01. Libro

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Dedicado a AndraHipolito, por ser mi lectora favorita.

01. Libro

Leer nos da un sitio al que ir cuando
tenemos que quedarnos donde estamos
- Thomas M. Cooley

Ava Brown

Solté un suspiro lleno de placer, el orgasmo arrasando mi cuerpo y dejándome exhausta. El hombre frente a mí sonrió de forma lobuna mientras que su mejor amigo salí de entre mis piernas. A cualquiera le asustaría sus tenebrosas facetas de cazadores, pero a mí me volvían loca.

Oh, esto no ha acabado aún, muñeca.

—¡Ava! —alcé la mirada con sorpresa. Mi rostro estaba enrojecido y sentía un gran calor en mi cuerpo.

Apreté las piernas.

—¿Qué quieres, Trevor? —rodé los ojos, mirando a uno de mis amigos.

"Amigos". Entre comillas.

Tenía un grupo de amigos medianamente grande, aunque realmente no los consideraba como tal. Me junté con ellos en primero de secundaria, cuando todos estábamos nerviosos y asustados por caerle bien al resto, y se había convertido una rutina para nosotros seguir siendo amigos.

Trevor Stan. Rubio y de ojos oscuros, de cuerpo atlético. Capitán del equipo de fútbol del instituto desde hace dos años. Una leyenda, el típico chico popular. Pero, fuera del instituto, no era nada.

Anna Miller era su novia, aunque ambos eran infieles a más no poder. Castaña clara, casi rubia, y con ojos verdes. Era animadora, no la capitana, pero la segunda al mando. Sin embargo, estar con Trevor la subía de rango en la escala de popularidad.

Bryan Toure. Piel, cabello y ojos oscuros. Era delgaducho, pero ser uno de los pocos negros de Blue City (no había mucha diversidad por aquí) hacía que a muchas chicas les diera morbo y se acostaran con él. Sí, era racista y repugnante, lo sé.

Y luego estaba yo. Ava Brown. Pelo negro y ojos oscuros. La chica genio, tímida e inocente, que siempre tenía la cabeza metida en algún libro.

Si tan solo supieran las cosas que ponía en esos libros...

Evité reír y me levanté del suelo para mirar a Trevor. La campana que daba final a las clases, al último día de clase, había sonado hacía una hora y el instituto estaba casi desierto. Pero le había prometido a Anna esperarla en su práctica de animadoras para despedirnos.

Bryan se marchó ayer, después de la graduación, y Trevor y Anna se irían de vacaciones juntos mañana por la mañana temprano. Estaría sola todo el verano.

Tenía el presentimiento de que iba a tener unas largas y aburridas vacaciones. Aunque tampoco me molestaba, tenía intención de pasarme todo el verano leyendo.

—¿Qué pasa? —le pregunté a Trev, guardando mi libro en la bolsa de tela que había llevado hoy ya que no habíamos hecho clases normales, solo las típicas despedidas de los de último curso.

Ellos estaban un año inferior que yo, puesto que a mí me adelantaron un curso cuando estaba en segundo. Nunca se habían mostrado descontentos por eso, y continuamos hablando a pesar de que ya no íbamos a las mismas clases.

Ciertamente, había desaprovechado por completo mi último año de secundaria. No había asistido a ningún evento; no al encierro, no a los bailes (que, por cierto, escuché que en el baile de primavera Abi Davis había ido con los gemelos Greco y habían formalizado una relación que ya se sospechaba. Abi era mi ídola, tener a dos chicos loquitos por ti no debía ser fácil; mucho menos si eran los gemelos Greco) y había asistido a la fiesta de graduación porque mamá me había obligado.

El instituto no había sido lo mío, yo nunca fui la reina del baile, pero el resto de la historia me pertenecería. Yo no sería la reina del baile, sería la reina del mundo.

—Anna ya ha salido, me ha mandado a buscarte mientras se ducha. Dice que la esperes en los vestuarios —murmuró—. Ahora, tengo que ir yo a ducharme.

Me despedí de él con un saludo rápido y comencé a caminar a paso lento en dirección a los vestuarios. No me apetecía tener que despedirme, pero entendía que había a personas a las que le gustaba llorar cuando se alejaban de alguien. Todos llevábamos el duelo y las despedidas de manera diferente, no tenía que comportarme como una antipática.

Miré las taquillas a mis lados, las puertas, las clases... Y pensar que no volvería aquí.

Sonreí por eso. ¡Que le jodan a secundaria!

Ralenticé un poco mi paso cuando vi a Asher Harris y uno de los dos gemelos Greco hablar.

Los intensos ojos azules de Asher se enfocaron en mí y maldije por lo bajo cuando acepté que tendría que pasar por enfrente de ellos.

La mirada de Asher siempre había estado en mí. En la cafetería, cuando levantaba la vista del libro que tuviese en mis manos, incluso cuando conducía fuera del estacionamiento.

Siempre me miraba.

Si esto fuese ficción, estaría gritando de alegría. Estaría súper emocionada por los protagonistas y aseguraría sin dudar que el chico estaba enamorado de ella. Pero esto era la vida real, y había comenzado a evitarlo porque me asustaba un poco su fuerte obsesión por mí. O algo así.

Tragué saliva cuando caminé delante de ellos. Ambos me miraron y me sentí entorpecer. Mis pies trastabillaron y caí al suelo, haciendo que mi bolsa se abriera y el libro que estaba leyendo, junto a mi botella de agua, agenda y estuche, se deslizaran por el piso.

Maldije, notando que mis rodillas se habían raspado. No había sangre y tampoco dolía demasiado, pero tenía una punzada poco agradable.

—¿Estás bien? —el gemelo, Leviatán o Exael, me ayudó a levantarme. Fruncí el ceño ante su amabilidad.

¿Desde cuando alguno de los gemelos Greco era amable? ¿Desde cuando alguien de La Manada, a excepción de Valak, era amable?

Aunque bueno, a las otras dos miembras (Roja y Amarilla) no las conocía, así que tampoco podía opinar del todo sobre los integrantes de dicho grupo. Bueno, se rumoreaba que Abi Davis era la de amarillo, por todo eso de que estaba con los gemelos Greco y demás, pero nada estaba confirmado.

—Ajá —guardé la botella, la agenda y el estuche, pero no encontré mi libro—. Gracias.

Lo rebusqué por el suelo, con el ceño fruncido, pero en seguida Asher lo extendió ante mí, entregándomelo. Me sonrojé furiosamente viendo la portada; una mujer, de cintura para arriba, desnuda estaba en medio de dos hombres, también desnudos, y estos dos le agarraban los pechos con las manos tapándole los pezones.

Rápidamente se lo arrebaté a Asher, avergonzada.

Odiaba ese tipo de portadas por cosas como esta, pero el libro era buenísimo. Do todas formas, no me avergonzaba el sexo (estaba bastante desesperada por comenzar a practicarlo, siendo sincera), pero sí me avergonzaba que Asher Harris supiera eso.

Guardé de nuevo el libro en mi bolsa de tela y comencé a caminar después de murmurar otro agradecimiento, queriendo poner la máxima distancia entre Asher y yo.

Sin embargo, las palabras que salieron de su boca antes de que me marchara me dejaron la sangre helada.

—El juego a comenzado, Ava, y voy a cazarte.

Nota de la Autora:

Primer capítulo de Frenseí y, aunque es un poco de introducción, ya tenemos la primera interacción de Asher y Ava.

Aclaro! Es un libro que va a ir bastante rápido, me refiero a que los protagonistas van a juntarse pronto ya que Ash lleva esperando mucho tiempo y no va a controlarse. Guiño, guiño.

Siento que Ava y yo vamos a compaginar muy bien y que voy a sentirme muy identificada con ella. Aunque si mi madre ve esto, es mentira.

Decidme que primera opinión tenéis.

Love u!

Frenesí (LM #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora