23. Trastero
No imaginas cuanto he luchado
(incluso conmigo) por ti
- Edisson A. Cajilima MárquezAva Brown
Me acurruqué contra Ash mientras él nos explicaba su conversación con su madre y Alexander. Abi ni siquiera parpadeaba.
—Entonces... ¿Eso significa que tú y yo somos algo así como hermanos? —susurró ella.
—Supongo.
La pelirroja bufó.
—Estoy harta de secretos.
—Todos lo estamos —murmuró Ash. Se alejó un poco de mí y extendió sus brazos en dirección a Abi. Ella no dudó en aceptar el abrazo, soltando una larga exhalación.
Cuando se separaron, Ash pasó su brazo por mis hombros y me obligó a recostarme en él de nuevo.
—¿Cómo es posible que esté tan conectado? —frunció el ceño Lil— Es muy retorcido.
Estábamos todos en la actual casa de Ash. Los chicos habían venido a verla ya que aún no había entrado y el rubio había aprovechado para contarnos todo el rollo este.
—Yo creo que la escritora de mi vida se droga —comenté—. O tiene problemas mentales.
—O ambas —rió Val.
Le seguí la risa. El ambiente volvió a quedarse en silencio, supongo que todos estábamos asimilando lo sucedido.
La madre de Ash y la madre de Abi habían tenido una relación poliamorosa con Alexander Mands, dueño de una banda de narcotráfico y armas a la que perteneció Thomas Harris. Los padres de las dos mujeres las casaron con dos fundadores y cuando Robert Davis pegó a Annaís, Alexander Mands intentó matarlo. Thomas lo contó a la policía y, por soplón, Alexander soltó sus trapos sucios y le jodió el cargo. Oh, y probablemente quiera matarlo.
¿Cuándo iban a dejar de pasarnos tantas cosas raras?
Necesito unas vacaciones de mis vacaciones.
—Oye, ¿y La Llave del Infierno? —cuestionó uno de los gemelos de golpe.
Habíamos apodado «La Llave del Infierno» a la llave que encontramos en el crucifijo del sótano de la iglesia de River Hood. Aún no habíamos movido ficha, tomándonos un descanso después de que una loca nos amenazara si volvíamos a interferir en Rotland o Las Galerías y de que la matáramos.
Rebusqué en mi bolsa de tela, hasta que la saqué. La había guardado en una pequeña cajita de cartón para no perderla.
—¿Volvemos a la acción? —bromeé, entregándole la llave al gemelo.
—¿De dónde debe ser...? —murmuró Val, mordiéndose el labio— No creo que sea de algún lugar muy lejano.
—Quizá de alguna casa —propuso Lil.
—No parece la llave de una casa —comenté yo, haciendo una mueca.
Repasé en mi cabeza todas las puertas que había visto a lo largo de mi vida mientras que el resto comentaba ideas y teorías. Debía ser de alguna puerta oculta o que no se abriera mucho, sino no tendría sentido esconderla.
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Frenesí (LM #2)
RomanceAva Brown era una soñadora. Siempre con la cabeza metida en algún libro, sin darse cuenta de lo que pasaba en el exterior. El romance erótico era su categoría favorita, sin duda. Pero estaba cansada de solo leer las historias. Quería vivirlas. Y...