𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 | 𝙳𝚊𝚖𝚘𝚗 𝚂𝚊𝚕𝚟𝚊𝚝𝚘𝚛𝚎

Six

Era la primera vez desde que me fui de viaje con los vampiros que había dormido bien. Luego de que Damon me sacará del hospital me llevo a la casa Gilbert, había visto a mi hermano y Jenna pero al ver mi estado solo dijeron que vaya a descansar.

Como si les fuera hacer caso.

La alarma sonaba por toda mi habitación indicándome que ya era hora de despertar, a regañadientes lo hice. Con sumo cuidado iba moviéndome, la herida era resiente y todavía dolía. Fui directo al baño a alistarme y una vez que estaba bien, agarre mi bolso. Al lado de el pude ver mis dagas, no las había limpiado desde que mate a ese estudiante. Su sangre seguía ahí, seca y no pude evitar pensar en toda la sangre que esas dagas había tenido. Sin duda yo era la definición de monstruo. Me aleje de las dagas y seguí mi camino, ya no las quería tener ni cerca.

Pero al intentar abrir la puerta estaba trabada, forcejee para abrir pero no lo hacia. Tire el bolso a un lado y empece a llamar a Jack y a Jenna. Luego de mis gritos, ambos adultos abrieron la puerta.

—No pude abrir.

—Lo sabemos— habla Jack tranquilo tomando un sorbo de su café— Nosotros te encerramos.

—¿Que?

—Brooke, te conocemos y sabemos que irías así como estas a la escuela.

—Jenna...

—Elena estará bien. Esta Caroline y Bonnie, la pueden cuidar. A demás Stefan no le hará daño, Klaus lo hipnotizo para que la cuidara.

—¿Así que pretenden encerrarme en mi habitación?

—Hasta que esa herida se cure.

—Increíble.

—Te traeremos el desayuno.

Ambos salieron de la habitación sin antes cerrar la puerta con llave. En otra circunstancia saldría por la ventana pero en el estado que estoy no podría.

Me resigne y me tire a mi cama esperando el desayuno, cuando me lo dieron se fueron.

Pase todo el día en mi habitación, caminando por las paredes, sola con mis pensamientos. Ver las dagas arriba de mi escritorio se me revolvía el estomago, las muertes de esas personas pasan por mi cabeza. No recordaba a todas, ya que mate desde que tenia 13 años pero la culpa me carcomía.

La música me había ayudado a dejar de pensar pero luego de un rato dejo de hacerlo.

Salte de la cama y fui directo a la puerta para comenzar a golpear.

—¡Jack! ¡Jenna! ¡déjenme salir!— hablo mientras intento abrirla— ¡Por favor!

Sonaba desesperada y la verdad lo estaba. No quería pasar ni un segundo ahí, sola, con mis pensamientos pero a pesar de mis insistencias nadie abrió. Me deslizo contra la pared y no puede evitar que mis lagrimas salieran, necesitaba salir de aquí.

Por mi mente paso la posibilidad de llamar a alguien, pero gracias a Klaus mi teléfono estaba destruido. Y de repente como si fuera un milagro escucho un teléfono sonar. Me levanto lentamente y empiezo a buscarlo desesperada, cuando lo encuentro, dentro de mi bolso, contesto rápidamente que no note quien me llamaba.

—¿Hola?

—Ricitos— suspiro al escuchar a Damon— Noto tu mal humor.

—¿Cómo es que tengo teléfono?

—Es un regalo de cumpleaños atrasado— escucho al vampiro del otro lado.

—¿Para que me llamaste?

—Jack me dijo sobre tu encierro— frunzo el ceño al escuchar que mi hermano le habla a un vampiro y mas sobre mi— Lo cual apoyo totalmente.

—Es ridículo.