𝗽𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 ( ✓ )

CAPÍTULO 29

—¿De verdad haces boxeo? —pregunta Iván mientras devora las fresas bañadas en ese delicioso caramelo como un muerto de hambre, eran escasas las veces en la que se permitía comer cosas así y creía que la ocasión lo ameritaba. Estaba agradecido a no encontrarse con carnes y solo frutas silvestres en su lugar. Al parecer Carrera recordaba que el era un poco delicado cuando se trataba de comida. El pelinegro adoro que todo dentro de la carpa fuese rojo, incluso las mantas eran rojas. Lo único que rompía la tonalidad era la lampara, pues esta era dorada. Hasta habían pétalos de rosas esparcidos por todo el estrecho lugar y se había sonrojado al verlo, pues el castaño estaba siendo muy romántico a su parecer.

—Si, así que ten cuidado conmigo. —Rodrigo le guiña un ojo y Iván ríe, negando con la cabeza.

Se acaba el plato cuando menos se da cuenta, frunce el ceño al ver que no le ha preguntado a Rodrigo si el quería acompañarlo a comer.

—Lo siento, me comí todo y no te invite... —Susurra avergonzado, lamiendo sus deditos.

—Tranquilo, no tengo hambre. Al menos no de comida... —dice esto ultimo por lo bajo, por lo tanto Iván no le oye.

Al terminar Iván deja el plato en el canasto, fuera del colchón inflable donde se estaban sentando. Aprovecha y divertido empuja a Carrera hasta que esté estrella su cabeza contra la suave almohada, se coloca sobre su cuerpo y le da un pequeño y casto beso.

—Gracias por hacer esto Rodrigo, sinceramente no me lo esperaba.

—Pues de eso se tratan las sorpresas tonto, de que no tengas que saberlo.

Ambos ríen y se abrazan por un rato, sus cuerpos están fríos debido al viento que se cola a la carpa, pues aún no la habían cerrado. Iván al no soportar los molestos escalofríos que sufría su cuerpo decide cerrarla, acurrucandose a un lado de Carrera seguido de taparlos con una de las gruesas mantas. El pecho del castaño era una cómoda almohada. Ahora solo oían al viento impactar con la carpa, era algo tranquilizador.

—¿Recuerdas cuando dije que el día que supiera por que me comporto de esta manera contigo, te diría el motivo? —Habla Rodrigo de repente mientras le acaricia el cabello con suavidad.

—Si, lo recuerdo.

—Bueno, pues ya lo se. —Levanta la parte superior de su cuerpo y se apoya en un codo, dejando que Iván se acurruque a su lado.

—Dimelo entonces porque no soy adivino.

Iván se derrite al sentir la mano cálida de Rodrigo acariciar su rostro, sus mejillas en realidad.

—A este idiota le gustas mucho, Iván. —Susurra el castaño, mirándolo tan profundo a los ojos. – Es un poco obvio ¿no?

Iván no sabe qué responderle, era eso lo que exactamente quería oír y ahora simplemente se quedaba sin palabras. Pasan unos segundos largos en donde el silencio reina.

—¿No dirás nada? —pregunta decepcionado Rodrigo. – Se que… sé que no soy el mejor, pero de verdad quisiera tener una oportunidad contigo.

¿Acaso Carrera estaba hablando de un noviazgo?

—Sigue hablando. —ruega Iván, queriendo oír un poco mas y haciendo sonreír al otro.

—Quizá es un poco apresurado de mi parte, también se que no hemos tenido citas pero te puedo asegurar de que te conozco mas de lo que crees..

—¿Ah si? Ya que dices conocerme, describeme. —reta Iván.

Carrera alza sus cejas, acercándose cada vez mas a su rostro.