¡ASESINO!

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A pesar de todo lo que hizo Richard Granger el año anterior, a pesar de que Dumbledore sabía todo acerca de cómo iban las cosas en Privet Drive, Harry tuvo que pasar otro año allí, aguantando a la morsa y sus gritos, soportando lo insoportable, y yo encerrada en mi jaula sin poder hacer nada. Ya no sabía cuánto tiempo más podría resistir sin descubrir mi identidad, matar a los Dursley y salvar a Harry de su propia familia, pero tenía que seguir aguantando. Los dos teníamos que seguir aguantando, qué remedio, o estábamos condenados a huir toda la vida, e iba a ser muy larga, porque Harry acababa de cumplir trece años y yo tenía quince. No siempre fue así, por supuesto, pero así era ahora y así se iba a quedar. No me arrepentía de nada de lo que hice desde que conocí a Harry Potter.

De pronto, y así porque sí, llegaron otros dos habitantes más a la casa, esta vez bienvenidos por los Dursley, aunque no por nosotros.

—Hoy viene mi hermana Marge —anunció la morsa—. Se quedará durante una semana y se traerá a uno de sus perros. Espero que pase una buena semana aquí, así que espero también que nos comportemos como personas normales, y eso va por todos —supuse que se dirigió a Harry. Yo todo esto lo estaba oyendo desde arriba, por tanto no podía verificarlo, pero estaba segura casi al cien por cien de que eso iba por él.

Oí que Harry subía. Parecía que ya había acabado todo, al menos por ahora. Parecía derrotado. Cerró la puerta y se sentó en la cama, tras coger tres cartas que recibió el día anterior. Parecía que lo único que podía hacer era leer una y otra vez esas cartas.

Querido Harry,

Soy Ginny Weasley. Gracias por salvarme la vida en curso anterior. De verdad que no lo olvidaré y te estoy eternamente agradecida por eso. Desde que me pasó aquello con el libro que tú y yo sabemos, desconfío de todos los libros que escriben solos, aunque he de reconocer que aún no me he encontrado ninguno más. En serio, gracias por todo lo que has hecho por mí. Te debo una.

Espero que no me tomes por una niña tonta, pero te quería decir que no te tomes demasiado a mal lo que Ron hizo el día que os conocisteis. Te aseguro que no fue su intención hacerle daño a tu lechuza. Él asegura que fue un accidente y espera que no lo odies toda la vida por ello, y yo también lo espero, aunque espero también tu versión del accidente. Mi padre dice a veces que hay que ver todas las opiniones antes de juzgar a nadie y puede que tenga razón.

Ahora que hablo de mi padre, le han dado un premio por su trabajo y, con el dinero del premio, nos hemos ido a Egipto. Te he mandado una foto en la que salimos todos para que nos conozcas. Te aseguro que no todos somos como Ron o Percy, algunos tenemos sentido del humor, pero eso ya lo sabes por Fred y George.

Espero que este año nos veamos más. He conseguido por fin tener una amiga común contigo, Hermione, y me ha hablado maravillas de ti. Seguro que son ciertas las cosas que dice, pero me gustaría comprobarlo yo misma. Ya ves, ahora soy desconfiada. Por cierto, en Hogwarts no te acerques mucho a Percy o te aburrirá con un montón de historias. Como ha sido nombrado delegado, se lo tiene muy creído y puede resultar un pesado.

He quedado con Hermione en el Caldero Chorreante para pasar la última semana de agosto. ¿Podría ser que vinierais tú y Hedwig? Sería una buena oportunidad para hablar y hacernos amigos. Si es que sí, nos vemos allí.

Sinceramente,

Ginny.

—No me fío mucho de los Weasley —dijo Harry al acabar de leer la carta. Por lo menos, ahora podía sacarme de la jaula de vez en cuando, por tanto, leí la carta con él. Por cierto, ¿qué hablaba la Weasley de un libro que escribía solo? Me lo he preguntado una vez y otra pero nunca he hallado la respuesta—. Su hermano también parecía simpático al principio, y luego mira lo que intentó hacerte —prosiguió—. Supongo que puedo darle una oportunidad de todas formas. ¿Qué te parece?

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