El día no podía empeorar a esas alturas, pero mientras caminaba regreso al departamento que compartían la vida parecía demostrarle que sí podía. Como si todo lo transcurrido en el día no hubiera sido suficiente, un automóvil pasó a su costado demasiado rápido, salpicando a sus pies el charco que se encontraba en la avenida.
Quería llorar, a esas alturas si no fuera porque había muchas personas pasando y porque no le gustaba mostrar alguna debilidad en público decidió tragarse el nudo en su garganta y apurar su paso para llegar al departamento y solo refugiarse ahí.
Se detuvo en una de las esquinas esperando a que el semáforo peatonal se pusiera en verde para poder avanzar, pero le llamó la atención un colorido puesto de flores donde varias personas se acercaban a preguntar; era 14 de febrero, día de San Valentín y todos estaban locos consiguiendo regalos de último momento antes de llegar con su persona especial.
Para él no era la excepción, excepto que fue despedido injustamente de su trabajo, todas sus propinas las había perdido y se había ido caminando pensando que por lo menos podría ahorrar de lo poco que aún disponía en su bolsillo. Pero se sentía mal al no llevar nada al departamento, se había matado con horas extras y sus propinas como para que su jefe lo privara de su paga hasta en los próximos días y comprar inclusive solo una rosa parecía demasiado cara en esos momentos. Sacó su billetera para asegurarse del dinero que disponía, y con una mueca volteó hacía el puesto sin poder observar o escuchar de los precios que disponía cada detalle. No perdía nada con ir a preguntar, por lo que dando un par de pasos se acercó lo suficiente y saludó a la señora encargada de ahí.
—Buenas tardes, ¿Qué precio tienen las rosas individuales?
—Cincuenta pesos la rosa, ¿Gusta que le envuelva una?—La señora sonrió amigablemente, señalando el lugar donde disponía de todas las rosas.
Tragó en seco, ¿Acaso esa era su suerte de aquel día? No podía creer que ni una sola rosa pudiera completar, asintió apenado y trató de observar algo que estuviera con mayor sencillez y posiblemente un precio más bajo.
—¿Alguna chica esperando por ti?—La señora cuestionó, tratando de aligerar el ambiente.
Asintió.—Sí, no he podido hablar con ella en todo el día por mi trabajo y ahora solo quiero llegar, pero no parece apropiado hacerlo con las manos vacías.
Las ventas aquel día habían sido demasiado elevadas, le había ido bien y aún había personas interesadas por los arreglos de flores que disponía. Verlo con un gesto triste por el precio de una rosa le hizo cuestionar si lo que estaba a punto de hacer estaba bien, pero sentía que era necesario, realmente no le costaba nada y el mismo chico parecía tener un día difícil, lo había estado observando desde que llegó y todo daba malas señales.
Sin decirle nada más, agarró una de las rosas que se encontraban ya listas para su venta y se la tendió en su dirección, esperando a que la tomara.
—¿Qué? N-no, mire yo no...
Lo interrumpió.—Míralo como algo positivo en tu día, siempre digo que la intención es lo que cuenta y con el simple hecho de tratar de ir con ella y pasar lo que queda del día es más que una visita, ya es un gesto. Entiendo el no querer ir con las manos vacías, por lo que te regalo este detalle, irá por mi cuenta.—Sonrió.
—Pero no tiene una razón para hacerlo, yo no quise dar esa impresión...—El rubor ya cubría sus mejillas, apenado por la situación.
—Simplemente ve con ella y disfruta de lo que resta del día, no te preocupes por nada más.
Sin saber que más decir y con los ojos llororos, agradeció tanto como pudo antes de cruzar la avenida cuando el semáforo peatonal se puso en verde, apresurando su paso para llegar más pronto al departamento y cuidando de que la rosa no sufriera ningún daño.
No pudo dar un solo paso dentro cuando te aferraste a su cuerpo, envolviéndolo entre tus brazos y ocultando tu rostro contra su cuello; por suerte pudo apartar la rosa antes de que pudiera ser aplastada entre sus cuerpos, envolviendo por inercia su brazo libre alrededor de tu cintura.
—Te extrañé mucho, pensé que vendrías más temprano.—Murmuraste contra su piel con un puchero, aún apretándolo entre tus brazos.
Soltó una leve carcajada y recargó sus labios contra su cabellera, cerrando los ojos.—Si te contara todo lo que pasé por hoy. Mi intención era venir temprano, pero no contaba con todo ello.
—¿Qué pasó? Oh por dios, estás empapado de los pies, eso te provocará que te enfermes, ¿Recuerdas lo enfermizo que eres? Ya es suerte que hayas durado un par de semanas sin ningún síntoma.—Regañaste al por fin percatarte de su estado y te alejaste.—Ve a cambiarte mientras caliento la cena, así nos relajamos los dos, ¿Te parece?
Con un puchero asintió, tendiendo la rosa en tu dirección.—Sé que no es mucho, en mis planes estaba poder regalarte mucho más que esto, metí tiempo extra en el restaurante y las propinas de hoy fueron muy buenas, pero quién me iba a cubrir nunca llegó y yo tenía el apuro de salir; había acordado con mi jefe que si conseguía alguien que me cubriera me dejaría ir, e inclusive ese día temprano me dijo que independientemente me iba a dejar ir temprano, pero no fue así. Tuve un incidente con una señora, digamos que me hizo sentir incómodo cuando intentó acercarse demás y yo le pedí que se retirara, se armó un alboroto hasta los oídos de mi jefe y me dejó mal parado frente a todos aún y cuando mis compañeras y otras dos personas vieron como sucedieron las cosas. Se alargó tanto que ya había pasado la hora de mi salida y cuando quise irme me dijo que si pasaba por esa puerta entonces me despediría, estaba harto con todo y de todas maneras iba a dejar el trabajo por lo que salí de ahí demasiado enojado, además de privarme de mis propinas porque se supone que debo de compartirlas cuando esa política nunca la implementó en el restaurante, y que mi liquidación estaría hasta la próxima semana cuando se supone que hoy es día de paga. Viniendo un auto me salpicó todo y le dí tanta lástima a una señora que vende flores en una esquina como para que me regalara esta para poder dártela porque no me alcanza ni para una simple flor y por lo mismo me vine caminando desde el restaurante y...—Se cortó cuando se dió cuenta que sacó todo lo que tenía en su interior, dándose cuenta de sus mejillas empapadas y como la mano donde la rosa se encontraba temblaba ligeramente.
Te quedaste pasmada ante todo lo dicho, acunando su rostro entre tus manos después de quitarle la rosa y sonreír en agradecimiento. En cuanto sintió tu toque fue suficiente para abrazarte y hundirse entre el hueco de tu cuello y hombro, sacando la frustración que había estado acumulando durante todo el día e inclusive días atrás cuando ya no encontraba un equilibrio entre sus actividades.
—Está bien, amor. No te tienes que preocupar por nada que no seas tú mismo, entiendo tus razones y lo último que quiero es que estés preocupándote por cosas que pueden esperar. Yo estaré bien si tú lo estás, no necesito nada más; no necesito un solo detalle porque me basta con verte, no quiero que pienses lo contrario.
—P-pero es S-san Valentín.
—Y eso es lo de menos, podemos celebrar más fechas juntos, ni siquiera tenemos que esperar una para dar y recibir algún detalle.—Besaste su frente y seguiste acunando su rostro entre sus manos.—Solo quiero que estés bien, es todo lo que necesito para estar bien.
Y abrazados en esa posición, esperaste a que pudiera calmarse para luego mandarlo a cambiarse y así seguir con una tranquila cena, solo pensando en el presente y en estar bien consigo mismos. Y con el vino recorriendo su sistema, fueron a dormir en espera de que al día siguiente fuera mejor que el anterior.
![](https://img.wattpad.com/cover/333216963-288-k838569.jpg)