XIV

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En serio. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que nacer mujer? ¿Por qué tenía que tener la jodida menstruación? No puedo levantarme. Dios, si me levanto se va a ver todo mi pantalón manchado. Por esto siempre visto de negro. Sin embargo, se me han roto unos de lo tan gastados que estaban, y eran mi par favorito, así que fui a la tienda con Stella e Ifza, las presenté, e hicieron buenas migas a decir verdad. Al rato se nos unió Delilah. El drama empezó cuando encontré el mismo modelo, no obstante, ese no fue el problema. Fue lo que pasó después.

—¿No quedan de color negro? —le pregunté a la dependienta.

—No... Estamos de liquidación por final de temporada —me explicó.

—Pero...

—Pero aún tienes de color blanco, azul claro o oscuro, incluso rojo.

—Pero no negro.

—No... —me miró con dulzura.

Mis dos amigas de la universidad me animaron a probarme varios tipos de pantalones. Me probé unos pitillo, pero Delilah remarcó que me hacía demasiado grande el culo, y lo cierto es que ya de por sí tengo, así que lo eliminé de las posibilidades. Probamos unos más anchos pero se me ajustaban demasiado a la cintura y casi no me dejaban respirar.

—¿Sabes que hay unos ejercicios en internet para tener una cintura más marcada y delgada? Ya te enviaré el video, así esos pantalones te quedarían genial —dijo con una sonrisa.

Finalmente, compré un poco a regañadientes el pantalón azul que era el mismo modelo que yo tenía. Así me aseguraba que al menos se me agarraba donde tenía que hacerlo. Delilah se pasó lo que quedó de mañana mirando el móvil con cara de aburrida. Al pagar no había podido evitar pensar en cómo Willow se emocionaría al verme con algo de color, aunque fuese el azul oscuro más apagado del mundo.

Y, como bien predije, hoy casi le ha dado un patatús al verme salir de casa.

—¿Estoy muerta? ¿Estoy viendo lo que estoy viendo?

Ryker, que he descubierto que ama los cotilleos aunque lo niegue, ha salido del baño casi corriendo mientras se lavaba los dientes. Ha ladeado la cabeza, fruncido el ceño y después ha asentido antes de volver al cuarto de baño.

—Son solamente unos pantalones azules oscuros. No es tanto drama.

—Es color —recalcó mi amiga.

—Muy a mi pesar... Sí. Lo es.

Willow no ha podido evitar abrazarme, ha sido como ponerle un rayo de esperanza en su mente. Con ella se ha terminado lo de solo abrazarme si yo lo hago, hemos avanzado bastante en ese aspecto. Es extrañamente reconfortante saber que una persona sí puede cambiar si se lo propone. Vas dando pasitos de hormiga, pero al menos caminas.

Y ahora mismo me estoy cagando en mi existencia. Una vez que estreno algo, y me tiene que bajar la regla. Y no solamente un poco, siento que estoy completamente mojada. Espero a que todo el mundo salga del aula, pero cojo el brazo de Paul antes de que se levante.

—¿Tienes algo para que me pueda cubrir el trasero?

—Definitivamente no me esperaba que me preguntaran eso hoy —dice, sorprendido—. ¿Por?

—Me ha... bajado la regla.

—Putada.

—Dímelo a mí.

—Y a mí.

Espera. Me quedo unos segundos intentando recalcular. Miro a Paul, con su barba de un día y su pelo tremendamente rizado. Él me devuelve la mirada y sonríe asintiendo la cabeza, respondiendo a la vez la pregunta silenciosa.

Cállame con besos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora