SMOKE ON THE WATER

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Durante el resto del curso, me dediqué a estudiar y practicar en el Bosque Prohibido, peleando en sitios cada vez más peligrosos, ya en forma humana. Naturalmente, tenía altas posibilidades de que me descubrieran, pero era un riesgo que tenía que correr. Tenía que practicar el mayor número de hechizos eléctricos posible. Pensé en la electricidad para vencer o, por lo menos, echar al kraken, dado que vivía en el agua y esos dos elementos nunca se llevaron bien. Este tipo de hechizos era muy extraño y nunca antes había visto nada parecido. Por suerte, la sección de Ravenclaw estaba provista de gran cantidad de libros y pergaminos llenos de hechizos increíbles, y entre ellos se encontraban algunos de lo que llamaban magia elemental. Tenía que pasar más tiempo ahí dentro, porque era formidable. Estaba pensando incluso en escribir una segunda trilogía de hechizos cuando todo pasara, y así entrenar mejor aún a Harry. Pero eso sólo era una idea de momento.

Cada vez pasaba menos tiempo con Harry y Hermione, pero ellos tampoco parecía que me echaran demasiado de menos, pues ya tenían bastantes problemas con el asunto de la Cámara de los Secretos. Además, yo tenía problemas de sobra con el kraken. Me pasé prácticamente todo el curso estudiando, practicando e investigando a ese horrendo bicho y lo que estaba haciendo. A veces me enteraba de alguna cosa que habían hecho Harry o Hermione, pero poco más. Lo protegería, sí, pero también tenía que asegurarme de que seguía mis consejos y entrenaba por su cuenta. No podía depender siempre de mí y sabía que podría pasar esta prueba que le imponía… aunque no tenía otro remedio que hacerlo, porque yo estaba realmente muy ocupada esta vez. Cuando se lo contara en alguna carta, lo entendería o lo entendería; no había otra. Tenía que entender que no lo pude ayudar porque estaba salvándole el culo de un kraken.

Con todo eso en mente decidí un día investigar un poco a los afectados por el kraken. Generalmente eran Hufflepuff, posiblemente los de voluntad más débil. Pronto vi a una chica de Slytherin que parecía estar haciendo exactamente lo mismo que yo, aunque de un modo un tanto más fácil de detectar. También es obvio; nadie sospecha de una lechuza mirando, porque es lo que solemos hacer. Hablar, no hablamos mucho, pero hay que ver lo que nos fijamos en las cosas…

Dejando ese tema aparcado, me preocupó bastante la actitud pasiva de los Hufflepuff. Actuaban como siempre, pues también en mi época de estudiante parecían zombis, pero se ve que ahora me fijaba más en las cosas, sabiendo que había un monstruo marino en el lago. Eso seguramente condicionó bastante.

Ya en el Gran Comedor, mientras comíamos, un Hufflepuff se levantó de pronto y salió de allí por las buenas, como en trance, sin decir siquiera adónde iba. Lo seguí discretamente y lo que vi me heló la sangre: iba derecho al lago, lo cual era extraño pero no aterrador; lo aterrador era que lo esperaba el kraken, con la cabeza fuera del agua, y el Hufflepuff no parecía para nada asustado ni afectado por ver un bicho de tales proporciones. De hecho, seguía acercándose a él por las buenas.

«¿Qué diablos está pasando aquí?», pensé, agazapada detrás de un árbol para evitar que el kraken me detectara. «¿Es algún poder del kraken o qué? Es peligroso».

Ahí escondida, vi al Hufflepuff entrar en el lago, sumergirse durante más de diez minutos y salir. Parecía que no había entrado, porque salía seco. ¿Cómo se las había apañado para aguantar más de diez minutos bajo el agua? Lo ignoro. ¿Cómo salió seco del agua? Eso es peor todavía.

Pero si creía que las cosas iban mal con eso, cuando vi lo que pasó después empecé a creer que las cosas aún podían ir mucho peor. Ya podía entrenar duramente si quería que el colegio continuara abierto, porque si las cosas continuaban por aquellos derroteros, el colegio cerraría seguro.

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