Frenesí (LM #2)

03. Pasarlo bien

03. Pasarlo bien

A veces, uno hace unas locuras
que merecen repetición
- Anónimo

Ava Brown

Mamá había insistido en que saliera a tomar el aire. A mí incluso me había parecido buena idea ir a leer a la playa, durante un rato, pero ahora que veía a La Manada jugar a fútbol y carcajearse a un par de metros de mí no me agradaba tanto estar ahí. Lilith Greco también estaba con ellos, ella siempre estaba cerca de sus hermanos. Me preguntaba si sabía sobre ellos siendo miembros de ese grupo.

A todos nos sorprendió que Abigail Davis, hija de una familia fundadora, formara parte de La Manada. Se descubrió en el baile de primavera; yo no fui, pero Anna estuvo hablando de eso durante semanas.

Al parecer, Abi simplemente se juntó con la pandilla y besó a los dos gemelos en el centro de la pista de baile. Asher Harris aulló y eso fue señal suficiente para todos. Abigail Davis era parte de La Manada, y eso la convertía en alguien intocable.

La pobre Abi había pasado por mucho últimamente. Su padre había ido a la cárcel por violar y maltratar a su madre y ella probablemente lo estaría pasando fatal. De todas formas, no la conocía, yo solo era demasiado empática.

Devolví mi vista al libro, pero me resultaba imposible concentrarme sabiendo que Asher me estaba mirando. Por supuesto, sus intensos ojos azules nunca se separaban de mí.

Un poco de arena cayendo sobre el papel de mis manos me hizo fruncir el ceño. Miré al causante, pero tragué saliva cuando vi a Asher Harris recostado en la arena. Estaba de lado, apoyándose sobre su antebrazo y mirándome.

—¿Qué quieres? —me obligué a sonar firme pero flaqueé cuando sus amigos se acercaron a nosotros.

¿Qué estaban haciendo?

—¿Qué lees?

Intentó mirar las letras, pero rápidamente lo cerré con vergüenza. Aún así, algo en su expresión me avisaba de que había leído suficiente. Solo esperaba que no hubiese alcanzado el «Pero esta noche quiero hacerte retorcer de placer. Créeme.» que había dicho el protagonista.

Yo también quiero. Me he cansado de ser espectadora.

—Nada —respondí, el sonrojo cubriendo mis mejillas.

Demonios, esto era como si me hubiesen atrapado masturbándome.

Sonrió de lado, sin creerme, y maldije por lo bajo.

La Manada se acercó a mí, todos rodeándome. No me gustó esto. La Manada era intocable, eran los dueños de este lugar, y que se fijaran en ti no era algo bueno.

—¿Pasa algo? —temblé.

—En absoluto —sonrió Asher—. Deja que te presente a mis amigos.

No quise hacerlo, pero mis ojos casi se rodaron solos. ¿En serio?

»¿Pasa algo? —esta vez fue él el que preguntó, parecía divertido.

—En absoluto —le devolví la frase—. Solo me parece estúpido que pienses que no los conozco.

—No pensaba eso —sonrió, su sonrisa era depredadora. Algo andaba mal—. Simplemente pensé que, como vas a pasar el verano con nosotros, es preferible que los conozcas bien.