Capítulo 12: Yo no bailo

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Maratón 3/4

Jota 

Vi a Iris mirándome con una ligera arruga en la frente, me recorría de abajo como si pudiese ver por dentro de mí. La llamé pero no me hacía caso.

—¡Iris! —chasqueé los dedos delante de su cara—. ¿Quieres una cerveza? —le pregunté cuando ya había vuelto del trance.

—¿Eh...? —apretó las cejas—. Sí, venga. Dale.

Sonreí mientras negaba la cabeza al ver lo despistada que estaba y pedí las cervezas.

—¿Qué mirabas? —le pasé un botellín en cuanto el camarero las sirvió.

—No miraba nada —bebió.

—Me mirabas —bebí.

—Bueno, te miraba porque me estabas hablando.

—Iris, no mientas. Mentir está muy mal —levanté las cejas.

—¿Cuánto cuesta? —señaló la cerveza.

—Nada, me la han regalado —sonreí.

—Va, Jota. Ya me has invitado antes.

Pegué el botellín a mis labios e incliné la cabeza hacia atrás para dejar que el sabor amargo recorriese cada recoveco de mi boca. Simplemente, me apetecía invitarla. Tenía algo que no sabía explicar.

—¿Por qué me invitas? —me miró seria.

—Me caes bien —apoyé los codos en la barra.

—No me conoces.

—Pues imagínate si nos conociéramos.

—¿Cómo? —frunció el ceño.

Solté una risa suave entre dientes al ver que ni siquiera se había dado cuenta.

—Así que estudias Comunicación Audiovisual —cambié de conversación.

—¿Cómo sabes eso?

La miré divertido. No había que ser muy listo para saberlo.

—Bueno, conoces a mi prima y en incontables veces nos ha dicho de conocer a sus amigos de la uni.

—¿Os ha hablado de nosotros?

—Constantemente. Es muy pesada.

—A mí me cae bien.

—Por eso a partir de ahora tú me caes peor que antes —bebí.

—Entonces, ¿te devuelvo la cerveza? —la extendió en mi dirección.

—No, esa ya te la puedes quedar.

Me miró y esbozó una sonrisa mientras levantaba el botellín y le pegaba un trago.

—¿Tú estudias, Jota? —preguntó curiosa.

—Bueno... es complicado —me llevé la mano a la nuca.

—Si no quieres contármelo, lo entiendo. No te preocupes —sonrió con unos dientes perfectamente alineados

La contemplé perplejo porque normalmente la gente quería saber más e insistían demasiado en eso, pero con ella fue diferente.

—Trabajo en el bar de mi hermano, aunque eso ya lo sabes.

—Cierto, tiré tu bandeja —soltó una risita.

—No te preocupes, la próxima vez lo recogerás tú.

A través del arco IrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora