La sed de venganza de un hombre con poca fe.
Salí de la ducha, me dirigí hacia el espejo y me detuve allí, contemplando mi flamante tatuaje. El seudónimo que mi padre me había otorgado hace tiempo cubría todo mi pecho.
— Una vez más, sopa de pollo —me quejé, observando a mi padre con los brazos cruzados.
— Que tengas un espléndido amanecer, igualmente, Herzchen*.
—Vater* — suspiré con pesar ante su llamado, lamentando mi falta de educación—. Me disculpo, pero bien sabes que la carne de cerdo provoca un revuelo en mi estómago.
— No se servirá jamón ibérico en esta casa mientras continúes frecuentando a esos amigos tuyos —me espetó con asombro, examinando minuciosamente mi atuendo y valorando su calidad con un simple vistazo.
Rehusé participar en su juego Acomodé mi chaqueta de piel y me encaminé hasta la salida.
— Regresaré antes de medianoche —prometí, cerrando la puerta tras de mí.
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Los potentes motores de las motocicletas comenzaron a rugir sin descanso. La carrera estaba a punto de comenzar y mis bolsillos estaban vacíos después de haber dejado una gran cantidad de dinero en la mesa del equipo contrario.
El corredor por el que había apostado mi quincena se dirigió con confianza hacia su vehículo de dos ruedas. Rápidamente se puso el casco y se sentó en el asiento de su motocicleta. Mis mejores amigos, SeokJin y NamJoon, se colocaron a mis espaldas.
— ¿Has vuelto a apostar más de diez mil por el aprendiz?
—Hay que tener fe y ser leal en las pequeñas cosas —respondí de inmediato.
El disparo final en el carril de salida captó la atención de toda la audiencia. Ambos contendientes huyeron y los nervios comenzaron a aflorar en mi cuerpo. Mis manos temblaban y el calor ascendía por mi espalda.
La nube de polvo levantada por la gran cantidad de tierra en el camino dificultaba nuestra visión. Después de unos minutos, los corredores se acercaban a la meta, y a lo lejos se podían distinguir las dos luces blancas que iluminaban el sendero. Cuando uno de ellos aceleró, la rueda delantera de la motocicleta quedó atrapada en el barro. El conductor cayó hacia su lado izquierdo y su oponente aprovechó la situación, tomando ventaja.
Observé el tono del casco y distinguí el gris real del oponente. Suspiré con desánimo, cubriendo mi rostro con ambas manos. SeokJin, como un buen compañero, me dio unas palmadas en la espalda y me susurró palabras de aliento al oído. Por otro lado, NamJoon permaneció de pie, observando la situación. Escondiendo su sonrisa de satisfacción detrás de una expresión de derrota.
— ¿Cuánto apostaste en esta carrera? —cuestioné, encarándolo sin dar un solo paso atrás.
— Suficiente para cubrir el costo del arrendamiento de esta semana —respondió, exhibiendo la sonrisa que ocultaba instantes previos.
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No estaba en mi mejor ánimo, ni siquiera lucía mi mejor aspecto. Mis emociones y gestos delataban la mala noche que había tenido. Además, la discusión con mi padre me había dejado un sabor amargo en la boca durante toda la tarde. Por eso, decidí comprar la cena.
En mis manos llevaba el pollo frito que tanto le gustaba al profesor Park. Desde lejos, pude ver las camionetas negras que custodiaban la ostentosa casa del Señor Gruñón. Saludé a los hombres que estaban afuera y seguí adelante, hasta encontrarme con Jaebum.
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Herr White ➤ kookgi [+21].
FanfictionEN CURSO. ➤Contenido adulto, religioso, vulgar, violencia y narración poco profesional. ➤Uso (en ocasiones) de palabras/adjetivos en alemán. ➤Herr: título de cortesía en alemán, equivalente a "señor". De fenomenales discotecas mariposa hasta la gél...