𝗽𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 ( ✓ )

CAPÍTULO 31 | FINAL

Los exámenes del semestre habían terminado y solo entonces Iván pudo respirar con tranquilidad luego de los últimos dos pesados meses en donde no había hecho mas que estudiar. Para su tranquilidad, a él le fue excelente, manteniendo el mejor promedio por lejos. No podía decir lo mismo de su obstinado novio, este tuvo notas bajas pero que al menos le habían ayudado a aprobar. Rodrigo se volvía un niño impaciente a la hora de sentarse a leer y memorizar.

Por esas semanas podría concentrarse en su castaño, al menos hasta que la graduación llegue y luego tenga que matarse la cabeza pensando a qué universidad asistirá. Si bien tenía oportunidades en el extranjero, siempre quiso quedarse cerca de su hogar, no estaba ni cerca de acostumbrarse a estar en otro lugar que no sea su hogar. Y la idea de estar lejos de Carrera le carcomía por dentro. El miedo también estaba presente. ¿Qué pasaría si Rodrigo conociera a otras personas en la universidad y se olvidara de él? Su inseguridad era una maldita perra.

Todo se esfuma al sentir la conocida mano que se posa en su muslo. Ser compañero de tu novio era lindo, incluso si fingían no llevarse. El profesor de Historia al parecer amaba sus berrinches y siempre los ponía juntos en los trabajos, este era uno de ellos. Pero tener a ese castaño que tanto le gusta tan cerca y en público no es para nada bueno.

—Alguien nos puede ver, bobo. —le recuerda al notar el travieso movimiento en los dedos de Rodrigo en su muslo, queriendo acercarse a su ingle.

—Que nos vean, no me jode siquiera un poco.

Iván lo mira mal, reprochandole.

—Harás que me enoje Carrera, saca tu mano de ahí y mejor usala para terminar esto. —susurra, apuntando a sus libros.

—¿Y si no lo hago?

Dios, Rodrigo estaba caliente otra vez y podría notarlo desde lejos.

—Rodrigo. —advierte el pelinegro con un tono que desea ser autoritario.

Solo entonces el mencionado baja la cabeza y retira su mano, cansado de ser rechazado. Estaba totalmente aburrido y no quería hacer la tarea, se habían pasado las ultimas dos horas escribiendo cosas que no le servirían para nada.

Iván lo observa en silencio, se podía notar el aburrimiento de su novio por lejos y no lo entiende. ¿Estar con él le aburría o solo era la tarea?

—¿Te aburro yo? —le pregunta.

Entonces Rodrigo lo mira.

—Nunca me aburres Iván, solo no tengo ganas de hacer esta mierda de tarea…

El pelinegro ríe al oír el berrinche, estira su mano hasta dar con la del castaño y la acaricia.

—Si me ayudas a terminarla.. Quizás iré a la fiesta a la que me habías invitado.

Rodrigo se queda en silencio.

—Rodrigo... —advierte por última vez.

—No te veo escribiendo Iván. Vamos, escribe.

Solo así el castaño se digna a ponerse a trabajar e Iván sonríe porque aún puede mantenerlo bajo control. Y aunque sabe que no quiere ir a dicha fiesta, tiene que arriesgarse en ocasiones.

• • •

Un poco mas de brillo labial y una ultima mirada al espejo es lo que necesita Iván para bajar y esperar a que su padre le lleve a la dichosa fiesta. Sabía que era en casa de alguien de la escuela que jamás habían sido amigos, solo compañeros. Suponía que Rodrigo ya estaría allí y no quería hacerlo esperar mucho.

El trayecto con su padre fue silencioso y rápido. Antes de bajarse del coche le dedico unas palabras para asegurarle que se quedara tranquilo, que nada le sucedería. Al menos nada que el quisiera.