Capítulo 33: La noche de la que prometí no hablar

267 20 2
                                    

Iris

Me encontraba apoyada en el hombro de Jaime mientras me acariciaba el pelo con delicadeza. Estaba a punto de contarle todo lo que me pasó la noche de la feria de mi pueblo. Esa noche que prometí no volver a recordar nunca más en mi vida.

Afiancé la voz y me hundí un poco más en su pecho antes de poder hablar.

—Conocía a Edu de toda la vida... —empecé—. Estábamos juntos en la misma clase y creo que desde siempre me ha gustado. Casi nunca hablábamos porque toda mi vida he sido invisible.

—¿Cómo puedes pasar desapercibida? —hizo una pausa—. Eres tan...

—¿Tan qué? —le di en el brazo.

—Interesante —completó con una sonrisa.

Me atraganté con mi propia saliva y comencé a toser mientras él ahogaba una carcajada en la palma de su mano. Me incorporé para mirarlo con las lágrimas saltadas por el esfuerzo y tragué saliva para calmar la garganta.

Cuando conseguí recuperarme volví a apoyarme en su hombro y él volvió a atrapar un mechón de mi pelo entre sus dedos para seguir jugueteando con él.

—No sé —me encogí de hombros—, casi siempre estaba con Marci. Mi mejor amiga del pueblo —aclaré—. Llevamos toda la vida juntas, pero eso es otra historia —ordené mis pensamientos—. El caso es que, una noche era la feria de mi pueblo. Salí con mis amigas, hasta ese momento me gustaba salir de fiesta. Bueno... creo que esta experiencia tuvo mucho que ver en eso —carraspeé la garganta—. Ya era bien entrada la noche, acabábamos de hacer botellón y nos íbamos para la discoteca. A todo esto, decir que ya había intercambiado mensajes con Edu durante un mes. Nos contábamos lo que hacíamos durante el día, le explicaba algún que otro ejercicio de clase, hablábamos de nuestros gustos y de quedar algún día para dar un paseo, aunque eso nunca lo hicimos.

» Esa noche, cuando estábamos llegando a la discoteca se acercó a mí y me dijo que si quería irme con él por ahí. Fui una estúpida por aceptar —Jaime negó con la cabeza en cuanto me insulté a mí misma, me dio un beso en la sien mientras verbalizaba un "no digas eso" y seguí hablando— no era consciente de lo que iba a pasar... —me tembló la voz—. Me llevó a una zona apartada, me dijo que... quería hacer algo más conmigo... que... —tragué saliva y me pasé una mano por la cara para aclarar la mente— que si quería acostarme con él. Le dije que quería ir poco a poco... —me incorporé y me volteé para mirar a Jaime—. Hice el amago de irme porque no me sentía cómoda y él intentó retenerme —Jaime se tensó en cuanto dije eso último—. Salí corriendo antes de que pudiese hacerme nada —puntualicé por su expresión— y llegué a dónde estaban mis amigas, también estaban los de Edu. Se acercó a nosotros hecho una furia y gritó que en realidad no le gustaba, que nunca lo había hecho. Básicamente, había estado jugando conmigo.

» Me dijo que solo hablábamos por la apuesta, que... que era para ver cuánto tardaba en llevarme a la cama... Esa noche se acababa el trato. Me sentí tan mal y tan sucia, a pesar de que no había hecho nada, que me puse a llorar delante de todos. Él tan solo se limitó a reírse de mí y a decirme que era una estrecha y un bicho raro del que nunca nadie se iba a enamorar.

» Me fui corriendo de allí... y empecé a beber porque quería olvidarme de esa noche. Cuando llegué a mi casa lo vomité todo. Tenía demasiada ansiedad y demasiado alcohol en el cuerpo como para no hacerlo. Me sentía usada, engañada. Durante todo ese tiempo él no había sido así. Era una persona totalmente diferente, de verdad llegué a pensar que le gustaba y llegué a creer que yo estaba enamorada de él. Nunca he sabido cómo debería sentirme si lo hiciese, no lo he sabido porque hasta ahora no lo había vivido. Necesitaba sentir los halagos de Edu y sentir que le gustaba solo para aceptarme...

A través del arco IrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora