alexander Mands haya salido de la cárcel?

Peter se recolocó bien, mirándome con los ojos muy abiertos.

Frenesí (LM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora