Chapter Four

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"Traición"

"Tu amor desleal es el único engaño en el que creo"

—¿Que sucede, Usagi? —Cuestiono Azumi con algo de prisa.

—Chishiya pidió que fueras con Alice, como sabes usar armas. Quizá puedas ayudar si es necesario—.

Mintió, claramente.

Usagi sospechaba sobre las intenciones del chico, pero una parte de ella creía estar desconfiando demasiado. Pero por si ocurría algo, Azumi también saldría afectada.

—Ah... Bueno. Claro que podría ayudar, pero vamos rápido.—Sujeto su cabello, y finalmente, empezó a correr hacia la habitación. Pasaban muchas personas de lado de ella, felizmente no se percataron de su presencia o no le prestaron la debida atención, sus pasos resonaban en cada pasillo, llenándola de miedo pero continuando con su camino. Hasta que por fin, llegó a la suite.

—Alice, soy yo. —. Dijo entre susurros, llevando su mirada a cada pasillo cerca.

—Entra. —. Respondió

Cumplió la orden. Al entrar, no evito mirar cada rincón del lugar. Pero su análisis fue interrumpido por un mal presentimiento que llegó a ella, pero claro, fue ignorado.

—¿Ya pusiste el código?

Sentía un dolor en su pecho, una punzada en el corazón, como si lo que estaban haciendo acabaría mal.

—Ahora lo haré. Quedate en la puerta. —Siguió la orden. Cerró el gran portón y se recostó sobre este.

La preocupación continuaba. Sin embargo, tenía en mente que Chishiya no se equivocaria. O mejor dicho, no la pondría en riesgo.

Alice ingresó el código de manera rápida. Pero algo estaba mal. Un ruido empezó a resonar por toda la habitación, aturdiendo a ambos jóvenes.

—¿Que sucedió? —Exclamó la chica con preocupación.

Los sonidos que oyeron los hicieron darse cuenta de que estaban perdidos, más que eso. Su muerte ya estaba asegurada.

—No... No sé—Dirigió la radio cerca de sus labios y habló. —¿Chishiya? —Sus gritos se juntaron con los de Azumi, los cuales llegaron a los oídos del chico de cabello grisaseo.

Fue casi de inmediato cuando la puerta se abrió de manera repentina, tirando al suelo a Azumi. Todos los militares habían ingresado a la habitación, incluso Chishiya.

—¿Que tenemos aquí? —Niragi ingresó con la mirada puesta en la chica. El tono de su voz era pesada y rígida, la mujer tuvo miedo de responder a su pregunta, ahora ella era una amenaza, y debían eliminarla

Todo el cuerpo de Azumi ardía en este momento, el piso áspero raspo sus manos y rodillas, dejando pequeños sangrados que manchaban la alfombra que estaba a unos pocos centímetros.

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