CAPÍTULO 26

4.3K 374 177
                                    

Iván estaba nervioso. Ese día había faltado al instituto porque tenía una cita en la peluquería, se pondría poquitas mechas platinadas y temía que no le quedase bien. Pero en realidad en el fondo esa no era la razón de su nerviosismo, sino que el motivo era tan simple como que mañana sería su cumpleaños. Y no cualquier cumpleaños, cumpliría 18, sería mayor y libre de hacer lo que se le antoje.

En su casa lo estaban visitando sus familiares, mañana tendría una pequeña cena y nadie quería faltar.

—Iván ¿Puedo ir contigo? Porfis, me portaré bien.

Alexis, su primo preferido estaba en esos momentos en su cama haciéndole un puchero para tratar de convencerlo. Para Iván el pelinegro era tan adorable que simplemente no le podía negar algo. Aún faltaba que llegasen Roier y Osvaldo, esos dos eran hermanos y vivían peleando, por alguna razón le causaban mucha gracia.

Se empezó a preguntar qué opinaría su primo sobre su no-relación con Rodrigo.

—Claro, solo... quédate quieto y no vayas a tocar nada.

Bien sabía él que Alexis no era conocido por ser una persona tranquila y obediente.

—¡Si! !Gracias, gracias, gracias! Juro que creí que solo vendría aquí y nos aburriremos.

Iván solo rodó los ojos y asintió sin responder. Sabía que no era catalogado como la persona más divertida, pero tampoco creía que fuese taaan aburrido. Quizá solo lo que él tenía como diversión, a los demás no le divertía tanto. Solo esperaba que no le invitarán a ningún club ni nada por el estilo, en ocasiones a sus primos no sabe decirles que no y simplemente pierde el control.

Al parecer serían unos días intensos y un fin de semana muy largo.

─☮─

—¡Te ves tan bello! Hasta me dan ganas de tomarte mil fotos…

El ahora con mechas tenía que lidiar con el alboroto de Alexis. Le había gustado su nuevo color de cabello pero a su primo le gustaba exagerar las cosas.

Le hizo un vistazo a la hora en su celular y al darse cuenta de que aun era temprano decidió llevarse al pelinegro de compras. Al menos quizá viendo ropa cerrase el pico un rato.

Era época de verano pero ese día no estaba caluroso, los días grises eran bonitos en exceso a su parecer.

—Creo que lloverá. —le dijo Alexis, mirando hacia el cielo.

—Puedo decirle a mamá que venga a buscarnos luego, no te preocupes.

Entraron a una tienda de hombres a la que Iván no solía ir. La ropa que vendían allí no eran su estilo, pero sí el de su primo así que tendría que aguantarse. Se prendió del brazo de Alexis por costumbre, viendo a este mirar todo con sumo detalle.

No eran muchas las veces que iba de compras, la tienda a la que solía ir quedaba a una cuadra de su casa y eran escasas las veces que salía. De alguna manera estaba tratando de romper con eso, se estaba cansando de ser un marginado sin vida que solo se encierra en su cuarto a hacer tarea.

—Oye Sprensito, no es por nada, pero hay un chico por allá que te está mirando mucho desde que llegamos.

—¿Eh?

Gira disimuladamente el rostro, buscando con la mirada al chico mencionado. Y si, en definitiva es un chico, y uno muy guapo.

Maldito Rodrigo y su maña de aparecerse por todos lados.

—¡Y te está sonriendo! Oh dios Iván... —le gritaba Alexis en susurros.

El pelinegro solo sonrió y mordió sus labios al ver a su castaño favorito acercarse. Soltó lentamente el brazo de Alexis, no quería que el otro mal interpretase las cosas.

—Ey, que bueno verte.

Saluda Rodrigo, observando a él y luego a Alexis. Este último esta mirándolo con ojos iluminados.

—¿Se conocen? Dejame presentarme, soy Alexis, el primo de Iván.

Observa como esos dos estrechan sus manos y los mira receloso. Conoce perfectamente a su primo y sabe que si algo le gusta enseguida ataca. Y por nada del mundo iba a permitir eso, creía que demasiado le había costado tener algo con el castaño para que alguien lo estropee.

Pero sin darse cuenta se había puesto celoso al ver que Rodrigo se quedó mirando más de la cuenta a su primo. Quiso rodar los ojos y pegar a ese par de idiotas, estaba sintiendo los traicioneros celos picarle y no podía hacer nada.

Le devuelve el saludo en un susurro para no parecer irrespetuoso y vuelve a rondar por la tienda, dejándolos solos para que nadie vea su fracaso. Mientras simula observar una chaqueta fea lucha contra el impulso de querer llorar, sus labios tratan de deformarse a un puchero y se resiste con todo el dolor de su alma.

Es que, Alexis era más bajo y más enérgico, era el tipo ideal de cualquiera. A Rodrigo le gustaban así, cuando él era todo lo contrario a cualquier prototipo. Pero no podía evitarlo, solo era un chico alto, con brazos no muy marcados y con un abdomen sin trabajar que no hablaba.

Sus inseguridades eran una completa mierda.

En eso siente las manos de Alexis tomarle del brazo sin cuidado. Sigue manteniendo una charla con Rodrigo y planea incluirlo.

—Te queda muy bien. —le dice el castaño de repente, enfocándose en él.

Se quedan mirando por unos segundos hasta que el más alto comprende que habla de su cabello.

—Gracias, supongo. —responde cortante.

—Ash, eres un bebé malo. ¿Esas son formas de agradecer los halagos? —suelta su primo, tomándolo por los cachetes.

Se queja y se aleja, sobando sus mejillas. Alexis se despide de Rodrigo y él solo le da una mirada, dejándole en claro que está enojado. ¿Por qué razón? Ni siquiera él lo sabe.

Pero era tan tonto si creía que Rodrigo lo iba a dejar con esa expresión triste en la cara.

Pues enseguida sintió las manos del castaño en su cadera y un cuerpo pegándose a su espalda. Se siente impactado y mira a su primo, agachando el rostro al ver su mirada de ¿por qué no me lo dijiste?

—¿Nos das unos minutos Alexis? —le pregunta Rodrigo.

Este asiente y haciéndose el loco vuelve a entrar a la tienda, dándoles su espacio.

—¿Estás celoso de que hable con tu primo? Porque si es así déjame decirte que gastas tu tiempo.

Iván rueda los ojos y solo niega, dándose la vuelta y alejándose un poco.

—No me interesa con quien te metes, ya deberías saber eso.

—¿En serio? Porque no pareces muy convencido.

Odia en esos momentos la mirada burlesca en los labios de Carrera. El maldito tiene la razón en todo lo que dice y logra exasperarlo.

—Como sea.

—No deberías preocuparte, no es mi tipo.

Rodrigo se acerca y acuna su rostro entre sus manos, dándole un casto beso sobre los labios.

—¿Y cómo es tu tipo entonces? —pregunta Iván en un susurro, tomando de la delgada cintura del pelinegro para rodearlo con sus brazos.

—No te lo diré.

—Tampoco es como si me interesara. No es como si fuéramos novios.

El castaño lo mira por unos largos segundos, y siente que la ha cagado. Pronunció la palabra prohibida y ahora la tensión era palpable. Se siente tonto, pues Rodrigo se aleja de su lado.

—Debo seguir, ya nos veremos por ahí.

Y sin siquiera recibir un beso sino un golpe en el brazo, es cruelmente abandonado. No puede evitarse preguntar ¿qué hice mal? y a medida que lo hace, se siente mas tonto aun.

Entonces comprende que se ha estado haciendo más ilusiones de las que debería hacerse.

Rodrigo no es un chico de una sola persona y al parecer eso no cambiará.

𝗽𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 ( ✓ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora