Vier

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Una segunda oportunidad en la vida del distinguido Herr.




Repentinamente, me había transformado en un torbellino de infortunios y sentimientos. Despreciaba el lecho que me habían destinado para descansar durante las noches. Aborrecía las risas de mis klassenkameraden* y no soportaba el aroma a humedad que emanaba de las paredes que rodeaban mi frágil figura.

Han transcurrido más de doce meses y nadie ha mostrado interés por mí. Según se rumorea, se suponía que en cuestión de semanas podría retomar mi vida, pero sinceramente no me apetece comenzar desde cero. Anhelo estar junto a mi madre y recuperar a mis hermanos perdidos. Tenía el deseo de regresar a Alemania y jugar fußball* con mi padre. Para empeorar las cosas, consideraba que en estos momentos sería una buena idea estar junto al profesor JiMin... lástima que él también se encuentre ausente

—JeonGguk, tienes visita —mencionó una distinguida señora desde la puerta de mi habitación.

— Siento un dolor agudo en mi cabeza, quizás deba posponer mis planes para otro momento —suspiré mientras hundía mi rostro en el duro colchón en el que reposaba.

— Afortunadamente, poseo unas píldoras que te brindarán un alivio inigualable, mi apreciado Herr White —contestó una voz adicional.

Di un rápido giro en menos de dos segundos. El profesor Park me contemplaba con una mirada llena de ternura. Me puse de pie de inmediato y me sumergí en sus brazos. Extrañaba profundamente su dulce fragancia, el calor de su cuerpo y el suave roce de sus labios en mi rostro.

—Has regresado —susurré complacido al enterarme de que no había olvidado su compromiso.

—Nunca te abandonaría, Ggukie —respondió con una sonrisa que iluminó su rostro, haciendo que sus ojos se cerraran y se formaran delicadas arrugas en su hermoso semblante.

—¿Dónde te encontrabas? Todos me informaban que te habías marchado a Mond* —dije con pesar, reflexionando en la posibilidad de que, de ser verídico, nunca más tendría el placer de verlo.

—¿A la Luna? —preguntó con asombro, aunque no tardó mucho en comprender el contexto de mi interrogante—¡He partido en una luna de miel, Ggukie! Ahora soy un hombre casado.

El dulce profesor JiMin presentaba un aspecto diferente. El color de su cabello había cambiado, su piel se tostó ligeramente y en su mano izquierda resplandecía un elegante anillo de oro. Me sentía ofendido, y no precisamente por el hecho de que se hubiera convertido en un platonische Liebe*, sino más bien porque sobrepuso el deseo de un apaño sobre nuestra cálida relación. De la misma manera, mi madre se condenó hasta la muerte y no podía permitir que mi Lehrer* terminara bañado en sangre y lágrimas debido a lo triste que era vivir bajo la dicha de la idolatría.

—Herr, ¿se encuentra usted bien? —mi cuerpo experimentaba convulsiones violentas. Sin previo aviso, la ira ascendió desde mis pies hasta mi cabeza, ya que las palabras de ese falso profeta eran imposibles de olvidar. "Sería más conveniente que admires y te deleites con una exquisita exhibición de maestría."

El cuerpo de mi madre ya no ocupaba el sillón, era el profesor quien había tomado ese cruel lugar. Nunca lo había visto desnudo, pero lo imaginé desde la misma perspectiva en la que vi a mi madre por última vez, sin la fuerza suficiente para liberarse de ese repugnante pedazo de carne.

—Ggukie...

—¿Por qué has llevado a cabo la ceremonia, Gelb? —pregunté sumido en profunda melancolía.

—Mi querido Ggukie —susurró con dulzura—, nuestra unión se debe a un amor profundo y apasionado. En el momento en que dos almas se encuentran cautivadas por la presencia del otro, es inevitable que compartan cada instante de sus vidas.

Aquella falacia me resultaba familiar. Mutter repetía las mismas palabras al intentar justificar por qué distintos caballeros compartían nuestra mesa.

—No permitiré que la tristeza te embargue, mi querido Ggukie —susurró mientras me acomodaba en su regazo, secando con ternura las lágrimas que habían escapado de mis ojos—. Nuestro vínculo permanecerá inalterable, pues he regresado para quedarme eternamente a tu lado, te lo aseguro.

"Y yo no quiero presenciar tu muerte, Gelb, pero te aseguro que siempre velaré por ti, tal y como mi madre me prometió antes de verme partir por la puerta de nuestro humilde hogar —reflexioné, mientras me dejaba llevar."

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Traducción.
1.Klassenkameraden: compañeros de clase.
2. Fußball: el deporte con pelota "fútbol".
3. Mond: Luna
4. Platonische Liebe: amor platónico.
5. Lehrer: profesor.

Herr White ➤ kookgi [+21].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora