COLOR SOL

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Así transcurrieron los días, la relación con su caballero de un solo ojo se tornó un tanto rara a raíz de aquella conversación, o más bien, confesión que la albina le había hecho, las cosas no salieron muy bien para ella.

Sentada frente al gran ventanal de su habitación viendo el hermoso paisaje que le daba la ciudad del reino, se encontraba suspire y suspire, pensando ¿que podía hacer para conquistar a esa terca hada disfrazada de humano que le estaba robando el corazón?

Sabía que eran destinados, ella lo sentía, lo sintió cuando lo vio en la pelea de Vaizel y desde que regreso al reino y volvió a verlo, lo sabía desde pequeña, que en aquella época no quería despegarse de él ni un solo momento, aunque en ese momento era una pequeña con un cariño inocente.

Lunala tenía muchas cosas que pensar y que sentir sobre su atracción con el hada, ella lo sabía, Gerheade y las demás hadas le habían dado clases y explicado por aquel proceso que pasaban ellos, claro aunque se dudaba que a ella pudiera sucederle algo así por su naturaleza humana, pero por alguna razón era una única descendiente en muchas generaciones que ella lo sentía, ahí estaba, lo estaba sintiendo, y conforme iban pasando más los días se convencía cada vez mas de que se estaba enamorando de él.

A sus casi quince años, estaba experimentando su primer amor, estaba ilusionada, pero también se sentía un poco triste, y más que eso, molesta porque Helbram la ignoraba y se hacia el tonto diciendo que no sentía nada o se reusaba a sentirlo.

Pero ¿Porque hacerse el disimulado? ella sabía que él también lo sentía, es como dicen las hadas, "es lógica de atracción", si uno lo siente, el otro también, eso quiere decir que si ella sabe detectar su aroma, obviamente y a la fuerza Helbram tambien lo sentiria.

Ahora, la albina pensaba en dos posibilidades de lo que pudiera estar sucediendo con el hada: numero 1. Se estaba haciendo el tonto y 2. Era muy bruto para captar la directa de que tenía a su hilo rojo frente a ella, si era el segundo caso, entonces tendría que esforzarse más para que el peliverde terminara de aceptar sus sentimientos.

Pero ¿Y se estaba reusando a su naturaleza? Eso no podía ser, entonces Lunala se sentiría muy triste, porque sabía que la química de la atracción podría sentirla ambos, pero uno podría negarse a estar con su destinado por más que su cuerpo sintiera lo contrario.

A veces la mente puede más que lo físico ¿Qué haría si eso sucediera? no podría soportarlo, tenía que hacer algo para saber si Helbram sentía aunque algo pequeño por ella, una pequeña luz de esperanza, porque por más que le diera grandes indicios la albina, el Caballero de un solo ojo se portaba indiferente con ella.

FLASH BACK

Lunala: Empiezo a dudar que eres un Hada.

Helbram: Por supuesto que lo soy, ni que fuera humano - Respondió ofendido.

Lunala: Entonces ¿Cómo es que no puedes percibir mi aroma?

Helbram: Por qué no lo siento, además ¿Porque debería de sentirlo?

Lunala: Porque somos destinados.

Helbram: ¿Destinados? ¿Estás loca?

Lunala: Por supuesto que no, es, es algo natural de las hadas.

Helbram: De las hadas has dicho, y aunque tú tengas ascendencia hada, es imposible que sientas ese ritual que es exclusivo de las otras razas, deja de fantasear con tonterías y mejor regresemos a las inmediaciones de las murallas que se hace tarde.

FIN DE FLASH BACK

Desde ese día, Helbram se volvio un poco mas distante, era como si le rehuyera ¿Por qué no quería aceptarlo? ella sentía que si se sentía atraído por ella, lo podía notar por su expresión corporal, se encelaba cuando alguien del género masculino intentaba acercársele, se ponía nervioso con su presencia y su cercania y más cuando ella le decía cosas declarándosele y ni así caía en sus redes, suspirando profundamente viendo el horizonte.

""TU CALIDO CORAZON""Donde viven las historias. Descúbrelo ahora