¡PÁNICO! LA PRIMERA PRUEBA

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El tema estaba definitivamente zanjado. En función de las caras de los profesores, jueces y demás, nadie se preocuparía más por el asunto de que Hogwarts tenía dos campeones, uno de ellos obligado a participar. Dumbledore mandó callar a todo el mundo antes de preparar otro de sus aburridos discursitos.

—Atención todo el mundo —comenzó—. Tras la deliberación, todo queda del siguiente modo: habrá cuatro campeones, dos de ellos de Hogwarts, aunque yo mismo abriré una investigación exhaustiva del porqué de la participación del señor Potter. Aun así, dado que las normas así lo estipulan, está obligado a participar. La primera prueba será el 24 de noviembre. Ahora sugeriría a todo el mundo que se fuera a dormir, que mañana será otro día. Muy buenas noches a todos.

—Buenas noches, y un cuerno —gruñó Harry, en voz baja—. Que va a investigar, dice. Y voy yo y me lo creo. Se quedará tranquilito en su despacho, repanchigado en su sillón, y allá me las den todas.

Yo opinaba igual que él. Continuó murmurando por lo bajinis hasta que llegó a la habitación, se metió en la cama y cerró las cortinas del dosel con más fuerza de la debida, rompiendo algunas anillas. Se oyó a Hermione llamar a la puerta.

—Hoy no, Hermione, mañana hablamos —dijo Harry, tratando de no ser demasiado brusco, aunque fracasó, todo sea dicho. Suspiró y se levantó para disculparse con ella—. Lo siento, Hermione, es que estoy algo cabreado —añadió, abriendo la puerta y dejándole entrar.

—¿Cabreado? Yo estaría aterrada —dijo ella, pasando a la habitación y cerrando tras de sí—. ¿Quién te ha metido en el torneo? ¿Lo sabe alguien?

—Qué va —gruñó Harry, volviendo a tumbarse en la cama. Hermione se sentó a su lado—. Y no parece que quieran averiguarlo, por mucho que digan que van a investigar. La mayoría estaban discutiendo porque decían que he hecho trampas. Como si quisiera participar, vamos. No tengo otra cosa mejor que hacer que suicidarme metiéndome en ese estúpido torneo. A la mierda con ellos.

—¿Entonces es verdad que estás obligado a participar? —preguntó Hermione, y Harry asintió—. Ya veo. Entonces haremos todo lo posible para que sobrevivas. Tienes los libros de tu admiradora y seguro que, si te aprendes todos los hechizos que vienen, serás capaz de lidiar con lo que sea.

—Es verdad, la trilogía —dijo Harry, más animado—. No había pensado en ello. Me empollaré los tres libros de pe a pa, incluyendo ahora los hechizos marcados como muy peligrosos. Si domino esos hechizos, seré imparable —se levantó y fue a buscarlos—. Me voy a poner ahora mismo, no hay tiempo que perder —añadió, revolviendo el baúl.

—Y yo te ayudaré en lo que sea —prometió ella, yendo a revolver también.

Entre los dos dejaron el baúl patas arriba, pero encontraron los libros y se sentaron en la cama para leerlos. Lejos de amilanarse, Harry había encontrado un nuevo reto, uno quizá demasiado duro para él, a pesar de todo, pero que le dio la energía necesaria para superarse. Mientras siguiera con ese espíritu positivo, haría un buen papel en el torneo. No se dejaría matar tan fácilmente.

El día siguiente habría sido horrible de no ser porque Harry y Hermione parecían tener la mente en otro sitio, en los hechizos de los libros. Todo el mundo daba de lado a Harry, incluso algunos del grupo como los gemelos, Lily o incluso Neville. Por suerte, a Neville le duró poco la tontería y pronto comprendió que Harry no había entrado voluntariamente al torneo. Parecía que lo había pensado mejor y había visto que era absurdo. Luna, sin embargo, aprovechó la confusión para acercarse al grupo e incluirse en él definitivamente.

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