¿Que cuánto rato llevo lavando este plato? Quizás unos cinco minutos seguidos. Estoy ocupándome las manos y la cabeza con lo que sea para no pensar en que hoy vuelve Darren, y que definitivamente estoy nerviosa. Así que lavo la suciedad que ni de lejos existe en la cerámica y vuelvo a repasar todos los cubiertos. Ryker hace un comentario sobre mi obsesión por la limpieza, y yo le saco el dedo, a lo que él me lo saca de vuelta y se va con su plato de ensalada entre las manos. Cualquiera lo idolatraría por mantener una dieta sana y equilibrada. Sin embargo, todos sabemos que es porque la cocina no es lo suyo.
Cuando me doy por vencida, decido que quizás la mejor opción sea quitarle el polvo a las estanterías del salón, o cualquier cosa. Me seco las manos y voy hacia la puerta de la cocina, al abrirla unos brazos me rodean por sorpresa. Por unos instantes me quedo quieta, sin reaccionar ante el contacto. No obstante, mis neuronas parecen conectarse y no puedo evitar sonreír. Le devuelvo el abrazo a Darren, quien parece que me va a ahogar. No me importa lo más mínimo. Empieza a caminar y cierra la puerta de la cocina con una mano, sin dejar de pegarme a él. Nos quedamos completamente solos en esta habitación y mi cuerpo se está dando cuenta de toda su presencia. Su cuerpo rodeando el mío, su respiración cerca de mi mejilla. ¿A él también se le eriza la piel?
Con una mano me sujeta la cabeza, y con la otra la parte baja de mi espalda, uniéndome a él de todas las formas posibles. Y, como si quedara aún un poco de espacio, lo aprieto más a mí. Joder, cuánto necesitaba este abrazo. Cuánto lo necesitaba a él. Por primera vez, ese pensamiento no me asusta. Admitirlo no me asusta.
—¿Por qué siento que llevo una eternidad sin verte? —susurra en mi oído, y su voz impacta en mí de una forma en la que no estoy para nada acostumbrada.
—Solo han sido tres semanas —susurro de vuelta.
—Demasiado tiempo para mi gusto —vuelve a susurrar.
Creo que si no fuera por el ruido de la televisión del comedor, Darren podría escuchar los latidos acelerados de mi corazón. Debería separarme, poner distancia. Mas no importa cuantas veces me lo diga a mí misma, no lo hago.
Un minuto entero después, acuna mi cara entre sus manos y veo esos ojos miel dulces y tranquilos. Lo único que logro hacer es sonreír.
—¿Qué tal el viaje en avión? —le pregunto después de intentar buscar algún tema de conversación.
—Largo, pero vale la pena.
Se crea un espacio entre nosotros cuando me apoyo en los cajones de la cocina y me cruzo de brazos, él pone las manos en los bolsillos y me mira de arriba a abajo, como si en tres semanas pudiera haber crecido o algo.
—¿Qué miras? Sigo igual —entrecierro los ojos.
La puerta de la cocina se abre y entra Ryker a por un vaso de agua y una bolsa de patatas.
—Chicos, reunión del piso en dos minutos en el comedor. Willow quiere comentar algo.
—Ahora vamos —dice Darren antes de que yo pueda responder.
Nos sentamos en el sofá y Willow nos mira emocionada cuando yo casi me acurruco con mi amigo pelirrojo. Ryker ocupa el sillón individual y mi amiga nos mira de pie.
—He estado pensando.
—Miedo me das —suelta Ryker.
—Déjala hablar, pesado —ataco, y la miro después—. Sigue.
—Gracias —sonríe—. A ver, lo pensé en su momento pero nunca lo dije porque no sabía qué días os ibais. Y ahora estamos todos juntitos...
—Sí...
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Cállame con besos [COMPLETA]
Teen Fiction¿Seguir las normas y lo establecido? Esa ha sido la vida de Brielle durante todos estos años. Ahora llega la universidad, una mudanza, gente nueva y decisiones propias. Brie tiene cientos de gritos en su interior que quiere soltar, pues lleva tant...