Llegados a este punto quizás me he vuelto a hacer la coleta como mínimo unas nueve veces. Empiezo a pensar que quizás ese sea mi número. Me desespero delante del espejo y pego un grito. Ryker es el primero que aparece por la puerta.
—Estoy empezando a creer que tienes problemas de ira.
Tendría sentido a decir verdad. Apoyo mis manos en la encimera del baño y respiro. Solamente son los nervios que me carcomen por dentro, la sensación de que algo va a salir mal y que no puedo hacer nada para evitarlo. Después de una semana en la que se podría decir que mi vida ha girado en torno a verme todas las películas de Cómo entrenar a tu dragón sin parar, y a escuchar a Lana del Rey, hoy empiezo la universidad oficialmente. Mi madre ya me dio ayer, domingo, buena suerte.
—Perdón —suelto sin aire.
—¿Puedo probar algo? —susurra Willow delicadamente con una sonrisa, apareciendo en el baño.
Asiento con la cabeza y me siento en el váter con la tapa bajada, ella se pone detrás de mí y empieza a peinarme el pelo. Se me hace extraño, y de normal no permitiría que me ayudaran, seguiría intentándolo hasta que me saliera. Así es cómo siempre lo he hecho. Probar y probar hasta que me salga el resultado que deseo.
—Es que no entiendo por qué cojones no me sale hacer una maldita coleta.
Si es que antes me las hacía casi cada día.
—Estás claramente estresada —dice empezando a tocarme el pelo con delicadeza.
Lo cierto es que los nervios me han ganado, aun así, hay algo en el tacto suave de Willow que hace que mi frente deje de tener arrugas.
—No me digas —digo sarcásticamente.
Aunque lo he dicho con un mal tono sin querer, sé que Willow sigue sonriendo. Espero que sepa que no es porque me cae mal, al contrario, solo que en estas situaciones me vuelvo un saco de rabia e ira incontrolable.
—Perdón.
—Tranquila —susurra—. Cierra los ojos y escúchame bien. Ryker, cierra la puerta al salir, tenemos que tener una charla de chicas.
Sé que seguramente el chico pelinegro ha puesto los ojos en blanco, me parece impresionante cómo ya parece que he captado la forma de ser de cada uno de mis compañeros. Sin embargo, aún me falta mucha cosa que descubrir de ellos. Escucho la puerta cerrarse y Willow sigue concentrada en mi pelo.
—Es normal estar nerviosa, estresada y ansiosa. Es tu primer día de universidad, obviamente estás reaccionando así.
—No lo entiendes Willow...
—Pues explícamelo.
Intento encontrar las palabras, pero no lo logro. Es como si se me quedaran encerradas en la garganta, como si hubiera una barrera que hiciera que no las pudiera sacar. Tengo la voz silenciada. No sé decirlo, no sé contarlo.
—Déjalo —termino diciendo.
—Te voy a decir lo que vas a hacer. Dame la goma de pelo —se la paso y seguidamente continúa hablando—. Vas a ir a esa clase, vas a entrar con la cabeza bien alta. Escoges un asiento, ni muy alejado ni muy cerca. Y a la persona que se siente a tu lado, cuando el profesor diga algo, le preguntas alguna tontería. Haces un comentario, lo que sea.
—¿Y cómo sé si digo lo correcto?
—Lo sabrás, Brie.
No estoy muy segura de eso.
—Se me hace extraño que me llames Brie.
—Siempre puedo dejar de hacerlo si me lo pides.
—No. Déjalo. Me gusta.
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Cállame con besos [COMPLETA]
Teen Fiction¿Seguir las normas y lo establecido? Esa ha sido la vida de Brielle durante todos estos años. Ahora llega la universidad, una mudanza, gente nueva y decisiones propias. Brie tiene cientos de gritos en su interior que quiere soltar, pues lleva tant...