CAPÍTULO 7

7.3K 535 683
                                    

La hora de ir a casa llego y los alumnos juntaban desesperadamente sus cosas. Aún más Iván, se sentía muy raro y quería llegar ya a su casa.

Al salir del aula apresurado choco con quien no quería ni ver en pintura. Para su desgracia eso era imposible, ya que eran compañeros.

—Fíjate por donde vas. —le oyó decir a Rodrigo con su voz prepotente.

Subió la vista para encararlo.

—Fíjate tú, que te metes en mi camino.

Rodrigo alzó una ceja divertido y se acercó a él. Iván se puso nervioso.

—Pero si eres tú el que me ha chocado.

—Pu-pues... ¡fue tu culpa, no mía!

Al castaño le tocó rodar los ojos.

—Como sea, deja de chocarme zorrita.

Esta vez Iván rió, no se podía creer que se lo dijese a el cuando hace un rato el estaba haciendo cosas indebidas con una verdadera zorra.

—Zorrita será con él que te metes querido, no utilices ese insulto por qué a una persona decente como yo, no le queda.

Rodrigo se encogió de hombros.

—No me meto con zorras, no sé de qué hablas.

—Ah, mira tú, no solo te basta follar en el instituto, si no que también me faltas el respeto con tu cinismo. Eres un descarado. —camino con el rostro rojo hacia la salida, con un castaño siguiendole.

—¿Como sabés eso? Bueno, no me interesa, pero si llegas a de-

Iván se giro furioso, zafándose de su agarre.

—Si llego a decirlo ¿Qué me harás? ¿Ah? No eres nadie para venir a amenazarme, si quiero abrir mi boca lo hago ¿y qué?

Rodrigo miro de un lado a otro verificando que no pasase nadie por aquel rincón y con fuerza arrastro a Iván hacia un callejón, tomándolo con fuerza de la muñeca mientras que el otro trataba de separarse.

—Me importa una jodida mierda.

El castaño le empujó hacia una pared y lloriqueo de dolor. No estaba acostumbrado a que le tratasen así.

—Mira Iván... —empezó Rodrigo. –Trato de ser una persona pacífica, de verdad que trato de serlo. Pero si no paras con tu actitud de joderme los huevos a cada segundo te voy a... —apretó los puños, molesto. –Ya sabes lo que te voy a hacer.

—No te tengo miedo. —le retó.

—¿Y eso de que te sirve? Eres un inútil, te puedo romper los huesos de la mano sin el menor esfuerzo. Te lo digo en serio... —se acercó y lo acorraló, Iván se sintió pequeño a su lado a pesar de la diferencia de altura a su favor. –Deja de joderme.

El pelinegro estaba muy confundido, la fragancia que desprendía Rodrigo de repente le pareció muy deliciosa. Quizás y solo quizás, Rodrigo de cerca no era tan feo.

—¿Por qué me miras los labios? ¿Quieres un beso o qué? —le preguntó, brusco.

—Prefiero que me bese Robleis a que me beses tu.

Robleis era conocido por andar siempre detrás de Iván, este último no le quería siquiera ver de tantas insinuaciones.

Pero en realidad si quería recibir un beso de esos labios rosados que parecían tan suaves, según su subconsciencia.

—Umj, como digas. —el pelinegro se sobresaltó al sentir algo que le acariciaba el cuello, era el dedo de Rodrigo que lo delineaba desde su clavícula hasta su oreja. Su piel se estremeció y volvió a sentirse raro. –¿Te ha quedado en claro todo, verdad? Porque no tengo todo el día.

𝗽𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 ( ✓ )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora