Aquella mañana todo parecía normal, a excepción de aquel apretón en el pecho que no lograba dejarte tranquila y que cada cierto tiempo sentías un tirón en el interior, más creías que solo era algo pasajero y querías dejarlo pasar, siguiendo con tu día como normalmente lo harías.
A excepción aquella llamada en la tarde, sin esperar el remitente y pensando si era buena idea contestar debido que se trataba de un número desconocido.
—¿Bueno?—Decidiste contestar, esperando la línea.
—Oh mi dios, me alegra que haya contestado por fin. ¿Usted conoce a Daniel? Uh, sí, Daniel.
Frunciste el ceño.—Sí, ¿Qué sucede con él?
—No sé cómo decir esto... P-pero tuvo un accidente. La ambulancia se lo acaba de llevar, n-nadie contestaba por más que marqué a todo los números, ¿Eres cercana a él?
El celular resbaló de tu mano pero alcanzaste a sujetarlo antes de que pudiera caer por completo al suelo. ¿Acaso escuchaste bien? ¿Se trataba del mismo Daniel que a tu mente llegaba? Las palabras no salían de tus labios, ningún ruido provenía de tí hasta que volvieron hablar.
—¿Bueno? ¿Sigue ahí?
—S-sí, aquí estoy. ¿A dónde lo llevaron? ¿Qué fue lo que pasó?—Corriste directo a la habitación, agarrando el primer suéter que encontraste y tu bolsa más cercana, asegurándote que estuvieran tus cosas antes de salir de tu departamento.
—Le pasaré la dirección por mensaje y allá puedo contarle lo que sucedió, hasta donde yo alcancé a ver, ¿Entendido?
No te hiciste esperar, tomaste el primer taxi que pasó y le enseñaste la dirección que había sido enviada por mensaje. Tus pies se movían con impaciencia y sentías que toda la ciudad iba demasiado lento para tu gusto, por lo que en cuanto el taxi tocó el hospital y pudiste darle el dinero del viaje, saliste de ahí con prisa hacía recepción.
—Buenas tardes, estoy buscando a un hombre que acaba de ingresar de nombre Daniel.—Hablaste, asustado a la recepcionista.
—Hace un par de minutos que pasó por aquí y los paramédicos se están encargando de atenderlo y hacer un diagnóstico. Sufrió un accidente, aún no sabemos bien los hechos ya que recién están declarando los testigos, por ahora puede llenarme esta tabla con sus datos y los de él, ¿Qué parentesco tiene con el señor Daniel?
Te quedaste en blanco, ¿Cuál era su situación sentimental? Habían terminado en buenos términos, solo se trataba de una separación que habían creído conveniente.
—S-soy su novia.—Afirmaste, agarrando la tabla y la pluma entre sus manos.
Asintió, para luego señalar a las sillas de enfrente.—Puede llenar la información por allá y traerla cuando termine, en cuánto se tenga información se le notificará.
Te alejaste con un leve asentimiento y tomaste asiento, llenando en silencio todos los campos que sabías. No tomó mucho tiempo cuando terminaste y dejaste la tabla, percatandote de una muchacha que se veía afligida a un lado, llamando tu atención la sangre en sus manos.
—Aquí está.
La enfermera sonrió.—Cuando tenga informes del señor Daniel se lo haré llegar, mientras puede tomar asiento.
La muchacha volteó al escuchar el nombre, mirándote fijamente.—¿Eres la persona con quién hablé? ¿La que contestó por el accidente de Daniel?
—Sí, acabo de llegar. ¿Sabes qué fue lo que ocurrió? ¿Lo viste?—Te acercaste a ella, tratando de obtener información de lo ocurrido, sintiendo una desesperación formarse alrededor de tu cuerpo.